Atlante, el entrañable equipo mexicano que va por su quinta final, pero no puede ascender a Liga MX

Atlante en su primera final de Expansión, Apertura 2020, ante Tampico Madero. (Mauricio Salas/Jam Media/Getty Images)
Atlante en su primera final de Expansión, Apertura 2020, ante Tampico Madero. (Mauricio Salas/Jam Media/Getty Images)

Ser campeón de la Liga de Expansión MX no tiene ninguna utilidad. El Atlante, club tradicional del futbol mexicano, lo ha podido constatar durante ya cuatro años. Jugará su quinta final de esta competencia, de la cual ha sido campeón en dos ocasiones. Su vitrina le ha hecho espacio a estos trofeos, que han sido festejados por una afición fiel e histórica, pero que no encuentra en estas alegrías el salvoconducto para volver a la Primera División de México.

Los Potros de Hierro perdieron la categoría en el Clausura 2014. Fue un descenso doloroso, pues los aficionados mexicanos, los que no son atlantistas, se acostumbraron a ver los colores azulgrana por descontando: mejor o peor, pero el Atlante siempre estaba ahí para tener alguna anécdota que contar. Tuvieron oportunidades de volver de 2015 a 2019, pero nunca se les dio. Y para 2020 llegó una medida caótica que acabó con las esperanzas: el futbol mexicano dejaría de tener ascensos y descenso. Además, el Ascenso MX (que en los hechos era una segunda división) dejó de existir para convertirse en la Liga de Expansión, un espacio para que jugadores jóvenes pudieran foguearse con experimentados.

Cuando se anularon los ascensos y descensos, la decisión se tomó como una medida providencial para no afectar a los clubes por la pandemia, que puso en aprietos a todos desde el punto de vista financiero. Pero era de largo plazo la decisión: cinco años. En teoría, después del siguiente año futbolístico, el que comprenderá los torneos Apertura 2024 y Clausura 2025, deberá volver el sistema de competencia de ascensos y descensos. Al menos ese fue el plazo que la Liga MX se puso a sí misma (faltará que se cumpla).

Lo único que se consiguió con esta medida fue proteger a los clubes que siempre pelean los últimos lugares y que ya no deben preocuparse de que su rendimiento tenga consecuencias deportivas. Dicen los directivos que las multas también duelen, y que ahí el castigo se mantiene como siempre, pero es una ilusión: en nada se compara pagar de 30 a 80 millones de pesos con la depreciación que sufre una franquicia cuando baja de categoría.

Según Transfermarkt, Puebla es la franquicia más modesta de la Liga MX: 24 millones de euros. La más costosa en Expansión es Leones Negros, 10 millones de euros. Descender es un golpe letal que, en muchos casos, abre un ciclo vicioso que, en el peor de los casos, se salda hasta con la desaparición del equipo. Y más moderadamente, con otros descensos consecutivos.

Así se vio, por ejemplo, en Inglaterra y España, en años recientes, con el Sunderland y el Deportivo La Coruña. Ambos clubes cayeron en una inercia negativa tras descender y acabaron en la Tercera División de sus respectivos países. Ese el riesgo a pagar por la competencia de alto nivel, un riesgo que en México los clubes decidieron no correr. Y el castigo lo toman quienes están en la división de plata: no importa cuánto se esfuercen, todo será en vano, porque sus títulos no tienen valía para darles el salto de división.

Es la paradoja más infernal para cualquier club: dominar una liga, pero sentir un vacío al saber que no existe utilidad real. El Atlante ha sido campeón en los torneos Apertura 2021, Apertura 2022 y fue subcampeón en el Guardianes 2020 y Apertura 2023. Ahora jugará por la opción de sellar su tercera estrella ante Leones Negros de la Universidad de Guadalajara. Será un encuentro sabor a nostalgia: dos equipos entrañables del futbol mexicano que, por la reglamentación, no tienen derecho a ascender a Primera División. No importará: el oro es el oro, hasta en la Liga de Expansión.