La avenida de la fiesta en Beirut recupera su luz

Beirut, 4 jun (EFE).- Al caer el sol las calles beirutíes se convierten en un laberinto de oscuridad por la falta de suministro eléctrico para hacer funcionar el alumbrado público, pero estos días la luz ha regresado a una importante avenida de ocio nocturno gracias a una iniciativa por la que generadores privados donan su energía a la comunidad.

En medio de la grave crisis económica desatada a finales de 2019 en el Líbano, la población apenas recibe una o dos horas diarias de suministro público y desde hace tiempo depende de la contratación de costosos generadores privados para poder iluminar sus hogares, negocios y oficinas.

Consciente de que las farolas solo se encienden cuando la huidiza luz pública decide hacer una aparición, siempre en horarios aleatorios y sin previo aviso, la ONG Rebirth Beirut ha decidido reclutar la ayuda de los proveedores de servicios de generador y de edificios con aparatos propios.

A cambio de regalar energía a las calles, los participantes recibirán "incentivos" de la empresa petrolera MEDCO, colaboradora en el proyecto, cuando compren diésel para operar sus generadores, explicó a Efe el presidente de Rebirth Beirut, Gabriel Fernaine.

"Es una iniciativa comunitaria, toda la comunidad local estará ayudando a iluminar su propia ciudad", sentenció.

EXPECTATIVAS DE EXPANSIÓN

En tan solo una semana, han devuelto la luz a tres importantes vías en las que se concentran decenas de bares, cafeterías y restaurantes y que conforman una larga avenida considerada uno de los principales puntos de ocio nocturno en el corazón de la ciudad: Gemmayze, Mar Mikhael y Pasteur.

"Decidimos empezar aquí porque esta zona fue completamente destruida por la explosión (de agosto de 2020) y es un área comercial y turística", explicó Fernaine en las oficinas de su organización, también ubicada en esa ahora reconstruida área.

Sin embargo, pretenden implementar el mismo concepto en más zonas icónicas de la urbe y ya están trabajando en otra decena de calles que esperan alumbrar en unos diez días, con la esperanza de llevar electricidad a todos los espacios beirutíes a lo largo de los próximos meses.

La oscuridad reinante es un caldo de cultivo para los robos y el acoso sexual, mientras que muchas zonas se vacían de transeúntes al caer la noche, solo iluminadas por el ocasional halo de una linterna o un teléfono móvil.

"Cuando hay luz hay esperanza, hay vida de nuevo, el turismo regresa y la gente se siente cómoda para salir. Por la noche la calle está oscura y, especialmente para la generación mayor y las mujeres jóvenes es difícil salir por el tema de la seguridad", recordó el fundador de la ONG.

Marie, una vecina de Gemmayze de 42 años, explicó a Efe cómo hasta hace dos años solía abrir su tienda de bebidas alcohólicas hasta las 3 de la madrugada, pero ahora opta por cerrar pronto por el "miedo" que le suscita la falta de luz y de movimiento en las calles.

UN APLAUSO ENTRE LA ALEGRÍA Y LA TRISTEZA

Con el visto bueno de la Administración local, Rebirth Beirut se encarga de conectar los generadores al alumbrado público y también de poner a punto las farolas, pues muchas están fuera de servicio al no haber una empresa de mantenimiento contratada por el Ayuntamiento desde hace tres años.

Según Fernaine, prefieren que los donantes sean edificios con un generador privado propio, puesto que pueden encenderlo las 24 horas del día.

Por su parte, los servicios de generador contratados establecen horarios limitados a sus suscriptores que varían de proveedor a proveedor, aunque en casi todos los casos los aparatos se apagan religiosamente cada medianoche y no se vuelven a encender hasta la mañana siguiente.

Muy pocos inmuebles están equipados con el lujo de una máquina propia y no siempre existirá la posibilidad de optar por ellos, pero el presidente de Rebirth Beirut cree que poder iluminar la vía pública incluso por unas horas gracias a proveedores será mucho mejor no tener "nada de electricidad" como ocurre ahora.

Y lo cierto es que tampoco es necesaria mucha energía: las tres calles ya operativas han podido ser iluminadas con la colaboración de tan solo cuatro generadores y Gemmayze, por ejemplo, apenas necesita 17 amperios para enseñar sus recovecos a los amantes de la noche.

Fernaine estima que una calle pequeña con cinco o seis postes precisa entre diez y 15 amperios.

Recordó cómo el día que lanzaron la iniciativa los peatones comenzaron a aplaudir al ver la luz.

"Es bonito y a la vez es triste aplaudir por tener una necesidad básica. Tener electricidad es una necesidad básica, pero desafortunadamente ahora solo las iniciativas privadas están trabajando para devolver la vida a la ciudad", concluyó.

Noemí Jabois

(c) Agencia EFE