La ayuda militar de EE.UU. a Ucrania queda rehén de la campaña electoral por la puja política por la frontera
WASHINGTON.- La campaña presidencial de Estados Unidos mantiene de rehén la asistencia militar de Washington a Kiev, un pilar crítico de la defensa ucraniana en la guerra con Rusia, junto con el respaldo a Israel y la ayuda humanitaria a los palestinos en la Franja de Gaza debido a una puja política sin cuartel y sin final a la vista entre el presidente Joe Biden, los demócratas, los republicanos en el Congreso y Donald Trump por la frontera con México y la inmigración.
Junto con la economía y el aborto, la seguridad en la frontera de Estados Unidos con México y la llegada diaria de miles de inmigrantes de América latina que huyen de la violencia, la pobreza o los desastres naturales en busca de una vida mejor son este año temas centrales de la campaña presidencial. Al igual que en 2016, la frontera ocupa un lugar central en el discurso de Trump, teñido, para sus críticos, de una fuerte retórica xenófoba.
Desde hace meses, la Casa Blanca intenta mover un proyecto de ley en el Congreso para garantizar el suministro de armamento al gobierno de Volodimir Zelensky, la cooperación militar con Israel –principal aliado de Estados Unidos en Medio Oriente– y la ayuda humanitaria a los palestinos en Gaza. Además de esos objetivos, la Casa Blanca incluyó en ese proyecto un plan para reforzar la seguridad en la frontera, combatir el tráfico de fentanilo –una droga letal que ha hecho estragos en la epidemia de los opioides– y ampliar la inmigración legal, incluido el asilo.
El plan quedó atenazado por la campaña. El gobierno de Biden anunció este pasado fin de semana un acuerdo con los republicanos en el Senado, pero Trump ya pidió rechazarlo, varios senadores le bajaron el pulgar y el jefe de los republicanos en la Cámara de Representantes dijo que el proyecto “está muerto al llegar” al recinto. El acuerdo, por 118.000 millones de dólares, incluye, además de fondos para frontera, miles de millones de dólares para Ucrania, Israel, la Franja de Gaza y Taiwan, que enfrenta presiones de China.
“Ahora hemos llegado a un acuerdo bipartidista de seguridad nacional que incluye el conjunto de reformas fronterizas más duras y justas en décadas. Lo apoyo firmemente”, dijo Biden en un comunicado el domingo por la noche tras el anuncio del acuerdo.
A sabiendas de la dura puja política en ciernes con los republicanos, Biden dijo que “no hacer nada no es una opción”, y ensayó un llamado de unidad al parlamento para intentar conseguir respaldo al proyecto, del cual depende en gran medida su política exterior, y, en cierta medida, también su reelección.
“Tomé mi decisión. Estoy listo para resolver el problema. Estoy listo para asegurar la frontera. Y también lo está el pueblo estadounidense. Sé que tenemos nuestras divisiones en casa, pero no podemos permitir que la política partidista se interponga en nuestras responsabilidades como gran nación. Me niego a permitir que eso suceda”, remarcó.
Pero el llamado de Biden pareció caer en oídos sordos. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo en un comunicado que el proyecto era “peor de lo que esperaba” y que si el Senado lo aprueba –algo que no está asegurado– y el proyecto pasa a la Cámara baja, “estará muerto al llegar”. El senador Marco Rubio dijo que el proyecto “es un NO fácil”, y el senador Ted Cruz consideró que el proyecto convertirá en ley “las fronteras abiertas de Biden para siempre”.
El plan de Biden
La Casa Blanca remarcó que el proyecto de ley le permitirá a Biden cerrar la frontera y prohibir temporalmente que los migrantes soliciten asilo cuando la frontera “se vea desbordada”. El proyecto obliga al cierre de los ingresos cuando los cruces ilegales promedien 5000 personas por día, o lleguen a 8500 en un solo día. El proyecto también le da autoridad al gobierno federal para acortar el proceso para otorgar asilo a seis meses, y le otorga por primera vez a los funcionarios de asilo la autoridad para conceder una solicitud que está en evaluación si el caso es claro y convincente. El plan también suma 50.000 visas al cupo de visas de inmigrante.
“Hará que nuestro país sea más seguro, nuestra frontera será más segura, tratará a las personas de manera justa y humana y al mismo tiempo preservará la inmigración legal, en consonancia con nuestros valores como nación”, insistió Biden.
Para Trump y los republicanos, la crisis en la frontera con México es uno de los temas más importantes de su mensaje de campaña. En 2016, Trump trepó en la política de Estados Unidos prometiendo construir un muro con México, pagado por México, una empresa que nunca concretó. Biden se propuso atacar “las raíces de la migración”, pero desde su primer día en la Casa Blanca la oposición le ha achacado provocar un caos de seguridad en los límites de Estados Unidos, sin final a la vista.
“Sólo un tonto, o un demócrata de izquierda radical, votaría por este horrendo proyecto de ley fronterizo, que sólo otorga autoridad de cierre después de 5000 encuentros por día, cuando ya tenemos el derecho de cerrar la frontera ahora, lo cual debe hacerse”, dijo Trump en un mensaje en su red social, Truth Social, pidiendo liquidar el acuerdo.
“Este proyecto de ley es un gran regalo para los demócratas y un deseo de muerte para el Partido Republicano. Toma el trabajo horrible que los demócratas han hecho en materia de inmigración y frontera, los absuelve y pone todo directamente sobre los hombros de los republicanos. ¡No sean estúpidos! Necesitamos un proyecto de ley de inmigración y fronteras separado. ¡No debe estar vinculado a la ayuda exterior de ninguna manera o forma! Los demócratas rompieron con Inmigración y Frontera. Deberían arreglarlo. ¡Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”, cerró.