AMLO se impone; Meade, el gran perdedor, y el debate... un total fracaso

(INE via AP)
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Se llevó a cabo el segundo debate presidencial y por primera ocasión no se realizó en la Ciudad de México. Fue sede la Universidad Autónoma de Baja California, campus Tijuana. El Instituto Nacional Electoral promovió la participación de los ciudadanos que, en esta ocasión, hicieron seis preguntas a los candidatos, a las que respondieron Jaime Rodríguez “El Bronco”, José Antonio Meade, Ricardo
Anaya y Andrés Manuel López Obrador. Fueron moderadores los periodistas Yuriria Sierra y León Krause.

El tema general fue México en el mundo y los subtemas debatidos fueron comercio exterior e inversiones; seguridad fronteriza y combate al crimen trasnacional; y derechos de los migrantes.

Con un formato novedoso y las preguntas del público los candidatos respondieron de frente, en virtud de que no hubiera sido bien visto que evadieran las respuestas que solicitaban los ciudadanos seleccionados.

Fue un debate reiterativo, aunque las expectativas de los ciudadanos eran altas, el bajo nivel de los candidatos puso en evidencia su incapacidad para generar ideas nuevas. Los cuatro repitieron lo que han dicho por meses y años. Acudieron a las formulas que conocemos para descalificarse.

FOTOS | Los MEMES del 2o. debate presidencial

Para José Antonio Meade y Ricardo Anaya, este segundo debate presidencial fue la oportunidad para avanzar en su afán de alcanzar a López Obrador en el primer lugar de las preferencias electorales. Si el resultado de las encuestas de los siguientes días no arroja el avance significativo de alguno de los dos o la caída del candidato de Morena, entonces será muy difícil que el resultado final, el 1 de julio,
sea diferente al que ya se perfila.

Aunque en este segundo debate Meade tenía la ventaja por haber sido secretario de Hacienda y secretario de Relaciones Exteriores, no obstante, sus propuestas fueron generales porque su atención estuvo en tratar de llegar al segundo lugar para ser competitivo frente a López Obrador, lo que veremos en los siguientes días, en cuanto se publiquen las encuestas sobre este evento.

Para el candidato del PRI ganar el segundo debate era clave para entrar en la recta final de la campaña con fuerza suficiente para alcanzar y derrotar a López Obrador. Parece que no creció y que los cambios en su equipo de campaña y en el PRI no fueron suficientes y, para la dinámica de la campaña, se llevaron a cabo cuando el “daño” ya estaba hecho, lo que implica que difícilmente va a salir del tercer lugar en el que se ubicó desde que empezó la disputa por la presidencia.

VIDEO | “Voy a cuidar mi cartera”, el momento épico de AMLO vs. Anaya

Las respuestas de José Antonio Meade fueron las más detalladas, lo que refrendó que es el que tiene más experiencia en la Administración Pública Federal, lo que podría ser benéfico para él en el caso de que los electores efectivamente se inclinen por la experiencia y no por la simpatía, al momento de votar.

La actitud y discurso de Meade en el debate fueron más agresivos, lo que no significa que hubieran sido más convincentes y es que haberse mantenido “estancado” por meses en los que, como sus adversarios, se dedicó a denostar a López Obrador, en lugar de presentar con detalle su propuesta de gobierno, que es donde radica su experiencia, le restó credibilidad.

En este segundo debate otra vez se equivocaron Ricardo Anaya y José Antonio Meade, al tener como prioridad atacar al puntero de las encuestas, con ello le hicieron el juego a la agenda de ocurrencias y descalificaciones que les impuso López Obrador. A los dos les dijo corruptos, representantes de la “mafia del poder” e integrantes de lo que llama PRIAN. En dos ocasiones dijo que cuidaba su cartera para que Anaya no lo robara.

Buena parte del éxito de la campaña de López Obrador se la debe a las frecuentes réplicas de sus adversarios. El Peje si entendió la conseja de la propaganda que recomienda: “No importa que hablen bien o mal de ti, lo importante es que hablen de ti” y de esa manera todos los medios, todos los días,
durante años, han estado hablado de él. Meade y Anaya aceptaron la agenda y le hacen la campaña.

Mientras sus adversarios lo atacaban en el debate, López Obrador hizo lo que sabe hacer bien. Desenmascaró el juego al decir que lo agredían los otros candidatos. Que son representantes de la “mafia del Poder”, acudió a su posición preferida del debate político, se puso como víctima y dejó a sus contrincantes el papel de verdugos. Se defendió con el sarcasmo, la burla y la sonrisa, marcada
por el desprecio, armas, con la que el pueblo cobra venganza de los poderosos, fue el éxito de aquel Cantinflas que hablaba mucho y no decía nada. Él dice lento y repite lo mismo hasta en cansancio.

El segundo debate presidencial fue un fracaso porque los ciudadanos seguimos sin conocer las propuestas de fondo de los candidatos, que permitirán resolver los problemas nacionales. Tuvieron la oportunidad de prepararse. Con anticipación conocieron los temas y, aun así, se pararon en el escenario a exhibir su bajo nivel.

El tercer debate no será como este y, si la estrategia de López Obrador continúa, es previsible que se dedique a administrar su ventaja. ¿Usted qué haría?