Ariadna Fernanda y Lidia Gabriela, las muertes que vuelven a destapar lo peor de México

CIUDAD DE MÉXICO, 03NOVIEMBRE2022.- El cuerpo de Ariadna Fernanda llegó la tarde de este jueves a una funeraria en la Colonia Doctores. Fernanda fue encontrada sin vida en la Carretera Morelos luego de salir de un bar ubicado en la Colonia Condesa de la CDMX. 
FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM
CIUDAD DE MÉXICO, 03NOVIEMBRE2022.- El cuerpo de Ariadna Fernanda llegó la tarde de este jueves a una funeraria en la Colonia Doctores. Fernanda fue encontrada sin vida en la Carretera Morelos luego de salir de un bar ubicado en la Colonia Condesa de la CDMX. FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

Los casos de Ariadna Fernanda y Lidia Gabriela han vuelto a destapar el peor rostro de México. En menos de 48 horas, las noticias a cerca de estas dos jóvenes han sacudido a la opinión pública mexicana. Ambas perdieron la vida en situaciones que comenzaron de un mismo modo: un taxi que terminó lejos de la ruta original. En los últimos años, las denuncias a taxis 'normales' y de también aquellos de aplicación se han multiplicado exponencialmente.

En redes sociales, es habitual leer testimonios de mujeres que tuvieron alguna mala experiencia y, en el mejor de los casos, pueden contarlo y advertir los peligros. Ariadna y Lidia perdieron sus vidas. El cuerpo de Ariadna, que tenía 27 años, fue encontrado el pasado 31 de octubre en Tepoztlán, Morelos. Salió de su casa el 30 de octubre. Asistió con sus amigos en un establecimiento en la Condesa, en la calle Campeche. Al salir de ahí partió en un taxi. No llegó a su casa y sus familiares y amigos difundieron que estaba desaparecida a través de redes sociales. Su cuerpo sin vida fue hallado el 1 de noviembre por un par de ciclistas.

La Fiscalía de Morelos, siguiendo la línea predominante en los casos de Luz Raquel Padilla y Debanhi Escobar en Jalisco y Nuevo León, respectivamente, ha revictimizado a la joven aduciendo que murió por una intoxicación alcohólica y negándose a investigar su muerte bajo los protocolos de feminicidio. “El resultado de la necropsia no refiere que una causa externa por otra persona haya dado como consecuencia la pérdida de la vida de Ariadna N”, dijo Uriel Carmona, fiscal de Morelos. La contradicción es insólita: la Fiscalía dijo que no hubo muestra de signos de violencia, pero, por otro lado, Carmona reconoció que la joven tenía golpes y moretones.

“Es una gran mentira. ¿Cómo se explican los golpes?, no hay manera, es ilógico”, comentó Valeria Rodríguez, sobrina de Ariadna a Milenio, y además destacó que el cuerpo de su familiar presentaba goles, el vestido subido y no tenía sus pertenencias.

Por su parte, Lidia Gabriela falleció en la Ciudad de México el 1 de noviembre en la alcaldía Iztapalapa. El testimonio de su hermano en redes sociales deja ver que Lidia pidió ayuda y que, al no ver otra opción, después de que el taxi haya desviado la ruta que ella indicó, se lanzó al asfalto para escapar. “El taxi no la quiso bajar; arrancó muy fuerte por el carril de alta por lo que mi hermana se tuvo que aventar del taxi en pleno movimiento estrellando su cabeza contra el pavimento y muriendo casi al instante. Pasó por el Oxxo que estaba en Metro Constitución y pidió auxilio a la gente, muchas personas la escucharon pidiendo ayuda, pero desafortunadamente nadie pudo hacer nada”.

La Fiscalía de la Ciudad de México sí ha decidido investigar de acuerdo con los protocolos de feminicidio. Como dejaron ver testimonios en redes sociales, el recurso de aventarse por la puerta es ya recurrente y aplica no sólo para los llamados taxis convencionales. Desde luego, y como lamentablemente se demostró, el riesgo es muy alto. A ese punto se ha llegado: asumir el riesgo de morir por un golpe o llevarse un golpe muy duro con tal de evitar un rapto de consecuencias funestas.

Estos casos, tal y como pasó con el de Debanhi Escobar en Nuevo León en la primera mitad del año, dejan ver que en México una simple salida de fiesta puede acabar en una tragedia. Y ni siquiera es que ese riesgo esté implícito: que se piense en él como una probabilidad, algo que puede pasar pero que representarían una excepción. Los casos hablan por sí solos. No son aislados. Son un vivo ejemplo de la peor casa de este país y la débil estructura en la que se sustentan la seguridad y la justicia para las mujeres. La indiferencia de la Fiscalía de Morelos es un ejemplo inmejorable.

La rabia se deja sentir en todos los foros y parece ninguna cantidad de lágrimas es capaz de instar a las autoridades a hacer lo que deben hacer. Nade es suficiente para hacer despertar a un país que se desangra, que se muere de indiferencia.

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