Los baúles del retorno saharaui que se quedaron en los campamentos de Tinduf

Campamentos saharauis de Tinduf (Argelia), 20 jun (EFE).- Como todos los refugiados saharauis, Mestehia Jatri utilizó las chapas de zinc que hacen de techo en las casas de los campamentos de Tinduf, Argelia, para construir su baúl del retorno que llenaría de enseres para regresar en 1992 a su Sáhara Occidental natal.

Nunca regresaron, pero mantiene el arca en el patio de aquel anhelo frustrado.

"Cuando nos lo dijeron (que el referendum estaba acordado y cerca de celebrarse) nos alegramos muchísimo y todas las familias empezamos a montar los baúles del retorno. En cada jaima veías uno", cuenta a EFE Mestehia frente al suyo que contenía "aquella felicidad de volver a casa".

Los baúles que las familias mantuvieron representaron durante años en los campamentos el esperado retorno del refugiado y las promesas de independencia pero, al tiempo que la esperanza se alejaba, aumentaron las necesidades de una vida en el exilio. La mayoría tuvo que reciclar las chapas de zinc para volver a fabricar los techos.

"Ocho años después de montar nuestro baúl de retorno lo volvimos a reciclar y ahí están sus chapas", señala el techado de uno sus cuartos Fatimetu Hamed, vecina de Mestehia.

"La ONU nos ha mentido y nos ha dejado aquí como refugiados para siempre", trasmite Fatimetu un sentimiento de frustración.

Refugiados desde hace cuatro décadas

Mestehia nació en 1953 en la villa de Guelta, en el entonces Sáhara español, y hoy reside en Smara, uno de los cinco campamentos levantados en el desierto argelino en 1975 para albergar a quienes huían de la violencia. Su marido murió en la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos en los años 80.

Como todos los campamentos de refugiados, previstos de forma temporal al ser un estatus que se espera transitorio, carece de infraestructuras, de industrias, y sus alrededor de 173.000 habitantes subsisten principalmente por la ayuda humanitaria en un entorno de condiciones climáticas adversas.

El Frente Polisario, movimiento que lucha por la independencia del Sáhara Occidental, gestiona estos campamentos desde Rabuni, un emplazamiento que alberga las instituciones y donde residen los cooperantes internacionales que trabajan en todo el entramado humanitario sin el cuál no podrían sobrevivir.

"Los saharauis son refugiados por una causa política, están aquí porque su tierra está ocupada y porque la ONU todavía no ha cumplido su promesa de resolver su conflicto celebrando el referendo", valora en entrevista con EFE Buhubeini Yahya, presidente de la Media Luna Roja Saharaui, la principal organización humanitaria en los campamentos.

"La situación humanitaria es muy grave y está en un continuo deterioro por la caída de los fondos", apunta Yahya, que enumera los recortes en la canasta básica o el aumento de los niveles de desnutrición y anemia entre mujeres y niños.

Prevé unos meses de alerta roja "si no se incrementan las aportaciones de los países donantes".

El baúl del referendo

Corría el año 1991 cuando Mestehia construyó su baúl poco después del alto el fuego que dio una tregua a 15 años de guerra, desde que España se retirara en 1975 de su antigua colonia y Marruecos entrara a controlar el territorio que hoy mantiene bajo su dominio.

El 26 de enero de 1992 fue la fecha establecida para celebrar un referendo de autodeterminación, eternamente pospuesto.

La convocatoria fue suspendida por las discrepancias entre las partes -Frente Polisario y Marruecos- sobre el censo y las listas de personas elegibles para votar. Pese a los intentos de la ONU y su misión establecida para organizar y supervisar el voto (MINURSO), no ha habido acuerdo desde entonces.

Marruecos más tarde se desvinculó definitivamente y en 2007 presentó a la ONU su propuesta de una autonomía dentro de los fronteras marroquíes para resolver el conflicto, una propuesta alabada por su aliado principal, Francia, y últimamente secundada por el Gobierno español.

Sin embargo, el Polisario la rechaza rotundamente y mantiene su apuesta por el voto.

"Fuimos muy felices al escuchar aquella noticia (en 1991). La sensación de la vuelta a casa y a nuestra tierra, reunirnos con nuestros familiares que se quedaron en el Sáhara Occidental", recuerda Mestehia.

Llenaron los baúles de alimentos, ropa y las escasas posesiones que tenían en humildes jaimas, más pensado para sobrellevar el camino de vuelta; pero no hubo retorno: "Los baúles se quedaron aquí", comenta.

Hoy Día Internacional de los Refugiados, el retorno sobrevuela en los campamentos: "Es verdad que en otro momento estuvo mucho más cerca, pero seguimos creyendo firmemente que la independencia llegará, mientras sigamos respirando y viviendo, ese sueño se mantendrá", suspira Mestehia.

Laura Fernández Palomo y Mahfud Mohamed Lamin Bechri

(c) Agencia EFE