Anna May Wong: rechazada continuamente en Hollywood, supo reinventarse y brillar
La actriz asiático-estadounidense saltó a la fama en una época en la que los actores blancos tenían mayores opciones en Hollywood.
Shirley J. Lim, Universidad de Stony Brook (Universidad Estatal de Nueva York)
La actriz asiático-estadounidense Anna May Wong, saltó a la fama en una época en la que los actores blancos que recurrían al yellowface tenían más probabilidades de interpretar personajes asiáticos que los propios asiáticos.
La Casa de la Moneda de Estados Unidos emitirá durante cuatro años monedas de 25 centavos con los rostros de las mujeres estadounidenses que han contribuido al “desarrollo y la historia de nuestro país”.
El primer grupo del Programa “American Women Quarters”, anunciado en enero de 2022, incluyó a la astronauta Sally Ride y a la poeta Maya Angelou.
Sin embargo, a algunos estadounidenses les puede resultar menos familiar otro nombre de la lista: la actriz chino-estadounidense Anna May Wong.
Como escribí una biografía sobre Wong, estuve encantada de contarle a la Casa de la Moneda de Estados Unidos la historia de la vida de Wong.
En los últimos años, el tema ha vuelto a captar la atención del público y a menudo se refieren a Wong como una estrella de Hollywood. De hecho, el Tesoro de Estados Unidos la describe como “la primera estrella de cine chino-estadounidense en Hollywood”. Y sin duda deslumbró con sus papeles.
Sin embargo, considero que esa descripción minimiza su logro principal: su capacidad para reinventarse. Hollywood obstaculizó sus ambiciones continuamente. No obstante, perseveró y resurgió de las cenizas del rechazo convirtiéndose en una artista de vodevil australiana, una luminaria teatral británica, una diva pulp de películas de serie B y una celebridad de la televisión estadounidense.
El nacimiento de una estrella
Nacida a las afueras del barrio chino de Los Ángeles en 1905, Wong creció rodeada de grabaciones de películas, de manera que soñaba con convertirse en la protagonista algún día.
Faltando a clases para pedir a los directores que le dieran un papel, Wong comenzó su carrera como extra en “La linterna roja”, la película clásica de Alla Nazimova de 1919 sobre la rebelión de los boxeadores de China. En 1922, a la edad de 17 años, Wong consiguió su primer papel como protagonista en “El tributo del mar”, interpretando a un personaje basado en Madame Butterfly. Su actuación fue bien recibida y la eligieron para que interpretara a la esclava mongola en la exitosa película de 1924 “El ladrón de Bagdad”.
Sin embargo, rápidamente chocó contra el muro de una época en la que era común elegir a actores blancos que hacían yellowface pegándose los ojos con cinta adhesiva, usando maquillaje e imitando los acentos y exagerando los gestos para interpretar personajes asiáticos. Dicha práctica se extendería durante décadas: en 1961, el director Blake Edwards eligió incomprensiblemente a Mickey Rooney para que interpretara al señor Yunioshi en “Desayuno con diamantes” y hace poco, en 2015, Emma Stone fue elegida envuelta en una gran polémica para interpretar a un personaje parte chino y hawaiano en “Aloha”. Wong conseguiría papeles menores sin nombre propio en la película de 1927 “Old San Francisco” y “Across to Singapore”, que se estrenó un año después. Pero todo lo que se apartara de los papeles encasillados parecía fuera de su alcance.
De cierta forma, su carrera reflejaba la del gran actor japonés Sessue Hayakawa, quien había abierto el camino para las personas de ascendencia Asia-Pacífica en Hollywood. Hayakawa se convirtió en una estrella gracias a su papel principal en la película de 1915 de Lasky-Famous Players, “La marca”. Sin embargo, a medida que fue creciendo el sentimiento antijaponés en Estados Unidos, sus papeles menguaron. En 1922 abandonó Hollywood.
La fama europea
Algunas actrices se habrían limitado a aceptar su suerte, agradecidas por la oportunidad de aparecer simplemente en películas.
Pero no fue el caso de Wong.
En 1928, harta de la falta de oportunidades en Hollywood, hizo las maletas y se fue a Europa, donde se convirtió en una estrella mundial.
De 1928 a 1934 trabajó en una serie de películas para el estudio cinematográfico alemán Universum-Film Aktiengeselleschaft y encontró trabajo en otros estudios líderes como Gaumont de Francia y Associated Talking Pictures en el Reino Unido. Sus papeles impresionaron y captaron la atención de luminarias como el intelectual alemán Walter Benjamin, el actor británico Laurence Olivier, la actriz alemana Marlene Dietrich y el actor afroamericano Paul Robeson. En Europa, Wong se unió a las filas de artistas afroamericanos como Robeson, Josephine Baker y Langston Hughes, quienes, frustrados por la segregación en Estados Unidos, habían abandonado el país para encontrar admiración en Europa.
Cuando no había trabajo cinematográfico, Wong recurría al vodevil. En 1934 se embarcó en una gira europea en la que cantó, bailó y actuó ante audiencias embelesadas en grandes y pequeñas ciudades, desde Madrid hasta Gotemburgo, en Suecia.
El espectáculo de Wong mostró sus poderes camaleónicos. En Gotemburgo, por ejemplo, interpretó ocho temas que incluían la canción popular china “Jasmine Flower” y el éxito francés contemporáneo “Parlez-moi d'Amour”. Encarnando varios roles y razas, pasaba fácilmente de hablar chino a francés, de retratar a una cantante de folk a aparecer como una sirena de club nocturno vestida con esmoquin.
Wong decide hacer carrera por su cuenta
Lo que me encanta de Wong es que incluso cuando Hollywood frustró sus ambiciones una y otra vez, siguió creando sus propias oportunidades.
Aunque pasó años en Europa, Wong continuó presentándose a audiciones para papeles estadounidenses.
En 1937, se presentó para el papel principal en “La buena tierra” de Metro-Goldwyn-Mayer. Cuando la rechazaron decidió que, si no podía protagonizar una película, simplemente haría una propia.
Hizo su único viaje a China y documentó la experiencia. Su encantador cortometraje mostró numerosas actividades, incluyendo imitadoras femeninas que enseñaban a Wong cómo representar roles femeninos chinos, un viaje a las colinas occidentales y una visita a la aldea ancestral de la familia. En un momento en que el número de directoras prominentes en Hollywood se podía contar con los dedos de una mano, fue una hazaña notable.
Dos décadas más tarde, la película saldría al aire en ABC. Para entonces, Wong ya se había consolidado como una estrella de televisión al interpretar a una galerista y detective que viajaba por el mundo resolviendo crímenes en “The Gallery of Madame Liu-Tsong”. Fue la primera serie de televisión en tener un protagonista asiático-estadounidense.
Cuando Wong murió el 3 de febrero de 1961, había dejado un legado de más de 50 películas, numerosos espectáculos de Broadway y vodevil, así como una serie de televisión. También es importante el hecho de que se convirtiera en una celebridad mundial a pesar de haber sido excluida de los papeles principales de Hollywood.
Es una historia de tenacidad y determinación que puede inspirar a todos los que quieran ver imágenes de personas de color reflejadas en la pantalla.