AMLO y el caso Colosio, un nuevo escándalo que, curiosamente, tapó otros que incomodaban en Palacio nacional

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México.  FOTO Archivo: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México. FOTO Archivo: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM

El próximo 23 de marzo se cumplirán treinta años del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia. La disputa por el poder se ajustó y empezó por enclaustrar la campaña de Ernesto Zedillo, que relevó a Colosio, lo tuvo que hacer en espacios cerrados donde la seguridad fue prioritaria.

El asesino Mario Aburto, capturado y sentenciado, reconoció que fue el único actor en el crimen de Colosio. El caso fue investigado por diferentes fiscales especiales. Plantearon diversas hipótesis. Como que había sido el resultado de un complot, que el asesino tenía un cómplice, que Colosio recibió más de un disparo y demás. El resultado final fue el declarado por el único preso por crimen.

Treinta años después, la Fiscalía General de la República afirma que existió un segundo tirador en el homicidio de Luis Donaldo Colosio, por lo que presentará un recurso de apelación con la intención de lograr la aprehensión de Jorge Antonio 'S', que en 1994 era agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y había sido asignado para cubrir la gira del candidato del PRI. En aquel momento fue implicado en el magnicidio como el segundo tirador. Según la FGR las pruebas que presentó en contra del agente demuestran su presencia en el lugar del homicidio, en el momento en el que se cometió.

El agente fue aprehendido en 1994 porque en su ropa tenía manchas con el tipo de sangre de Colosio. Para aclarar su actuación el Cisen comisionó a Genaro García Luna, entonces subdirector operativo, quien tramitó su libertad. Hoy la FGR afirma que el Cisen envió al agente para que estuviera en el lugar del crimen, después lo encubrió y lo sacó de Tijuana de manera urgente y en secreto.

Cada aniversario de la muerte de Luis Donaldo Colosio son recordadas las circunstancias en las que fue asesinado. Pasa con mayor detalle en los periodos electorales, como el que transcurre ahora, por lo que siempre existirá la sospecha de que algún actor involucrado en la disputa por el poder desea lucrar políticamente con el suceso, disfrazándolo de proceso legal, pero con la intención de lograr un efecto propagandístico. Como dice AMLO, estamos en el tiempo de los zopilotes.

Para evitar que se lucre con la remembranza del crimen, Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del asesinado candidato del PRI, intervino en la polémica.

“Apelando a la compasión del Presidente, yo diría que mejor indulte a Mario Aburto, que lo indulte, que ponga un carpetazo final a este asunto, que permita que tanto mi familia como México sanemos, que iniciemos un camino hacia la reconciliación a través del perdón, pero sobre todo, a través del respeto a dejar esto en manos de otra justicia porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento”.

La respuesta de López Obrador llegó hoy en su mañanera: "Aprovecho para contestarle al hijo de Luis Donaldo Colosio que me pide que indulte, quiero contestar que yo no puedo, sé que él no quiere, ni sus familiares, saber de esto que fue terrible, pero se trata, repito, de un asunto de Estado el que yo quiero que en lo que a mí corresponde no se deje de investigar, yo no voy a dar un carpetazo".

El caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio fue un escándalo y hoy vuelve a serlo al impedir que sane la herida social. Sí es tiempo de zopilotes que reciclan el drama, tienen la intención de distraer. Un asunto de este tamaño solo se puede reactivar desde el Estado y desde ahí, de manera burda, emprender una campaña que posicione el tema en los medios con alguna intención.

Estamos en el mundo de la sospecha y por tanto debemos cuestionar la intención del mensaje. No es hacer justicia a Luis Donaldo Colosio, como dijo su hijo, “la justicia quedó a deber”. Después de miles de mentiras dudamos del discurso originado desde el poder.

Curiosamente, lo del segundo tirador en el caso Colosio coincide con el escándalo de que los datos personales de 263 reporteros que asisten a la mañanera de López Obrador habían sido vulnerados y robados del sistema de acreditaciones de la Coordinación General de Comunicación Social del gobierno de la República. Su titular, Jesús Ramírez Cuevas, dijo que el robo al Sistema de Acreditaciones se realizó desde España con la cuenta de un usuario que ya no trabaja en presidencia, por lo que no se trató de un hackeo.

En su mañanera los reporteros cuestionaron al respecto al presidente. ¿Falló la seguridad, Presidente? Su respuesta fue típica “Sí, falló la seguridad o fueron muy buenos los hackeadores. Acuérdense de que nuestros adversarios tienen mucho dinero y pueden contratar a los delincuentes en esta materia de más especialidad en el mundo.” Otra pregunta ¿Ve a la oposición, entonces, Presidente? Su respuesta es una especulación sin pruebas, pero él es la víctima. “Es muy probable, muy probable: Claudio X. González y toda la red de opositores a la transformación.”

Hoy la agenda noticiosa tiene en la mira el tema de que hubo un segundo tirador en el asesinato de Colosio y no el de la filtración de datos de periodistas, Ni tampoco el de las acusaciones contra los hijos de AMLO y un supuesto tráfico de influencias. El escándalo es útil para ocultar, incluso si no es algo intencional.

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