Apple ya no enamora: sus cifras de ventas sufren una caída por primera vez en 13 años

Hasta hace meses, Apple era una empresa modélica en cuanto a sus cifras. En la última década no le ha importado que el mundo se enfrentara a la peor recesión desde el crack del 29: sus productos se han vendido como chucherías a la puerta de un colegio. Pero la magia parece haberse acabado en Cupertino. Por primera vez desde 2003, las ventas de la compañía no han aumentado.

El martes Apple anunció un descenso del 13% en los ingresos correspondientes al segundo cuatrimestre fiscal de 2016. Tim Cook atribuye este hecho a ‘fuertes vientos macoeconómicos en contra’, entre los que se encuentra la fortaleza del dólar -que ha encarecido el catálogo de aparatos- y la debilidad de la economía China, que ha hecho que las ventas se desplomaran un 26% en el gigante asiático, que hasta esa caída era el segundo mercado de la compañía, solo por detrás de Norteamérica.

Estos datos son la confirmación de la tendencia que se vive en los últimos meses. En enero Apple anunció unas ventas por valor de 50.560 millones de dólares, por debajo de las registradas en el trimestre anterior cuando llegó a 58.000 millones de dólares. También disminuyeron las ganancias del trimestre, que pasaron de 13.500 millones de dólares a 10.500 millones.

Los resultados financieros publicados este martes reflejan también una caída del 8,6% en los beneficios del primer semestre fiscal de Apple, hasta los 28.877 millones de dólares. Tras presentarse estos datos, las acciones de Apple cayó un 6% en Wall Street.

Pero, ¿qué hay detrás de estas malas cifras? ¿Es solo un problema externo a Apple? ¿La culpa es solo de las malas condiciones económicas globales? ¿O Tim Cook debería entonar el mea culpa?

Apple es una compañía que depende en su gran mayoría de un solo producto: el iPhone. Su teléfono inteligente representa el 65% de los ingresos totales de Apple en el trimestre que finalizó en marzo. Y sus ventas en ese periodo fueron de 51,2 millones de unidades, por debajo de los 61,2 millones del mismo trimestre del año anterior.

Así que parece lógico pensar que el resbalón se debe a que el último modelo -las ventas del iPhone SE no están contabilizadas en las cuentas porque se puso a la venta a finales de marzo- de la compañía, el iPhone 6s, no ha gustado al gran público.


La idea de Apple es presentar un teléfono revolucionario y con nuevo diseño los años pares -el iPhone 4, el iPhone 5 y el iPhone 6- y luego presentar una versión ligeramente mejorada -el iPhone 4s, el iPhone 5s y el iPhone 6s- los años impares. Parece que los compradores ya conocen esta estrategia y prefieren esperar a dejarse los más de 700 euros que cuesta un móvil en el modelo que presenta más novedades y olvidarse de la versión ’s’.

Además, el catálogo de Apple hace mucho que no presenta un gadget realmente espectacular que tenga un impacto como en su día tuvo el iPad o el iPhone. La apuesta por el Apple Watch, su reloj inteligente, no parece haber cuajado. Por su parte, en su gama de ordenadores y en su gama de tabletas los cambios brillan por su ausencia: es verdad que cada pocos meses se pesentan actualizaciones, pero ninguna llega a romper. El mejor ejemplo es la última versión del MacBook, un ordenador que básicamente se diferencia de su predecesores porque está disponible en un nuevo color y porque su batería dura ligeramente más.

Los compradores de Apple parece que se están cansando de hacerse siempre con el mismo aparato, que solo es mejor que el anterior porque va más rápido, pero que en tan solo dos o tres años vuelve a ir lento y necesita renovarse, para simplemente volver a tener la misma experiencia. Un verdadero día de la marmota.