‘El Atlántico está que arde’: océano inusualmente cálido provoca inicio temprano de la temporada de huracanes

El océano Atlántico se ha calentado. Más de lo normal en esta época del año, y lo bastante como para preocupar a los científicos, sobre todo a los que monitorean los huracanes.

Esas temperaturas más altas ayudan a explicar porqué el mapa de seguimiento del Centro Nacional de Huracanes (NHC) del martes se parecía mucho más a una imagen de agosto que de junio. Muestra dos sistemas en formación al este de las Antillas Menores, como Bret. Las tormentas con nombre en junio son raras y las anteriores han surgido típicamente en el Golfo de México o cerca de la costa atlántica.

Esa agua caliente es la principal sospechosa de la actividad de principios de temporada, pero no la única.

“No hay duda que está relacionado con el calor extra que hace ahí”, dijo Jeff Berardelli, meteorólogo en jefe de WFLA en Tampa Bay. “Normalmente no tendríamos temperaturas del agua que estén por encima de los umbrales críticos en amplias franjas del Atlántico tropical tan temprano en la temporada”.

Algunos puntos del Atlántico están tan inusualmente cálidos que alcanzan las temperaturas habituales de septiembre, lo que supone tres largos y calurosos meses de verano por delante.

Ben Noll, meteorólogo del National Institute of Water & Atmospheric Research de Nueva Zelanda, tuiteó un mapa en el que se muestran esos puntos, que incluyen grandes franjas de la principal región de desarrollo, donde suelen formarse los huracanes atlánticos a partir de las olas que rompen en la costa de África.

En promedio, el Atlántico tropical está alcanzando alrededor de 2°C más de lo normal, o alrededor de 3.6°F, según datos de satélite de la NOAA. Y ha ocurrido rápido.

Mapa que muestra los lugares del océano Atlántico tropical donde las temperaturas del 17 de junio fueron superiores a las temperaturas promedio de los mismos lugares en septiembre. Ben Noll
Mapa que muestra los lugares del océano Atlántico tropical donde las temperaturas del 17 de junio fueron superiores a las temperaturas promedio de los mismos lugares en septiembre. Ben Noll

Micheal Fischer, científico adjunto del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos de la Universidad de Miami-NOAA, dijo que entre abril y junio, la región (incluido el Caribe oriental) se calentó unos 1.6°C. En un año normal, dijo, se calienta alrededor de 1°C en ese mismo tiempo.

“Es más de lo que hemos visto en los últimos 40 años”, dijo. “Definitivamente, el Atlántico está que arde”.

Muchos puntos han sobrepasado un punto de referencia importante que no suele producirse hasta más avanzada la temporada: los 26.5°C, el umbral que usan los científicos para determinar si el agua está lo bastante caliente como para soportar una tormenta tropical o un huracán.

Kim Wood, profesor adjunto de Meteorología en la Universidad Estatal de Mississippi, calificó de “alucinante” la tasa de aumento de la temperatura de la superficie del mar en el Atlántico tropical.

“Necesitamos mucho más que agua oceánica caliente para que se formen [ciclones tropicales], y 26.5°C no es un umbral fijo, pero ver que [las temperaturas de la superficie del mar] ya superan ese valor en gran parte de esta región es ... inusual, como muchos otros han señalado”, tuiteó Wood.

Y esos reductos de agua anormalmente caliente ya están ocupados. El martes, el centro de huracanes estaba siguiendo tanto a la tormenta tropical Bret como a otra onda tropical que la seguía de cerca. Los modelos de huracanes también habían comenzado a insinuar una tercera onda que podría seguirle.

¿Por qué hace tanto calor?

La más reciente tormenta en formarse, Bret, es extraña en varios sentidos. En primer lugar, es muy pronto.

Normalmente, la primera mitad de la temporada de huracanes presenta tormentas que se forman en el Caribe y se dirigen hacia el norte. Esto cambia a finales de julio o principios de agosto, cuando se dan las condiciones para la famosa cinta transportadora de ondas tropicales frente a la costa occidental de África. Algunas de ellas se convierten en tormentas tropicales o huracanes cuando se dirigen hacia el oeste a través del Atlántico, que se está calentando.

De hecho, Bret se formó más al este que cualquier otra tormenta con nombre de principios de temporada. Desde 1850, solo cuatro tormentas se habían formado en junio al este de la cadena de islas caribeñas conocidas como Antillas Menores.

Según los meteorólogos, las aguas anormalmente cálidas del Atlántico pudieran haber contribuido a ello, pero no son el único factor.

“Es un ingrediente clave, pero no es lo único que ocurre”, dijo Fischer.

El polvo sahariano también tiende a apisonar los trópicos a principios de verano. Esa nube de tierra suelta que flota frente a la costa occidental de África a principios de verano suele desacelerar o impedir la formación de tormentas, bloqueando el sol y ayudando a mantener frías las aguas oceánicas. Este mes hay menos polvo de lo habitual. También hay vientos alisios más débiles de lo habitual. Normalmente en esta época del año, un sistema de alta presión se sitúa entre las Bermudas en las Azores, con un flujo de aire en el sentido de las agujas del reloj a su alrededor que ayuda a enfriar las aguas del Atlántico.

“Es justo decir que el Atlántico ha sido inusualmente hospitalario para el desarrollo de ciclones tropicales este año”, dijo Fischer.

Temporada incierta

A pesar de las aguas inusualmente cálidas, los primeros pronósticos de la NOAA y otros organismos apuntan a una temporada de huracanes cercana al promedio. Ello se debe a otro enorme fenómeno meteorológico conocido por reducir la actividad de las tormentas: El Niño.

El Niño comenzó oficialmente a principios de este mes, y los años con este patrón meteorológico suelen ver menos tormentas formarse en el Atlántico y más cizalladura del viento en el Caribe oriental. Esto va directamente en contra del poder de intensificación de las tormentas de unos océanos más cálidos, lo que deja a los científicos con mucha incertidumbre sobre lo que puede deparar esta temporada.

“Estamos realmente en aguas desconocidas”, dijo Fischer.

Y todo esto se suma al impacto cada vez mayor del cambio climático, que ya ha calentado los océanos tropicales unos 2°F desde 1900.

El martes, la NOAA señaló que el mes pasado el océano batió récords de calor, lo que hace “prácticamente seguro” que 2023 terminará entre los 10 años más calurosos registrados.

“Este año nos muestra el potencial del cambio climático”, dijo Berardelli. “Cuando se toma el cambio climático y encima se le añade factores naturales que casualmente se unen para crear temperaturas cálidas, se llega a extremos que nunca habíamos alcanzado en la historia moderna”.