Los asistentes de prensa de la campaña salen de las sombras para convertirse en protagonistas de las redes sociales

Courtney Holland, actual directora de comunicaciones de la campaña al Senado de Adam Laxalt en Nevada, en una protesta por los resultados de las elecciones de 2020 en Las Vegas, el 4 de noviembre de 2020. (Bridget Bennett/The New York Times)
Courtney Holland, actual directora de comunicaciones de la campaña al Senado de Adam Laxalt en Nevada, en una protesta por los resultados de las elecciones de 2020 en Las Vegas, el 4 de noviembre de 2020. (Bridget Bennett/The New York Times)

MINDEN, Nevada — Mientras Adam Laxalt, el candidato republicano al Senado por Nevada, se paseaba entre una multitud de simpatizantes de Trump en un reciente mitin y posaba para las fotos, la directora de comunicaciones de su campaña, Courtney Holland, era la que organizaba a la multitud.

Sostenía un iPhone en la mano izquierda y Holland usaba la derecha para animar a los republicanos de gorra roja congregados en torno a su jefe. Mientras la multitud seguía sus instrucciones, Holland hizo el encuadre y grabó su toma y difundió las imágenes en los distintos canales de redes sociales de la campaña, incluido su canal.

Con más de 100.000 seguidores en Twitter y casi 70.000 en Instagram, Holland refleja una nueva cepa de asistentes de campaña, cuyos perfiles en línea los hacen ver más como influentes de las redes sociales que como operadores de prensa tradicionales que trabajan tras bambalinas.

El cambio aprovecha la transformación en la manera en que los electores estadounidenses reciben información sobre sus candidatos y está cambiando manera en la que funcionan las oficinas de prensa de las campañas. Ambos partidos utilizan cada vez más las redes sociales para generar lealtad hacia una marca política concreta y atacan a los críticos y a los periodistas para animar a los seguidores e impulsar las contribuciones en línea. En lugar de redactar las posiciones políticas de sus candidatos, usan las redes sociales para hacer sus propias declaraciones.

En su primer trabajo en una campaña política, Holland ha mostrado poco interés en interactuar con los reporteros convencionales para moldear historias sobre la contienda de Nevada que todos siguen de cerca y no respondió a una solicitud de comentarios para este artículo. Sin embargo, ha usado su cuenta de Twitter para publicar en varias ocasiones información negativa sobre Hunter Biden, el hijo del presidente Joe Biden, y criticar a la senadora Catherine Cortez Masto, la demócrata que en este momento ocupa la curul en el Senado, por no participar en más entrevistas de televisión.

“La izquierda y la derecha están incorporando influentes al aparato político”, afirmó Samuel C. Woolley, quien ha estudiado las redes sociales y la política como director de proyectos del equipo de investigación de propaganda de la Universidad de Texas en Austin. “Se difuminó la línea entre los influentes y sus puestos como personal que históricamente se quedaba detrás de la cámara”.

En Florida, Christina Pushaw tenía alrededor de 2000 seguidores de Twitter antes de que el gobernador Ron DeSantis la nombrara secretaria de prensa en mayo de 2021. Ahora tiene más de 220.000, mucho más que la vicegobernadora Jeanette Nuñez y casi tantos como la primera dama de Florida, Casey DeSantis.

Pushaw se ha ganado sus seguidores con una personalidad agresiva en las redes sociales que a veces incluye cinco o seis docenas de publicaciones al día, en las que suele atacar a los demócratas y a los principales medios de comunicación. Ha dicho que el presidente es un “aspirante a dictador de 79 años aparentemente senil” y sugirió que los demócratas organizaron un mitin neonazi en Orlando, Florida, aunque luego borró ese tuit.

El verano pasado, Twitter bloqueó su cuenta durante 12 horas por violar las reglas sobre “comportamiento abusivo” después de que The Associated Press dijo que su conducta había ocasionado que un reportero recibiera amenazas y otro tipo de abusos en línea.

Pushaw, quien ahora es la directora de respuesta rápida de la campaña de DeSantis, instó hace poco a sus compañeros republicanos a no interactuar en absoluto con los medios de comunicación convencionales, a los que a menudo denomina “liberales”, “corporativos” o “medios antiguos”.

“Mi teoría de trabajo es que si TODOS los conservadores dejamos de hablar con ellos, los medios antiguos perderán toda pizca de credibilidad o interés para los estadounidenses que están al tanto de la política”, escribió Pushaw en agosto.

Pushaw no respondió a una solicitud de comentarios. Pero DeSantis ha defendido a su asistente, dice que las críticas son una señal de su éxito.

“Pueden tratar de desprestigiarme a mí o a cualquiera de mi gobierno todo lo que quieran”, dijo a los periodistas en junio. “Todo lo que va a hacer es envalentonarnos para seguir avanzando por el pueblo de Florida”, aseveró.

La beligerancia de Pushaw y de otros republicanos está muy influenciada por el expresidente Donald Trump, cuyo estilo político combativo se ha definido por su agresividad en las redes sociales y su enfrentamiento con los medios de comunicación. En la Casa Blanca, Trump le otorgó a su principal asesor en materia de redes sociales, Dan Scavino, el título de “asistente del presidente”, mientras que el director digital del expresidente Barack Obama, Jason Goldman, era un asistente adjunto.

A pesar de ello, Obama y su equipo ayudaron a preparar el terreno para convertir a los equipos de prensa en creadores de contenidos. La Casa Blanca de Obama solía producir paquetes de fotos y videos expresamente para el consumo directo entre sus propios seguidores en las redes sociales.

En fechas más recientes, algunas de las campañas presidenciales demócratas de 2020 estuvieron vinculadas a huestes de seguidores fanáticos en las redes sociales que cerraron filas para intimidar a los críticos, a otros demócratas y a los periodistas.

Durante esa contienda, un grupo implacable de fieles seguidores de la vicepresidenta Kamala Harris, conocido como #KHive, atacó al senador independiente de Vermont Bernie Sanders, su rival en esa campaña, y a diversos periodistas.

Durante la campaña, Reecie Colbert, una de las integrantes más vocales del grupo, lanzó una advertencia a los críticos de Harris en un pódcast sobre el grupo: “Quiero que sepan que les haré agujero si atacan a Kamala”. Más tarde dijo a Los Ángeles Times que hablaba por sí misma, no por el grupo.

Harris agradeció a KHive su apoyo por Twitter y su esposo, Doug Emhoff, suele interactuar sus integrantes.

Lis Smith, estratega demócrata, mantiene desde hace tiempo un perfil activo en las redes sociales. En 2012, cuando trabajaba en la campaña de reelección de Obama como directora de respuesta rápida, Twitter bloqueó temporalmente su perfil después de que envió tantos tuits durante un debate presidencial que activó una alarma interna de la compañía diseñada para identificar bots.

Pero Smith advirtió que las campañas pueden llegar incluso a dejar que su presencia en las redes sociales las defina.

“Las redes sociales son una parte cada vez más importante del trabajo, pero no en el buen sentido”, dijo. “Los candidatos que utilizan las redes sociales de forma auténtica pueden reforzar sus puntos fuertes. Pero si dejan que Twitter haga el trabajo difícil de lidiar con los reporteros; en esencia, están rompiendo una línea legítima de comunicación con el público”.

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