La Argentina de Milei, un año después: menor inflación pero mayor pobreza
Aunque una oleada de brutales recortes ha sumido a más de cinco millones de argentinos en la pobreza, también ha ayudado a Milei a realizar notables progresos en una tarea de enormes proporciones: frenar la tasa de inflación más alta del mundo.
Dentro y fuera del país, el presidente de Argentina, Javier Milei, es un hombre con muchos admiradores. Y no cualquier admirador.
Milei, un libertario de derecha, puede no haber sido una elección obvia como primer líder mundial en reunirse con el presidente electo Donald Trump tras su victoria electoral. Sin embargo, allí estuvo, en Mar-a-Lago, Florida, el mes pasado, recibiendo los elogios de Trump.
“El trabajo que has hecho es increíble”, dijo Trump a Milei en una gala para un instituto de investigación de derecha. “Has hecho un trabajo fantástico en un periodo de tiempo muy corto”.
Muchos argentinos parecen estar de acuerdo. Un año después de asumir el cargo, Milei es visto favorablemente por alrededor del 56 por ciento de los argentinos, según una encuesta reciente, lo que le convierte en uno de los presidentes más populares de la historia reciente del país.
”Este es el presidente que Dios trajo para los argentinos”, dijo Marcelo Capobianco, de 54 años, carnicero en Buenos Aires. “Trajo de vuelta esperanza”.
Aunque una oleada de brutales recortes en todos los ámbitos, desde los comedores sociales hasta las subvenciones para el pasaje de autobús, ha sumido a más de cinco millones de argentinos en la pobreza, también ha ayudado a Milei a realizar notables progresos en una tarea de enormes proporciones: frenar la tasa de inflación más alta del mundo.
Antes de que Milei asumiera la presidencia, la inflación mensual era del 12,8 por ciento; ahora es del 2,4 por ciento, la más baja en cuatro años.
Milei ha cumplido sus osadas promesas de controlar el presupuesto de Argentina, despidiendo a más de 30.000 empleados públicos y aplicando profundos recortes al gasto en salud, asistencia social y educación.
Antes de que asumiera el cargo, los críticos de Milei se preguntaban si un antiguo comentarista de televisión, quien se describe a sí mismo como un anarcocapitalista, podría sacar a Argentina de décadas de crisis.
En cierto modo, sus preocupaciones se han visto confirmadas. La estrategia de gobierno poco ortodoxa de Milei ha sumido a Argentina en un nuevo capítulo caótico, en el que los índices de pobreza se han disparado y la gente ha salido a la calle a protestar.
“Todos los días tenemos más gente para comer”, dijo Margarita Barrientos, de 63 años, quien dirige un comedor social en un barrio de clase obrera en Buenos Aires.
Pero también hay indicios de que la estrategia de Milei está funcionando. Además del desplome de la inflación, los ingresos públicos superan a los gastos por primera vez en 16 años y los datos preliminares sugieren que la economía, tras contraerse durante tres trimestres seguidos, se está estabilizando y podría estar en vías de empezar a crecer lentamente.
“Se vienen tiempos felices en Argentina”, dijo Milei esta semana durante un discurso para conmemorar su primer año en el cargo. Prometió un “crecimiento sostenido” en 2025, prometiendo que el sacrificio del país “no ha sido en vano”.
Los inversores mundiales han aplaudido las medidas de Milei, y Bank of America declaró en un informe financiero que su “plan de estabilización está funcionando mejor de lo esperado”.
El Fondo Monetario Internacional predijo que la inflación anual de Argentina podría descender a un más manejable 45 por ciento en 2025, desde un máximo histórico del 211 por ciento en 2023, y elogió a Milei por sus “impresionantes progresos”.
Las cifras de inflación de Argentina se han cuestionado a veces después de que se descubriera a gobiernos anteriores falseando los números. Pero el organismo nacional de estadística fue revisado en 2015, por lo que hoy en día las cifras se consideran creíbles y se ajustan a estimaciones independientes.
Pero para muchos argentinos de a pie, el triaje económico de Milei ha sido doloroso. Su gobierno ha recortado el gasto público en cerca de un tercio, eliminando los controles de precios y las subvenciones que abarataban el transporte público, las facturas de calefacción y los alimentos, dejando a más gente con dificultades para llegar a fin de mes.
Sin embargo, muchos ven un lado positivo en las medidas de austeridad del gobierno.
Miguel Valderrama, quien tiene un pequeño mercado en Buenos Aires, dijo sentirse aliviado por no tener que soportar más la inflación descontrolada que definía la vida cotidiana antes de la presidencia de Milei.
“Era un precio, me traían los productos de almacén, al mediodía cambiaba todo de nuevo, subía todo de nuevo. Y dos días después, de nuevo volvía a subir”, dijo Valderrama, de 40 años, quien votó por Milei.
Ahora, con una mayor estabilidad, puede planificar su inventario sin preocuparse por las repentinas sacudidas de los precios. “Antes”, dijo, “no sabíamos cuánta plata íbamos a gastar, cuánto iba a costar”.
El ascenso de Milei al poder se produjo tras décadas de ciclos de auge y caída. Argentina era uno de los países más ricos del mundo, pero años de mala gestión del gobierno vaciaron sus arcas públicas, provocaron múltiples impagos de decenas de miles de millones de dólares en préstamos internacionales y dejaron la economía cojeando.
“Argentina dejó de crecer en 2012”, dijo Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de EcoGo, una consultora con sede en Argentina.
Milei, presentándose como un outsider, culpó de los problemas económicos de Argentina a los políticos corruptos que gastaban de forma imprudente, y describió a sus oponentes políticos como “ladrones” que viven como “monarcas”.
Advirtió que, de ser elegido presidente, lo más probable era que las cosas empeoraran antes de mejorar. Aun así, sus promesas atrajeron a muchos argentinos deseosos de un cambio.
Los planes más radicales de Milei como candidato incluían el cierre del banco central de Argentina y el abandono del peso en favor del dólar estadounidense. Pero una vez en el poder, no hizo ni lo uno ni lo otro, y sus políticas han sido mucho menos drásticas de lo que muchos esperaban.
“Los lineamientos del programa inicial de Milei fueron muchos más razonables que el discurso de campaña”, dijo Dal Poggetto. “Fueron pragmáticos, muy pragmáticos”.
Sin embargo, la labor de Milei para hacer frente a los prolongados problemas financieros del país ha enfurecido a muchos argentinos, provocando grandes manifestaciones por los recortes de las pensiones, la subida de los precios y el recorte de los presupuestos universitarios.
Roberto Bejerano, taxista jubilado de 68 años, dijo que solo podía permitirse lo estrictamente necesario con su pensión mensual y que tuvo que renunciar a pequeños placeres como salir a cenar y comprar libros.
“Se nos están riendo en la cara cuando dicen que estamos mejor” gracias a la dura medicina económica del gobierno, dijo Bejerano. “En el bolsillo no lo ves”.
Dijo que le preocupaba que Milei “tenga tanta popularidad cuando somos muchos los que estamos sufriendo”.
Fuera de Argentina, las políticas económicas de Milei y su estilo agresivo han elevado su perfil internacional. Se ha burlado sin piedad de la ideología woke y ha atacado a sus críticos en las redes sociales, tachándolos de “socialistas”. Su estilo impetuoso y su pelo rebelde a menudo suscitan comparaciones con Trump.
Milei, de hecho, ha expresado con frecuencia su admiración por Trump, vitoreando su “formidable victoria electoral” en las redes sociales.
El sentimiento parece ser mutuo. “Eres mi presidente favorito”, le dijo Trump a Milei durante una llamada telefónica el mes pasado, según un portavoz del presidente argentino. Dos portavoces de Trump no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Haciéndose eco del eslogan de Trump, Milei ha prometido “Hacer Argentina grande otra vez”.
Elon Musk, quien ayudará a dirigir una nueva agencia dedicada a reducir el tamaño y el gasto del gobierno estadounidense, también ha elogiado a Milei. ”¡Progresos impresionantes en Argentina!”, dijo Musk en X, compartiendo un largo pódcast en el que Milei era uno de los invitados y presumía de sus logros.
Vivek Ramaswamy, quien ayudará a Musk a dirigir la nueva agencia, reflexionó que “los recortes al estilo de Milei, con esteroides” podrían ofrecer “una fórmula razonable para arreglar el gobierno de EE. UU.”.
Pero mientras tanto, en Argentina, Barrientos, la directora del comedor social, dijo que el gobierno de Milei había infligido demasiado sufrimiento.
La tasa de pobreza del país subió al 53 por ciento desde el 40 por ciento en los primeros seis meses del año, según cifras del gobierno.
“Este momento es como que no tenemos futuro”, dijo Barrientos, y añadió que “hay gobiernos que son insensibles a la necesidad, como este gobierno”.
Muchos argentinos han recortado el gasto en productos básicos como la leche y el pan. El consumo de carne de vacuno en Argentina, uno de los principales exportadores de carne del mundo, ha caído a su nivel más bajo en 28 años.
Algunos analistas advirtieron que las políticas financieras de Milei, incluidos los controles sobre los tipos de cambio, habían contribuido a apuntalar el peso, pero estaban restando competitividad a las exportaciones argentinas, como las de metales, soya y carne de vacuno.
Los críticos también advirtieron que los agresivos recortes de Milei podrían acabar ahogando el crecimiento. Una menor inversión en universidades, centros de investigación y hospitales podría “debilitar la base social y económica de Argentina a largo plazo”, dijo Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, una consultora económica.
Aun así, los expertos afirman que Milei ha logrado cumplir la tarea más apremiante: evitar una espiral inflacionista más profunda. Y, por ahora, muchos argentinos parecen dispuestos a darle tiempo a Milei para que continúe con sus profundos cambios económicos.
“La gente siente que hay determinadas cosas que había que hacer”, dijo Mariel Fornoni, analista política que dirige Management and Fit, una empresa de encuestas. “Después está cuánto puede aguantar el bolsillo”.
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