Asocian terapias orales para la acidez estomacal con el riesgo de enfermedad renal

Por Lisa Rapaport (Reuters Health) - Los usuarios de los fármacos más comunes para aliviar la acidez estomacal, los inhibidores de la bomba de protones (IBP), serían más propensos a desarrollar enfermedad renal crónica (ERC) que los que no toman esos medicamentos. Este efecto adversos no es frecuente y el estudio no prueba que los fármacos causen insuficiencia renal, pero otros previos ya los habían asociado con esa complicación y eso es preocupante porque decenas de millones de personas consumen cada año esas terapias de venta con receta o libre en algunos países. Las marcas incluyen Prilosec, Prevacid y Zegerid. "Hay cada vez más evidencia de estudios observacionales de que los IBP, una clase farmacológica que se creía muy segura, tiene algunos efectos adversos", dijo la autora principal, doctora Morgan Grams, de Johns Hopkins University, Baltimore. "Dado el uso generalizado de los IBP, hasta los efectos adversos relativamente raros afectan a una gran cantidad de personas. Lo más inteligente sería utilizarlos con cuidado". Su equipo analizó dos series de grandes datos para determinar la conexión entre los IBP y la insuficiencia renal en la población general. El análisis relacionó el uso de esos fármacos con un alza del riego de desarrollar ERC en ambas series, aunque los que usaban los IBP también eran más propensos que los que no lo hacían a tener sobrepeso o estar usando medicamentos para la presión o el colesterol. La hipertensión eleva el riesgo de enfermedad renal. Primero, los autores revisaron información de 10.482 participantes de un estudio sobre la ateroesclerosis (endurecimiento arterial); el seguimiento de la mitad de la cohorte duró más de 14 años. Detectaron 56 casos de ERC en los 322 usuarios de IBP y 1382 casos en las 10.160 personas que no utilizaban esos fármacos. Es decir: el seguimiento de 1000 usuarios de IBP durante un año permitiría detectar 14,2 casos nuevos de ERC, comparado con 10,7 casos nuevos en 1000 personas que no usen esas terapias. El equipo estimó para la ERC un riesgo absoluto a 10 años del 11,8 por ciento con los IBP y del 8,5 por ciento sin los IBP. En un segundo análisis, el equipo examinó a 248.751 pacientes del Sistema de Salud de Geisinger, Pensilvania. El seguimiento de la mitad del grupo duró por lo menos seis años. En ese período hubo 1921 casos de ERC en los 16.900 usuarios de IBP y 28.226 casos en los 231.851 pacientes que no utilizaban esos fármacos, es decir, respectivamente, 20,1 por cada 1000 años persona y 18,3 por cada 1000 años persona. En 10 años, el equipo calculó un riesgo absoluto de ERC en los pacientes de Geisinger del 15,6 por ciento con IBP y del 13,9 por ciento sin esas píldoras, según publica el equipo en JAMA Internal Medicine. Aun así, los resultados se suman a la evidencia de que algunos usuarios de los IBP desarrollarían algunos efectos adversos peligrosos, según publican en un editorial los doctores Adam Schoenfeld y Deborah Grady, de University of California, San Francisco. FUENTE: JAMA Internal Medicine, online 11 de enero del 2016.