Argentinos Juniors, en lo más alto: cómo se gestó un cambio crucial en medios de fuertes críticas
Llueve en la Paternal, aunque para los hinchas que cantan, se ilusionan y despiden a los jugadores con una ovación, el agua es el equivalente a una bendición. Argentinos vapuleó a Rosario Central, el último campeón del fútbol argentino, con una demostración futbolística en la que combinó juego y entrega: la superioridad fue abrumadora. Una victoria que lo empujó a lo más alto de la Zona A de la Copa de la Liga, junto con River y Vélez, a tres fechas del cierre de la etapa regular del torneo.
Ser parte de los mejores cuatro equipos del grupo y disputar los playoffs es una expectativa que ofrece argumentos en la cancha, pero que un puñado de meses atrás necesitó de un fortísimo respaldo de los dirigentes: cuando las críticas desestabilizaban, avalaron un proyecto que rinde sus frutos. Una tarea silenciosa, sin claudicar y en la que los deseos muchas veces chocaron con la realidad. Un trabajo a conciencia para disfrutar un presente de ensueño, que a partir de la primera semana de abril iniciará la aventura en la Copa Sudamericana.
El 28 de noviembre pasado, con el empate frente a Barracas Central, Argentinos terminó la participación en la Copa de la Liga del año pasado. Duodécimo entre 14 equipos, con los mismos puntos (14) que el rival de aquella tarde y apenas uno más que el descendido Arsenal, la ausencia de resultados irritaba. Una semana antes, en el estadio Diego Armando Maradona, el público apuntó su descontento contra el entrenador Pablo Guede: “Andate Guede, la p… que te parió”, retumbó.
El inicio del ciclo, tras la renuncia de Gabriel Milito, con victorias sobre Banfield y Talleres se tiñó de negro, con cuatro empates y cinco derrotas. Argentinos encadenó nueve juegos sin festejos y el clima efervescente envolvía a todos. Los hinchas insultaban al entrenador y a los futbolistas, y los que dirigen el club tenían dos caminos: dinamitar un contrato que regía hasta 2027 o apoyar la elección que ellos mismo ensayaron dos meses antes. No dejarse arrastrar por el desborde, analizar la situación y planificar el nuevo año, fue la receta con la que se modificó el escenario.
La goleada sobre Rosario Central
La floja campaña y algunas rispideces, como las altisonantes palabras que Guede disparó contra el plantel tras la caída con Rosario Central, en Arroyito, alimentaban el malhumor. “Regalamos los tres goles y eso no puede pasar. En el tercero perdemos la pelota y no volvemos para recuperarla, es complicado. Necesitamos una cura de humildad. El escudo está por encima de todo”, explotó el DT, que ya había tenido desavenencias con referentes de San Lorenzo, en 2016, en la que era la única experiencia como entrenador en primera división en el fútbol argentino.
En ese clima hostil, el presidente Cristian Malaspina lanzó en una reunión que se desarrolló en el estadio -también participó el secretario técnico, Raúl Sanzotti- una frase a un grupo de socios que ahora toma mayor trascendencia: “Confíen en Guede”. No eran días cómodos y las cabezas del proyecto futbolístico realizaron la convocatoria para conversar, debatir e intercambiar opiniones.
“Cuando armamos el plantel con Sanzotti y Cristian Malaspina todos decían ‘faltan fichajes’, pero nosotros estábamos tranquilos, porque creíamos en estos chicos. No quiero mezclar el resultado con la realidad, porque la realidad es que falta mucho”, deslizó Guede en la noche del martes. De un torneo al otro, Argentinos desmembró la columna vertebral de la alineación, vendió jugadores de experiencia y a dos de sus últimas joyas: Gabriel Ávalos (Independiente), Miguel Torrén (Unión), Lucas Villalva (Cruzeiro), Alexis Martín Arias (libre, firmó con Cerro Porteño), Marco Di Césare (Racing) y Federico Redondo (Inter Miami)…
Para reforzarse, ubicó nombres que no tenían espacio en otros clubes y a los que se confió en explotar: Nicolás Oroz y Maximiliano Romero ingresaron como parte de la operación con la Academia por Di Césare; el arquero Diego Ruso Rodríguez arribó libre de Godoy Cruz; Alan Lescano, de Gimnasia y Esgrima La Plata, y Fernando Meza, de Palestino (Chile), dos operaciones que entremezclaron una apuesta a futuro, en el caso del volante, y veteranía, con el defensor. Todos apellidos que se alistan titulares y que oxigenaron al grupo en el campo y en el vestuario.
“Nos manejamos de una manera y hay tres patas: la dirigencia, con Cristian [Malaspina], el cuerpo técnico y yo, con la secretaria técnica. Pablo [Guede], más allá de nombres, nos pasó características de los jugadores que pretendía. La secretaria hace un seguimiento y todas las semanas nos reunimos para ir analizando. Nos dividimos las tareas: un grupo mira Primera y Primera Nacional y otros analizan ligas de Sudamérica como Paraguay, Colombia, Uruguay, Chile y Ecuador, que tienen perfiles de jugadores que nos pueden interesar. Ese seguimiento después se analiza con el alcance de la billetera. Hay jugadores importantes, como [Matías] Arezo, de Peñarol, que fue y vino de Europa: es interesante, pero se escapa de la realidad económica”, señaló Sanzotti, en una charla con Argentinos Pasión, en la que también comunicó que la intención era valorizar y ofrecer rodaje a los juveniles.
En la nómina de nuevas joyas se destacan Tobías Palacios, Thiago Santamaría, Román Vega, el paraguayo Juan José Cardozo, Matías Perelló... El primero, zaguero, de 17 años, con citaciones a las selecciones juveniles, debutó en la primera fecha de la Copa de la Liga en el Monumental, con River; en esa misma jornada se presentó el lateral Santamaría, pilarense, de 21 años. Vega, también lateral, de 20 años, se estrenó en 2021 y tuvo un paso por Barcelona B. El guaraní Cardozo, volante, de 20 años –hace diez temporadas se sumó al club- estuvo 25 partidos en el banco de los suplentes como relevo de Redondo y se presentó hace dos semanas frente a Gimnasia y Esgrima. Perelló, delantero, tuvo su oportunidad con Independiente y convirtió el gol del triunfo sobre Gimnasia y Tiro, por la Copa Argentina...
“Palacios por primera vez hizo pretemporada en el plantel de primera [en total fueron nueve futbolistas] y no era que debutaría en lo inmediato, porque la intención de sumarlo fue para que juntara experiencia, conviviera con el grupo… Hay otros chicos, como el caso de Santamaría, que tenían proyección, pero a veces depende del puesto, donde hay más o menos jugadores… La metodología del seguimiento de los juveniles es que el cuerpo técnico concurre a los partidos de reserva y se hacen informes. A fin de año, la secretaría técnica realiza un compilado de todo el calendario, que incluye información de GPS, conceptos de ataque y de defensa… todos datos para que el entrenador termine de conocer características de cada chico y analice”, explica Sanzotti.
El Semillero del Mundo sigue nutriendo a Argentinos, que en los días de crisis se reconstruyó con valentía y sin apartarse del camino que se trazó. La Paternal es una fortaleza, donde el equipo ganó los seis partidos que jugó. El hincha renovó la ilusión y ahora aplaude al conductor que meses atrás era reprobado. Fútbol argentino, muchas veces no lo entenderías.