Ansiedad en el Pequeño Haití después que urbanizadores adquirieran propiedades en una gran subasta

Los habitantes y propietarios de negocios en el vecindario del Pequeño Haití, en Miami, que ya se tambaleaban económicamente por la pandemia del COVID-19, la desenfrenada especulación inmobiliaria y el inminente aburguesamiento, ahora se enfrentan a una nueva fuente de preocupación e incertidumbre: la compra por parte de urbanizadores inmobiliarios de una parte importante de las propiedades situadas a lo largo de su principal calle comercial.

Unas 20 propiedades, incluido el emblemático Churchill’s Pub, local de música en directo que lleva cerrado desde marzo de 2020, y edificios comerciales que albergan a incondicionales del vecindario, como Sonny Sounds, cambiaron de manos de un plumazo durante las vacaciones. Fue una subasta masiva de ejecución hipotecaria de las propiedades de Mallory Kauderer, propietario del Pequeño Haití desde hace mucho tiempo, a lo largo de Northeast Second Avenue. Los ingresos de la venta aún no se publican en los registros públicos en línea, pero los precios de venta previos a la subasta para un grupo de 17 propiedades ascendieron a $18.5 millones.

Muchos habitantes del Pequeño Haití temen que la venta le abra la puerta a la reurbanización con grandes sumas de dinero y al aburguesamiento acelerado, a medida que la población haitianoamericana del vecindario se reduce y negocios característicos como botánicas y bodegas luchan o desaparecen. Los compradores no revelaron públicamente sus planes o intenciones para las propiedades subastadas; incluso algunos inquilinos dijeron no saber nada.

Kauderer, un urbanizador e inversor de Miami Beach, comenzó a reunir una cartera de propiedades, en su mayoría comerciales, en el Pequeño Haití en 2013. Aunque al menos algunas de sus propiedades estaban deterioradas o fueron citadas por violaciones de códigos, los partidarios dijeron que mantuvo los alquileres asequibles para los pequeños propietarios de negocios locales haitianoamericanos, a pesar de que su objetivo final era vender o reurbanizar.

“Mallory abrió las puertas y, ahora que tiene dificultades, está ensanchando el túnel de la gentrificación”, dijo el veterano activista haitianoamericano Gepsie Metellus, director ejecutivo de Sant La Haitian Neighborhood Center (SantLa) en North Miami. “En este punto, podemos esperar que la gente compre, revenda y le venda a otros urbanizadores. Esa es la tendencia financiera y no tenemos ninguna razón para pensar que no va a continuar”.

Magalie Joseph en la puerta de Sonny Sounds, el negocio de su familia en el Pequeño Haití. Teme que el negocio se vea obligado a cerrar, porque el edificio que ocupa desde hace tiempo se vendió a urbanizadores inmobiliarios en una subasta de ejecución hipotecaria de todas las propiedades de Mallory Kauderer en el Pequeño Haití.
Magalie Joseph en la puerta de Sonny Sounds, el negocio de su familia en el Pequeño Haití. Teme que el negocio se vea obligado a cerrar, porque el edificio que ocupa desde hace tiempo se vendió a urbanizadores inmobiliarios en una subasta de ejecución hipotecaria de todas las propiedades de Mallory Kauderer en el Pequeño Haití.

Kauderer, quien de acuerdo con los expedientes judiciales se había retrasado en los pagos de la hipoteca y los impuestos inmobiliarios cuando la pandemia obligó a varios de sus inquilinos a cerrar los negocios, intentó reorganizar su negocio y evitar la ejecución hipotecaria acogiéndose al Capítulo 11 de la ley de quiebras el año pasado, pero sus prestamistas acabaron imponiéndose. Un juez del tribunal de quiebras de Estados Unidos ordenó la subasta para cubrir casi $8 millones de deuda de Kauderer, más intereses y honorarios de abogados.

La subasta tuvo lugar el 15 de diciembre, en medio de un litigio en el tribunal de circuito de Miami-Dade entre Kauderer y algunos de sus patrocinadores financieros, a los que acusa de conspirar para sacarlo de la cartera del Pequeño Haití.

“Es la historia de la codicia americana”, dijo Kauderer en una breve entrevista.

Dieciséis de las propiedades fueron adquiridas en la subasta por esos mismos patrocinadores, una rama de Midgard Group, una empresa de desarrollo y gestión e inversión inmobiliaria comercial con sede en Fort Lauderdale.

Churchill’s, que cerró durante la pandemia en medio de otra disputa legal respecto al control de ese negocio entre Kauderer y otro socio, fue adquirido en la subasta por Doug Levine, fundador de la cadena Crunch Fitness, dijo Kauderer. Levine, quien posee la sede en Miami de Big Move Properties y reconstruyó propiedades en Wynwood y Allapattah, no respondió a una solicitud de entrevista.

El inversor inmobiliario Mallory Kauderer,  a la izquierda, perdió todas sus propiedades en el Pequeño Haití en una subasta por quiebra en diciembre de 2022.
El inversor inmobiliario Mallory Kauderer, a la izquierda, perdió todas sus propiedades en el Pequeño Haití en una subasta por quiebra en diciembre de 2022.

Kauderer dijo que cree que Levine tiene la intención de mantener Churchill’s como bar. No quiso hacer más comentarios acerca de la pérdida de sus propiedades en el Pequeño Haití por consejo de su abogado.

Un representante de Midgard también declinó una solicitud de entrevista, diciendo que la empresa no las concede, pero, en breves respuestas a preguntas enviadas por correo electrónico, el representante de Midgard, Jamie Myhre, sugirió que la empresa no tiene planes en marcha todavía para las propiedades del Pequeño Haití. Dijo que Midgard adquirió 16 propiedades en dos lotes de subasta y que ya cerró las compras.

Myhre tampoco quiso hacer comentarios en relación con el litigio pendiente con Kauderer.

“Estamos evaluando la situación actual de las propiedades y las oportunidades futuras”, dijo Myhre en su correo electrónico. “Recientemente nos pusimos en contacto con varios inquilinos para obtener información adicional. Estaremos encantados de compartir los planes en el futuro a medida que se desarrollen”.

En su sitio web, Midgard promocionó el hecho de que sus propiedades, en lo que llama “el centro del Pequeño Haití”, se encuentran dentro de una zona de oportunidad designada federalmente, que puede significar grandes ahorros de impuestos para los inversores que desarrollan allí.

Avances y retrocesos

Los cambios en la propiedad se producen en un momento especialmente tenso para el Pequeño Haití, un enclave de inmigrantes antaño vibrante que se remonta a la década de 1970, cuando los refugiados haitianos empezaron a asentarse en el vecindario después de huir de la dictadura y la agitación económica en su país natal.

La población y los límites del vecindario se han ido reduciendo en los últimos años a medida que los inmigrantes haitianos que han tenido éxito se mudan y abandonan el Pequeño Haití, dejando atrás solo a los más pobres. Mientras tanto, pequeños y medianos proyectos de reurbanización se han ido abriendo paso en el Pequeño Haití desde Midtown Miami y el revitalizado Miami Design District al sur, así como desde el norte y el oeste, a medida que los urbanizadores inmobiliarios intentan, de forma controvertida, rebautizar esas secciones del enclave inmigrante como Little River, un nombre histórico que ya había caído en desuso.

Los grandes planes de reurbanización en el Pequeño Haití se vislumbraban incluso antes de la pandemia.

Las tiendas cerradas desde hace tiempo en el corazón del Pequeño Haití formaban parte de una amplia cartera de propiedades, en su mayoría comerciales, adquiridas por urbanizadores en una subasta de ejecución hipotecaria de las propiedades de Mallory Kauderer, propietario local desde hace mucho tiempo.
Las tiendas cerradas desde hace tiempo en el corazón del Pequeño Haití formaban parte de una amplia cartera de propiedades, en su mayoría comerciales, adquiridas por urbanizadores en una subasta de ejecución hipotecaria de las propiedades de Mallory Kauderer, propietario local desde hace mucho tiempo.

En 2019, los comisionados de Miami aprobaron un plan para una enorme miniciudad de 18 acres de rascacielos en el corazón del Pequeño Haití, llamada Magic City Innovation District, después de una prolongada batalla legal y política. El proyecto aún tiene que ir más allá de la rehabilitación de varios almacenes. La primera torre propuesta en el lugar, anunciada en 2021, aún no ha comenzado a construirse, aunque la ciudad ha estado revisando las solicitudes de permisos de construcción.

Pero, a medida que la economía se recupera y la demanda de viviendas en Miami no disminuye, quienes siguen en el vecindario temen que el cambio de titularidad de las propiedades de Kauderer ponga a la comunidad histórica en un peligro creciente de desaparición. La pandemia no hizo sino acelerar la tendencia a la baja, ya que los negocios locales se vieron obligados a cerrar, muchos de ellos para no volver a abrir.

“Es preocupante”, dijo Marleine Bastien, activista en el Pequeño Haití desde hace mucho tiempo, elegida miembro de la Comisión del Condado Miami-Dade el año pasado, aunque su distrito no incluye el centro del Pequeño Haití. “El nivel de ansiedad en el Pequeño Haití es muy alto”.

Urbanizadores enfrentados

Las pérdidas ocasionadas por la pandemia obligaron a Kauderer a declararse en quiebra, de acuerdo con un breve relato presentado con su solicitud ante el Tribunal de Quiebras de Miami. Su empresa perdió importantes ingresos por alquiler cuando varios negocios que le alquilaban espacio cerraron, dice el documento.

Pero sus casos judiciales tejen una complicada cadena de acontecimientos y reclamaciones. En una demanda contra Midgard, su filial Gateway del Pequeño Haití y su cofundador James Goldstein, en su declaración federal de bancarrota Kauderer dijo que los ejecutivos de la firma se acercaron a él en 2019 con una oferta para invertir millones de dólares para renovar y reurbanizar sus propiedades a cambio de una eventual participación en la propiedad.

La oficina de Mallory Kauderer, propietario del Pequeño Haití desde hace muchos años, está vacía después de que el inversor inmobiliario perdiera una amplia cartera de propiedades del vecindario, en su mayoría comerciales, en una subasta de ejecución hipotecaria en diciembre de 2022, lo que hace temer a los habitantes locales y a los propietarios de negocios que se acelere la gentrificación en el enclave de inmigrantes en apuros.

Firmaron una serie de acuerdos que Kauderer ahora llama “depredadores” en documentos judiciales. Dijo que el grupo de Goldstein prometió adelantarle casi $2 millones para que se pusiera al día en el pago de los intereses hipotecarios. Kauderer dijo que Goldstein también se comprometió a invertir $5 millones en renovaciones del edificio y a captar inversores para recaudar unos $45 millones para la reurbanización, y en un momento dado dijo estar en contacto con un grupo de inversores tejanos deseosos de invertir.

En sus declaraciones, Kauderer recientemente dijo que acabó dándose cuenta de que esos inversores no existían y que Midgard nunca le adelantó la mayor parte del dinero prometido. Cuando su principal titular de la hipoteca trató de ejecutar la hipoteca en marzo de 2021, dijo Kauderer, ejecutivos Midgard socavaron sus esfuerzos para renegociar los términos y comprarse los préstamos a sí mismos, con el tiempo usando el control de la deuda para forzar una venta de toda su cartera del Pequeño Haití en una subasta.

En una respuesta presentada ante el tribunal, los ejecutivos de Midgard dijeron que nunca firmaron ningún documento legal que los obligara a emprender un rescate y que nunca le dijeron a Kauderer que tuvieran inversores preparados. Fue Kauderer quien no devolvió el dinero que la empresa le había adelantado, se leía en la respuesta; sin embargo, el juez del caso denegó recientemente una moción de Midgard para desestimar la demanda o retirar a Goldstein del caso.

Para el activista del Pequeño Haití y empresario de criptomonedas Nandy Martin, conocido como Capitán Haití por llevar un colorido disfraz de superhéroe para promocionar el vecindario, la subasta representa una gran oportunidad perdida. Después de enterarse de la subasta programada poco antes de que tuviera lugar, Martin dijo que intentó y fracasó en su intento de organizar un grupo de inversores para recaudar dinero para comprar al menos algunas de las propiedades de Kauderer.

De acuerdo con él, este fracaso se suma a los años de frustración de muchos habitantes del Pequeño Haití por la incapacidad de las partes interesadas del vecindario para adquirir propiedades en su propio patio trasero.

“Vi una oportunidad única para que la comunidad construyera algo de equidad, pero se me acabó el tiempo”, dijo Martin.

Falta de compromiso municipal

Activistas y propietarios de negocios dijeron que la inacción y algunas decisiones recientes de la ciudad de Miami en el Pequeño Haití agravaron su difícil situación.

El poeta y dramaturgo Jean-Marie Denis, conocido por el seudónimo de Jan Mapou, frente a su librería y centro cultural, una institución desde hace mucho tiempo en el vecindario del Pequeño Haití en Miami. Denis dijo que la venta a urbanizadores inmobiliarios de una amplia cartera de propiedades en el Pequeño Haití está causando ansiedad, en medio de una grave recesión económica provocada por la pandemia del COVID-19 y el cierre por parte de la ciudad de Caribbean Marketplace y el Centro Cultural Haitiano adyacentes.

Por un lado, los largos retrasos en la activación del Fideicomiso para la Revitalización del Pequeño Haití, creado como parte de un acuerdo comunitario que allanó el camino para la aprobación de Magic City, ha supuesto que $6 millones —la suma de las dos primeras contribuciones prometidas por el promotor para la reurbanización económica y de la vivienda— permanezcan sin usarse en la cuenta del organismo público en un momento en el que el vecindario necesita la ayuda desesperadamente.

Christine King, comisionada de la ciudad de Miami cuyo distrito incluye al Pequeño Haití, dijo que un fondo fiduciario reconstituido se está preparando para solicitar subvenciones a la comunidad.

Pero Martin, el empresario del Pequeño Haití, dijo que la falta de acción por parte del fideicomiso y la venta de las propiedades de Kauderer solo han alimentado la desconfianza de la comunidad respecto a las intenciones de los urbanizadores y funcionarios de la ciudad por igual. Aunque fingen preocuparse por la comunidad, en realidad solo miran por sus propios intereses, dijo.

“He llegado a la conclusión de que esta gente no es seria. No quieren trabajar con nadie de la comunidad”, dijo Martin. “Se acercan a ti y fingen que quieren trabajar con la comunidad, pero lo único que quieren es colarte algo por la puerta de atrás”.

“Es una historia más grande que la de las propiedades [de Kauderer]. ¿Qué influencia tendremos sobre estos urbanizadores si no tienen buenas intenciones de trabajar con la comunidad?”.

Para empeorar las cosas, la ciudad el año pasado cerró abruptamente una de las piedras angulares del vecindario, Caribbean Marketplace, y redujo drásticamente las actividades y eventos en el contiguo Little Haiti Cultural Center, después de despedir al director ejecutivo del complejo el año pasado. Los vecinos se quejaron de la escasa o nula comunicación del ayuntamiento en lo que respecta a la situación del complejo.

Un peatón pasa por delante de un cerrado Caribbean Marketplace en el Pequeño Haití, en abril de 2020.
Un peatón pasa por delante de un cerrado Caribbean Marketplace en el Pequeño Haití, en abril de 2020.

El cese virtual de las actividades en el centro significa que el tráfico peatonal restante a lo largo de ese tramo de Second Avenue, que provenía principalmente de los turistas y las multitudes que asisten a conciertos y eventos regulares, se evaporó, y también lo hizo el negocio, dijo Jean-Marie “Jan Mapou” Denis, un poeta, dramaturgo y propietario desde hace mucho tiempo de Libreri Mapou, una librería y centro cultural que es una institución del vecindario.

“Se va por el desagüe”

También ha puesto en duda el futuro de uno de los eventos anuales más emblemáticos del Pequeño Haití, el Festival del Libro del Pequeño Haití, que se celebraba cada mes de mayo en Caribbean Marketplace y el centro cultural. Mapou dijo que él y los organizadores del festival no han obtenido respuesta de los funcionarios de la ciudad en cuanto a su solicitud para programar la edición de 2023.

“Esto es un cementerio”, dijo Mapou. “Las cosas están muy mal. Ya no se ve gente, el tráfico peatonal que solíamos tener. Todo el mundo habla de ello. El Pequeño Haití se está yendo por el desagüe. Si acaban con el centro cultural, se acabó el Pequeño Haití. Es todo lo que nos queda”.

King, la comisionada de la ciudad, dijo en una entrevista que los administradores de la ciudad han estado revisando las políticas en el centro cultural luego del despido del antiguo director y espera que vuelva a funcionar “dentro de un mes”. Prometió que el festival del libro se celebrará.

Aunque Mapou es el propietario del edificio en donde está su librería, varios locales adyacentes ahora pertenecen a Midgard, entre ellos tres tiendas cerradas desde hace tiempo, porque Kauderer empezó a renovarlas antes de quedarse, al parecer, sin dinero. La semana pasada, la ciudad envió avisos de violación de código a las tres tiendas cerradas y al edificio de la esquina vecina, otra compra Midgard, que alberga Sonny Sonidos y un mercado de alimentos.

En un correo electrónico, el portavoz de Midgard, Myhre, dijo “Actualmente estamos en el proceso de enfrentar la multitud de violaciones de código en la cartera adquirida; no serán ignoradas”.

Al otro lado de la avenida, en una antigua lavandería que Kauderer convirtió en estudios para artistas y una galería de exposiciones llamada The Laundromat Art Space, el administrador Ronald Sánchez dijo que se reunió con representantes de Midgard y que confía en poder quedarse.

“Les gusta lo que hacemos aquí”, dijo Sánchez, mientras se preparaba para la inauguración este mes de una exposición de un artista residente Claudio Marcotulli.

El edificio que alberga Laundromat Art Space, en el Pequeño Haití, forma parte de una amplia cartera de propiedades en el vecindario adquiridas por urbanizadores en una subasta de ejecución hipotecaria de las propiedades del antiguo propietario local Mallory Kauderer en diciembre de 2022.
El edificio que alberga Laundromat Art Space, en el Pequeño Haití, forma parte de una amplia cartera de propiedades en el vecindario adquiridas por urbanizadores en una subasta de ejecución hipotecaria de las propiedades del antiguo propietario local Mallory Kauderer en diciembre de 2022.

Pero, en Sonny Sounds, una combinación de tienda de CD, agencia de viajes y notaría que lleva más de 20 años en el mismo local, los propietarios temen que la venta del edificio les obligue a marcharse.

Mientras sonaba música kompa en un altavoz situado en la acera, Magalie Joseph, miembro de la familia propietaria de Sonny Sounds, explicó que su contrato de alquiler era mensual —una práctica habitual en el Pequeño Haití—, pero que acababan de terminar una reforma interior completa a sus expensas y, aunque se han mantenido al día con los pagos del alquiler, temen un aumento que no pueden permitirse, dijo. Esperan quedarse, pero no han tenido noticias de Midgard, dijo Joseph.

“No nos han informado de nada”, dijo Joseph. “Acabamos de renovar un poco el local; hemos gastado mucho dinero: intentamos mantenerlo vivo. Espero que no nos echen. Estamos muy preocupados: no queremos irnos; no sabríamos qué hacer ni a dónde ir”.

Mapou, quien se quejaba de que Kauderer descuidaba sus propiedades, dijo que espera que Midgard invierta en renovaciones y atraiga a nuevos inquilinos a las tiendas cerradas, pero le resulta difícil opinar cuando nadie ha tenido noticias de la empresa. Como mínimo, dijo Mapou, Midgard debe una explicación a sus inquilinos y a la comunidad del Pequeño Haití en general.

“Lo que no me gustó fue que Mallory comprara edificios y los cerrara, con grafitis por todo el Pequeño Haití. Algunos [edificios] se están cayendo. Dijo que tenía un plan para rehacerlos, pero ¿cuándo? Espero que estos nuevos propietarios lo hagan”, dijo Mapou.

“Tendremos que esperar y ver. Tienen que decirle a la comunidad lo que piensan hacer”.