Así será el arma láser más potente del mundo

Arma láser montada sobre un transporte militar terrestre. (Crédito imagen: Lockeed Martin).
Arma láser montada sobre un transporte militar terrestre. (Crédito imagen: Lockeed Martin).

Todos los amantes del universo Starwars nos vemos tradicionalmente decepcionados por los avances en armas láser sucedidas en esta galaxia “muy muy cercana”. Al contrario de lo que vemos en los duelos cinematográficos entre rebeldes y startroopers imperiales, nuestras armas láser “avanzadas” necesitan posarse varios segundo sobre el objetivo enemigo, para con un poco de suerte, quemar parcialmente sus circuitos electrónicos e inmovilizarlas.

Es natural que en vista de estos obstáculos, el ejército tecnológicamente más avanzado del mundo, es decir el de los Estados Unidos, se haya planteado desarrollar amas láser más poderosas. ¿Objetivo? Buscar un haz energético al menos tres veces más potente en órdenes de magnitud, pero que al mismo tiempo solo necesite una fracción del tiempo necesario actualmente, para ejercer su acción destructiva.

De ahí que ahora el US Army hable de una clase de arma novedosa llamada “TUPL” (acrónimo del inglés “tactical ultrashort pulsed laser”), a la cual podríamos referirnos como “arma táctica láser de pulsado ultracorto”. La idea del ejército norteamericano es crear un arma laser que se pueda apuntar, por ejemplo a un dron, y que en décimas de segundo consiga inutliizarlo.

Y es que como os decía, hasta el momento la mayoría de los láseres militares son del tipo “de onda continua”. No tan espectaculares, explosivos e inmediatos como el blaster usado por Han Solo en “El retorno de Jedi” (subastado en 2018 por medio millón de dólares). Estos laser disparan a su objetivo mediante un rayo continuo de energía, tal y como su propio nombre indica.

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En realidad, podéis pensar en ellos como una especie de soplete, que necesita cierto tiempo (y hablamos de unos segundos “interminables”) para funcionar de forma destructiva sobre su objetivo, calentando su superficie hasta que una parte de este se derrita. En el caso del dron antes mencionado, el daño ocasionado por el láser debería ser suficiente como para inducir un fallo aerodinámico tal que provocase su caída (o bien que hiciera saltar por los aires su combustible y/o carga explosiva).

¿El problema? En el mundo real los drones no están quietos el tiempo necesario para que los láseres de onda continua (cuya potencia se mide en “kilovatios”) ocasionen el daño necesario para derribarlos.

Para solucionar este problema, la idea que persiguen los fabricantes de armas con el TUPL es que estos láseres de pulso ultracorto aumenten su potencia de fuego hasta un teravatio, mientras que reducen su tiempo de acción a unos 200 femtosegundos. Para que pongáis estas medidas en su contexto, un teravatio equivale a mil millones de vatios, mientras que un femtosegundo equivale a la milbillonésima parte de un segundo.

A diferencia de los láseres de onda continua, el Ejército estadounidense afirma que los sistemas de pulsado ultracorto pueden neutralizar las amenazas mediante tres mecanismos distintos. El primero, es el "efecto calentamiento por soplete" del que ya hemos hablado, y los otros dos son:

Ablación de material del objetivo, entendiéndolo como el cegamiento de los sensores a través de la generación de un supercontinuo de banda ancha en el aire y la generación de una interferencia electrónica localizada, que pueda utilizarse para sobrecargar los componentes electrónicos internos de cualquier amenaza.

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El tercer y último método de neutralización de amenazas es particularmente interesante. Los pulsos electromagnéticos (EMP por sus siglas en inglés) son considerados generalmente como el efecto secundario de una detonación nuclear.

En efecto, los EMP se generan tras la explosión de una bomba nuclear a raíz de la liberación de energía electromagnética. Esta energía se acumula en los dispositivos electrónicos situados cerca de la explosión, lo cual provoca un cortocircuito que los inutiliza.

No obstante, los eventos naturales también pueden causar EMP. El así llamado evento Carrington de 1859, por ejemplo, se debió a una eyección de masa coronal del sol inusualmente grande, que liberó un nivel de energía electromagnética tal que frio los cables telegráficos en todo el mundo.

El aspecto EMP provocado por el láser del ejército estadounidense resultaría útil, ya que ayudaría a garantizar el derribo de los drones enemigos. Y es que como hemos dicho, los láseres de pulsado ultracorto golpearían tres veces, de modo que aunque el láser no quemase suficiente material del dron como para hacerlo estrellar, o si el dron dependiese de sensores que no pudieran ser cegados por el rayo láser (por ejemplo geolocalizadores) el EMP aseguraría el derribo del dron enemigo.

Puede que aún falte bastante tiempo para que los soldados del futuro puedan colgar armas láser de sus cinturones, pero parece que los militares estadounidenses están haciendo avances interesantes.

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Me enteré leyendo Popular Mechanics.

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