Quién fue Ana Mendieta, la artista cubana cuya apasionante vida y trágica muerte se convertirá en serie
La vida de la artista fue prolífera y corta. Murió joven, a los 36 años
Ana Mendieta nació en La Habana, Cuba, en 1948 y fue una pionera. Un término que define a la perfección las contribuciones de tantas y tantas mujeres en las diferentes parcelas del saber y las artes que han logrado superar el borrado al que la historia ha querido reducirlas con más o menos éxito. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha como cualquier otra para recuperar sus aportes indelebles y traerlos de vuelta a la luz. Es de justicia. Aunque solo sea para ganarle tiempo al olvido que seremos. Al olvido que durante demasiado tiempo se ha impuesto en torno a su existencia y obra.
La vida de Ana Mendieta fue prolífera y corta. Murió joven, a los 36 años, tras “caer” desde su apartamento, localizado en la planta 34 de un rascacielos de Manhattan, después de mantener una fuerte discusión sobre quién era más famoso en el mundo del arte con su marido, el artista minimalista estadounidense Carl Andre. La cubana sobrevoló durante unos minutos eternos los cielos de Nueva York hasta encontrar de frente la muerte en la madrugada del 8 de septiembre de 1985.
Las circunstancias que rodean el fallecimiento repentino de Ana Mendieta son todavía un misterio. El escultor y poeta fue acusado de homicidio y durante tres años, el tiempo que duró el proceso judicial, fue considerado el principal sospechoso. Él siempre negó las acusaciones y defendió que, de un momento a otro, ella estaba dentro del hogar y minutos después ya no, dejando tras de sí una ventana abierta y su ausencia. Un transeúnte que pasaba por ahí testificó en el juicio que había escuchado “gritos de lucha”. Carl Andre fue absuelto por falta de pruebas. Murió libre y señalado por los seguidores de su mujer el pasado 24 de enero de 2024. Tenía 88 años.
La obra conceptual de Ana Mendieta fue subversiva, violenta y feminista y solo reconocida tras su trágico deceso. Combinó la escultura, la pintura y el arte performativo y audiovisual para ahondar en temas tan incómodos como los límites étnicos, sexuales, la religión, la política y la moralidad. Huyó de las etiquetas que la circunscribían, como la raza o el género, aunque siempre arrastró un enorme vacío por su condición de inmigrante en Estados Unidos.
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Nacida en el seno de una familia acomodada de Cuba, Ana Mendieta abandonó su querida isla con apenas 12 años junto a su hermana mayor Raquelina, de 14. Lo hizo coincidiendo con los primeros años del régimen de Fidel Castro por medio de la Operación Peter Pan, un programa secreto del Gobierno de Estados Unidos y la Iglesia católica a través del cual se extrajeron del país a algo más de 14.000 niños de padres opositores de la ideología comunista. Dicen los que la conocieron, que la cubana nunca superó el trauma de ser arrancada de sus raíces y las buscó con desesperación durante el resto de su breve vida y a través de su trabajo artístico. Tras su desembarco en suelo norteamericano, las niñas Mendieta fueron pasando de una casa de acogida a otra, primero en Florida y luego en Iowa. No se reencontraron con su madre y su hermano pequeño, Ignacio, hasta cinco años después. Tuvieron que pasar 18 para hacer lo propio con su progenitor.
La vida de Ana Mendieta reconvertida en producción hollywoodiense
Asentada en Iowa, fue en la Universidad de Iowa donde Ana Mendieta comenzó a explorar su faceta más artística, bajo la tutela del artista performativo alemán Hans Breder, quien le impulsó a ir un paso más allá de los límites tradicionales de la escultura y la pintura. La cubana hizo del arte su mejor escape y medio para resolver sus dudas identitarias y poner el foco en las cuestiones que la atormentaban y conmovían. El uso de sangre en su obra, y otros elementos naturales, como la tierra, el agua o el fuego, fue una de sus señas distintivas, que incorporó para incomodar y denunciar, entro otros, la brutalidad de la violencia sistémica contra las mujeres.
La obra de Ana Mendieta, que ella definió como “earth-body art”, sentó las bases para lo que hoy se conoce como arte ecofeminista. Ahora, la apasionante vida efímera de la artista llegará a la pequeña pantalla en forma de miniserie de la mano de la nominada al Oscar América Ferrera. La actriz interpretará a la artista en ‘Naked by the window’ (Desnuda junto a la ventana, en su traducción literal al castellano), una producción de Plan-B (productora fundada por Brad Pitt) que todavía no ha comenzado a grabarse y de la que todavía no se conoce fecha de estreno.