Amazonía: Crédit Agricole se enriquece con el negocio del gas sucio en Perú

El yacimiento de gas de Mipaya, en el que Repsol tiene una participación del 10%, está situado cerca de la aldea de Kirigueti, que dirige Walter Dalguerri, el hombre del machete.

El grupo Crédit Agricole tiene una participación de 240 millones de euros en Repsol, una multinacional que explota gas en la Amazonía peruana, y está obteniendo importantes beneficios de ello, revela France 24, en colaboración con Disclose, RFI y el Pulitzer Center. Según nuestra investigación sobre el terreno, muchos habitantes denuncian problemas de salud y peligros para el medio ambiente.

Tierras abrasadas por el sol, osos polares solitarios, turbinas eólicas girando sobre praderas exuberantes y una voz en off que advierte: “La cuenta atrás ha comenzado”. Estas imágenes no proceden de la última campaña de los activistas de Extinction Rebellion, sino de vídeos producidos por Crédit Agricole.

En su campaña de comunicación destinada a reverdecer su imagen, el tercer grupo bancario europeo promete “presionar” a sus clientes para “preservar el futuro del planeta”. Hasta aquí la fachada. En realidad, el banco, con unos activos de más de 2,4 billones de euros, está aún muy lejos de alcanzar su objetivo.

Y no puede ignorar que está comprando acciones y bonos de empresas petroleras y gasísticas a diestra y siniestra. Multinacionales para las que el futuro del planeta no parece ser una prioridad.

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Estas operaciones financieras, que no se mencionan en los clips promocionales de Crédit Agricole, las lleva a cabo una entidad poco conocida pero muy estratégica para el grupo: su filial de inversión Amundi, cuya misión es hacer fructificar el ahorro de los particulares y los capitales confiados por empresas públicas o privadas.

Se supone que su equipo de diez inspectores controla el impacto ecológico de las instalaciones de gas de Repsol. Pero, en realidad, no dispone de medios suficientes.


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