Las armas láser saltan de la pantalla a la guerra real

En el vocabulario de la ciencia ficción quizás ningún término despierte tanto frenesí como “láser”: rayos, espadas, escudos… las armas más poderosas que generaciones han soñado en las sagas de Star Wars, Star Trek y otras producciones. Parecían el fruto de la imaginación, el arsenal de un futuro inalcanzable. Sin embargo, ese horizonte podría aguardarnos a la vuelta de la esquina.

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La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha realizado ensayos en cazas como el F-15 Eagle (U.S. Air Force - Wikimedia Commons)

Los que vivimos el final del siglo XX recordamos la Guerra de las Galaxias, el programa lanzado por Ronald Reagan para enfrentar un ataque nuclear de la Unión Soviética. En el crepúsculo de la guerra fría las hostilidades ascendieron al espacio, al menos en papeles. Pero esa confrontación nunca ocurrió y las amenazas se expandieron más bien en tierra firme.

Probablemente no presenciaremos en las próximas décadas una contienda espacial entre las fuerzas del bien y el lado oscuro, al estilo de las películas de George Lucas. En cambio, el uso del láser con fines militares pasará muy pronto de los experimentos a la práctica en situaciones de combate real. La marina, la fuerza aérea y el ejército de Estados Unidos han acelerado sus preparativos para ese momento.

El futuro comienza mañana

Los primeros ensayos estadounidenses datan de mediados de la década de 1990. La tecnología de entonces resultaba demasiado pesada y compleja. La generación de láser a partir de reacciones químicas, aunque poderosa, no se adaptaba a las necesidades prácticas de los equipos de combate.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos esperan poner en servicio armamento láser en una fecha tan próxima como 2018. Ese año la flota norteamericana, que ya ha probado con éxito un sistema conocido como LaWS (Laser Weapon System), habrá instalado la tecnología en sus unidades. Por el momento solo el USS Ponce, un buque portahelicópteros desplegado en el Golfo Pérsico, cuenta con un prototipo a bordo. Mientras, el ejército también hace experimentos sobre un vehículo con el High-Energy Laser Mobile Demonstrator (HEL-MD), fabricado por Boeing.

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El objetivo de la fuerza aérea es poder atacar objetivos en aire y tierra con armamento láser (U.S. Air Force - Wikimedia Commons)

La mayor expectación se concentra en la fuerza aérea. De acuerdo con altos mandos militares, los primeros sistemas defensivos láser, una especie de escudos como los que protegen las naves en los filmes de ciencia ficción, serán puestos a prueba en 2020. Luego los cazas y aviones de armamento pesado, como los AC-130, serán equipados con armas capaces de destruir misiles y aeronaves enemigas a larga distancia. La última fase comprenderá el uso de rayos láser para destruir objetivos en tierra.

¿Cazas TIE y X-Wing (los clásicos aparatos voladores de Star Wars) sobrevolando la Tierra? No tan rápido… Los Luke Skywalker que pilotarán esas naves fantásticas aún no han nacido.

El arma más poderosa

El empleo del láser con fines militares cambiará dramáticamente la guerra convencional. Esta tecnología supera a los proyectiles convencionales. En primer lugar, el rayo se mueve a una velocidad cercana a la de la luz. Además, al contrario de los misiles, burlados por pilotos experimentados mediante maniobras evasivas, las actuales generaciones de cazas no pueden esquivar un “disparo” láser. De manera invisible y silenciosa impactará el objetivo.

Los aviones equipados con armas láser contarán con un arsenal casi infinito. Mientras el número limitado de misiles y bombas obliga a regresar a bases y portaaviones para apertrecharse, los mortíferos rayos solo necesitan energía para golpear una y otra vez. Se estima que una descarga consume alrededor de un litro de combustible. El reabastecimiento en el aire permitirá entonces a los pilotos retornar al combate sin aterrizar. Solo el derribo o el cansancio pondrán fin a las misiones.

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El láser genera enormes cantidades de calor, que concentradas sobre un punto atraviesan cualquier superficie. Y nada ni nadie quedarán a salvo. En el combate aéreo un rayo de centenares de kilovatios destruirá desde misiles hasta aeronaves. En tierra los vehículos y edificaciones podrían sufrir también el efecto devastador de esta arma futurista.

Estados Unidos no es el único país que se ha lanzado a esta nueva carrera por el arma más poderosa. Aliados y enemigos de Washington adelantan también investigaciones y ejecutan ensayos. ¿Qué ocurrirá cuando las grandes potencias militares posean un arsenal láser? ¿Acaso una alianza de guerreros armados con espadas de luz evitará que esa poderosa tecnología caiga en manos del “lado oscuro”? ¿Ciencia ficción o futuro probable?