Este artista de Miami crea un mundo de ensueño nicaragüense con terracota y oro en su exposición

Está de pie en el porche de una casa de la época colonial mostrando su pelo dorado, su falda dorada y sus pezones dorados. A su izquierda, un metate con maíz a medio aplastar. A su derecha, su moderno bolso Telfar. Y sus vecinos son muy dramáticos.

En una casa de terracota, unas figuras desnudas salen corriendo mientras suena música en la radio de cerámica. En la otra, un hombre (probablemente merecidamente) es expulsado de la casa. Una bota de oro le empuja hacia la puerta. Mientras tanto, una persona que está afuera recibe una bofetada en la cara con una tortilla caliente.

Esto no es una telenovela. Todos están hechos de barro.

Joel Gaitán, artista autodidacta de ascendencia nicaragüense afincado en Miami, recurre al drama para sus exposiciones de arte. La semana pasada inauguró “En el corazón del infierno, en las alturas del cielo”, su segunda exposición individual en KDR, una galería de arte de Allapattah dirigida por Katia David Rosenthal. La muestra exhibe sus esculturas de arcilla hechas a mano, repletas de ricos motivos centroamericanos, referencias a la cultura pop y detalles en oro de 22 quilates. Podrá visitarla hasta el 30 de marzo.

Gaitán, de 28 años, nació y creció en Hialeah, y desde niño ha visitado anualmente Nicaragua, la tierra natal de su familia. Su obra se inspira en su crianza en una casa de Miami a la que cariñosamente se refería como “Pequeña Nicaragua”, llena de vasijas de cerámica y decoración de sus padres.

La obra de Gaitán es lo que sucede cuando la antigüedad se une a la modernidad. Su trabajo es refrescante pero familiar para las muchas comunidades latinas de Miami, dijo Rosenthal, la galerista. En 2021, antes de que Rosenthal abriera su local de Allapattah, ambos colaboraron en una exposición de arte en su casa de La Pequeña Habana convirtiéndola en una pulpería, un tipo de bodega nicaragüense.

“Cuando me puse en contacto con Joel para hacer la primera exposición, vi algo en su obra con lo que sentí una conexión muy significativa. Ambos tenemos raíces nicaragüenses”, dijo Rosenthal. “Cuando vi su obra, sentí que conectaba con el pasado, pero también mostraba su estado actual como joven que vive en una ciudad metropolitana. Esa ‘miamidad’ también se mostraba”.

Esa “miamidad” es uno de los temas presentes en la exposición actual. Gaitán se inspiró en gran medida en la arquitectura y el diseño de Miami de los años 80. Es difícil no fijarse en las paredes verde menta recién pintadas de la galería y en el suelo rosa brillante. Rosenthal incluso hizo instalar una pared curva retro con bloques de vidrio vintage para dar vida a su visión de la exposición.

Todo en la exposición, desde el diseño hasta las propias obras, rebosa personalidad. Él quiere que sus exposiciones de arte se sientan como su mayor inspiración, el hogar.

“Solo hay una regla: no me gustan las paredes blancas”, dice Gaitán. “Todo lo que hemos hecho juntos nunca han sido paredes blancas y pedestales blancos. Me gusta toda esta idea de la instalación, dar un hogar diferente a estas piezas mientras se exponen”.

Durante la fiesta de inauguración de la muestra, el 1º de marzo, las tres casitas situadas junto a la puerta principal de la galería fueron especialmente populares. Las obras estaban inspiradas en las casas tradicionales en miniatura que suelen decorar los hogares de las familias latinas.

“A cualquier tienda de segunda mano que vayas, las vas a encontrar. No sé porqué son abandonadas constantemente, no son apreciadas”, dijo Gaitán. “Estas en concreto son importantes porque están recreando algo que se tira muy fácilmente. Consigo ponerlo en el espacio de la galería y darle un nuevo mensaje y una nueva importancia”.

Las piezas de la exposición saltan casualmente de alegres escenas modernas a antiguas imágenes mayas y a la propia espiritualidad de Gaitán.

Una figura rotunda que equilibra una corona dorada de tubos sobre su cabeza y vierte las aguas azules de la vida de recipiente en recipiente puede parecer la recreación de un descubrimiento arqueológico. Ella –o él (Gaitán no asigna género a las figuras que esculpe)– está adornada con lóbulos de turquesa, uñas de oro y joyas de oro.

Compárelo con la vasija de barro del otro lado de la sala, envuelta en una cadena de oro, que sopla una burbuja de chicle rosa. O la otra vasija de barro que luce una larga coleta negra, una sonrisa de dientes dorados y gafas de sol azules. O la recreación en cerámica de un bolso Diesel de diseño, inspirado en el bolso de su amiga.

Una de las obras más altas y simbólicas de la exposición es una pila de dos vasijas de las que brotan halos dorados trenzados.

El recipiente inferior, más grande, sonríe sacando la lengua. Lleva un amuleto Ibeyi, símbolo protector yoruba de los gemelos. El recipiente superior, más pequeño, se muestra estoico. Sus brazos están levantados con clavos clavados en cada muñeca, representando los estigmas. El Salmo 31 está escrito en español en su vientre: “Me han olvidado como a los muertos; Hasta parezco una vasija hecha pedazos”.

El arte es para Gaitán una forma de expresar su espiritualidad y reconectar con un poder superior, dijo. Creció en la iglesia pentecostal, donde “cada día está dedicado a Dios”.

“Tengo la sensación de haber ignorado esa parte de mí, pero en realidad no es así. Cada vez que creo una exposición, hay un tema constante y un nuevo nivel en el que intento volver a conectar con mi espiritualidad”, dijo. “Todos estos son como ofrendas y un agradecimiento a Dios por darme la oportunidad y la plataforma para incluso crear estas obras”.

Hay mucho que agradecer. Gaitán ha trabajado duro para construir un currículo impresionante como artista autodidacta, dijo Rosenthal. Su obra ha figurado en colecciones de museos y se ha expuesto en el Rockefeller Center en la Ciudad de Nueva York. Ha participado en la prestigiosa residencia Cité Internationale des Arts en París, Francia, y en exposiciones colectivas por todo el país.

A pesar de las notorias barreras del mundo del arte, Gaitán afirma que se ha hecho un hueco con la ayuda de su comunidad. Antes de las exposiciones individuales en el KDR, empezó a exponer con otros artistas y músicos locales en fiestas de amigos.

Gaitán dedica su obra a su cultura, su familia, sus amigos y su Nicaragua. Aunque Miami alberga una gran población centroamericana, esta comunidad no siempre está representada en la escena artística. Con esta exposición, y las futuras, espera cambiar esa situación.

Rosenthal recuerda que una joven se le acercó durante la inauguración de la exposición. Le dijo a Rosenthal que después de ver la exposición de Gaitán en el Museo de Arte NSU en Fort Lauderdale, se sintió inspirada para solicitar trabajar ahí. La obra de Gaitán la hizo sentirse vista.

‘En el corazón del infierno, en las alturas del cielo’, exhibición de Joel Gaitán, KDR, 790 NW 22nd St., Miami. Hasta el 30 de marzo. De martes a sábado, de 11 a.m. a 5 p.m. Más información: Gratuita y abierta al público. https://www.kdr305.com/joel-gaitan-2024

Este reportaje se realizó con el apoyo financiero de particulares y de Berkowitz Contemporary Arts en colaboración con Journalism Funding Partners, como parte de un programa de becas de periodismo independiente. El Miami Herald mantiene el pleno control editorial de este trabajo.