ANÁLISIS-Bolsonaro se queda aislado por su postura negacionista del coronavirus

FOTO DE ARCHIVO: El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ofrece una rueda de prensa para hablar sobre el brote de coronavirus. REUTERS/Ueslei Marcelino

Por Lisandra Paraguassu, Anthony Boadle y Ricardo Brito

BRASILIA, 3 abr (Reuters) - En una tensa reunión del equipo de Gobierno celebrada el sábado en la residencia oficial del presidente brasileño, Jair Bolsonaro se encontró aislado.

El líder de extrema derecha convocó una reunión de emergencia en el palacio de Alvorada de Brasilia para resolver una disputa con el ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta, quien se opuso públicamente a los llamamientos del presidente para aflojar las restricciones de cuarentena para los 210 millones de habitantes de Brasil.

Pero, con Mandetta firme en su postura, aun los colaboradores más cercanos de Bolsonaro no apoyaron su plan de relajar las restricciones por el coronavirus para mantener la economía en marcha, según dos fuentes con conocimiento de la reunión.

Elegido hace dos años con la promesa de recuperar la senda del crecimiento, Bolsonaro ha conmocionado a los expertos en sanidad de todo el mundo al minimizar constantemente la gravedad de la pandemia, calificando al COVID-19 de "una gripecita" exagerada por los medios y sus oponentes.

Eso incluso después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ídolo político del brasileño, diera marcha atrás en su propio escepticismo sobre el brote.

Las fuentes dijeron que ministros de alto rango, incluido el de Justicia, Sergio Moro, se pusieron del lado de Mandetta en el imperativo de reforzar el distanciamiento social y anteponer la crisis de salud pública a las preocupaciones sobre la paralización de la economía.

Incluso los principales cargos militares del Gobierno, que hasta ahora no habían criticado ni defendido públicamente a Bolsonaro, saltaron en defensa de Mandetta.

En una reprimenda poco velada a Bolsonaro, el jefe del gabinete presidencial, Walter Braga, un general del ejército en servicio activo, declaró que la salida de Mandetta del gabinete estaba fuera de discusión.

"Fue una reunión muy dura", dijo a Reuters un miembro del gobierno sobre las conversaciones. "Mandetta está pisando un suelo quebradizo, pero hay algunas cosas que no está dispuesto a cambiar".

Las tensiones ilustran hasta qué punto los esfuerzos de Bolsonaro por mantener la economía más grande de América Latina funcionando normalmente han dividido a su gabinete, alentando a sus oponentes y alienando aún a sus más firmes aliados en el Congreso.

Algunos políticos han propuesto la apertura de procedimientos de juicio político contra Bolsonaro por poner en peligro la salud pública. Pero incluso si lograran los votos para llevarlo a juicio, los líderes en el Congreso parecen no estar dispuestos a profundizar la crisis de Brasil en plena pandemia, dicen las fuentes.

El Ministerio de Sanidad informó el miércoles que el número de casos confirmados de coronavirus en Brasil se ha duplicado en cinco días hasta los 6.836, mientras que el de muertes casi se triplicó hasta las 240.

Frente a la escalada de las críticas, la insistencia de Bolsonaro en redes sociales de que "Brasil no puede parar" ha provocado indignación en el Congreso.

El lunes, el propio líder del Gobierno en el Senado, Fernando Bezerra, encabezó una moción en la cámara alta instando a los brasileños a adherirse a las reglas de distanciamiento social establecidas por Mandetta basadas en las pautas de la Organización Mundial de la Salud.

"La opinión del presidente es incorrecta", dijo a Reuters el senador Major Olimpio, uno de los más fieles a Bolsonaro en el Congreso. Olimpio afirmó que todos los partidos en el Congreso se oponen al intento de Bolsonaro de relajar las recomendaciones de distanciamiento social.

Para Jimena Blanco, directora de Americas Risk Insights en la consultora Verisk Maplecroft, el aumento de los llamados a someter al mandatario a un juicio político aumentan el peligro de que se produzca el colapso del gabinete este mes, y con él el de la agenda de reformas del Gobierno.

"Sin embargo, el temor a una mayor militarización del Gobierno podría actuar como un fuerte contrapeso a cualquier movimiento de sus oponentes para que lo eliminen, ya que podría conducir a una administración de derechas aún más dura", evaluó Blanco.

MIEDO A UNA DEPRESIÓN

Incluso antes de que llegara el coronavirus, era poco probable que la economía brasileña registrara algo más que un crecimiento anémico este año. Y con el 40% de la fuerza laboral de Brasil dedicándose a la economía informal, las cuarentenas prolongadas elevarían drásticamente los niveles de pobreza.

Para mitigar los efectos de la epidemia en la economía brasileña, el Gobierno está planeando un paquete de 200.000 millones de reales (38.000 millones de dólares) para salvaguardar los empleos y ayudar a las empresas a pagar los salarios.

Los analistas dicen que el enfoque de Bolsonaro en la economía está impulsado por el temor de que una depresión pueda dejar a millones de brasileños desempleados y arruinar sus planes de reelección para 2022.

"Él sabe que se le echará la culpa a una economía estancada, y si hay disturbios sociales y saqueos también", observó Lucas de Aragao, socio de la consultora Arko Advice de Brasilia.

(Información de Lisandra Paraguassu, Ricardo Brito, Maria Carolina Marcello y Anthony Boadle; editado en español por Janisse Huambachano)