En América del sur, Trump ya está perdiendo una batalla comercial con China
LIMA.- En la cumbre de la APEC en Perú, Estados Unidos verá cómo China va cobrando protagonismo en la región, en medio de un reacomodo de poder más grande en una tradicional zona de influencia de Washington, que espera la asunción como presidente de Donald Trump, conocido por sus políticas comerciales contrarias a Pekín.
Perú recibirá esta semana a los líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, y se espera que el presidente chino Xi Jinping asista e inaugure un megapuerto construido por China en la nación andina. El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, también está en la lista de invitados al foro APEC.
Perú, segundo exportador mundial de cobre, refleja un desafío más amplio para la Casa Blanca en América del Sur, donde la presencia de China ha crecido rápidamente debido a su enorme apetito por los principales recursos de la región: maíz, cobre, soja, carne de res y litio, un metal para las baterías.
Eso ha convertido a Pekín en un socio comercial clave desde Brasil hasta Chile y la Argentina, erosionando la influencia política regional de Washington, una tendencia que se amplió bajo el giro hacia adentro de “Estados Unidos primero” de Trump durante su primer gobierno y nuevamente bajo Biden.
“El valor estratégico es que este es el patio trasero de Estados Unidos”, dijo Li Xing, profesor del Instituto de Estrategias Internacionales de Guangdong. El experto agregó que esto ayudó a contrarrestar la presencia estadounidense en el Indo-Pacífico y compensar los riesgos de una guerra comercial.
“China no puede comenzar construyendo bases militares allí porque es demasiado sensible y hará que el conflicto de China con Estados Unidos sea demasiado pronunciado (...) Por lo tanto, ha avanzado primero con los lazos económicos”, manifestó.
Perú demuestra el cambio dramático. La ventaja comercial de China sobre Estados Unidos aumentó a 16.300 millones de dólares el año pasado, según datos de la Comisión Comtrade de la ONU, un cambio radical respecto de hace apenas una década, cuando Washington era el actor dominante. Esto ha venido acompañado de inversiones en sectores como la energía y la minería.
China superó a Estados Unidos en 2015 en el comercio con Perú, ampliando la brecha durante la gestión anterior de Trump (2017-2021) y nuevamente durante la administración de Biden.
“China ha entrado en la región de manera agresiva, está aprendiendo rápidamente y está preparada para quedarse a largo plazo”, dijo Eric Farnsworth, exfuncionario del Departamento de Estado que ahora trabaja en el Consejo de las Américas y la Sociedad de las Américas.
“A menos que Estados Unidos priorice significativamente la política económica regional de una manera nueva y efectiva, la región seguirá inclinándose hacia los intereses chinos”, agregó.
La embajada de Estados Unidos en Lima no respondió a una solicitud de comentarios sobre el reporte.
Funcionarios de Washington han advertido públicamente varias veces que la inversión china en la región tiene condiciones y han afirmado que Estados Unidos es un socio más confiable.
Una nueva Singapur
Un ejemplo del cambio es el megapuerto a 80 kilómetros al norte de Lima, en Chancay, construido por la estatal china Cosco Shipping y que promete acortar las rutas marítimas hacia Asia tanto para los productos peruanos como brasileños.
El megapuerto controlado por China, que será inaugurado por Xi cuando visite Perú, ha generado preocupación en Estados Unidos por la seguridad regional, pero lo más importante es que impulsará la ruta comercial de la región hacia China.
El ministro de Transporte y Comunicaciones de Perú, Raúl Pérez, afirmó en una reciente visita al puerto que Chancay se vislumbra como una “clara competencia” de los puertos del Pacífico de aguas profundas de Manzanillo, en México, y de Long Beach, en Estados Unidos, donde las grandes naves pueden hacer viajes directos hacia terminales de Asia.
Reyes dijo que desde Chancay los viajes desde Sudamérica al Asia se reducirán en 10, 15, 20 días dependiendo de la ruta.
“Nuestro objetivo es convertirnos en el Singapur de América Latina”, dijo Pérez, en referencia al polo marítimo del Sudeste asiático y delante de grúas de hasta 90 metros de altura que pueden movilizar 50 contenedoras por hora según la firma china.
El puerto de la costa del Pacífico está generando planes y proyectos de inversión para impulsar la conectividad, especialmente para los productores de soja de Brasil, que están interesados en reducir los costos de envío y el tiempo de viaje a Asia, y evitar pasar por el Canal de Panamá hacia el norte.
Un eventual tren que uniría a los dos países permitirá que más soja brasileña sea transportada por tierra a Perú y luego se dirija a China. Brasil ha visto dispararse el comercio con la segunda economía del mundo en los últimos años.
El gobierno de Perú está impulsando asimismo un posible proyecto ferroviario en la costa de 10.000 millones de dólares.
Sin embargo, la mayoría de los funcionarios y diplomáticos locales adoptan un tono cauteloso. Dicen que tanto China como Estados Unidos son socios clave. Pero en privado, admiten que China ha prestado una atención más concreta a América Latina.
“Perú está abierto a hacer negocios con todos los países”, dijo un funcionario peruano de alto rango bajo condición de anonimato. “Lo que hace China es concentrar sus inversiones en América Latina y África”, que tienen los recursos que necesita, indicó.
Se espera que Perú firme un acuerdo con China durante la APEC para actualizar su tratado de libre comercio de 2009, principalmente relacionado con la propiedad intelectual, el comercio electrónico y los procedimientos aduaneros.
Pragatismo
El embajador de Brasil en Lima, Clemente Baena Soares, ratificó que el megapuerto de Chancay sería un gran impulso para los productores de su país, reduciendo casi a la mitad los tiempos de viaje a Asia. “La soja sería la mas beneficiada y otros productos agrícolas, también los semiindustrializados”.
El diplomático pidió que Perú alivie los trámites burocráticos para los transportistas brasileños, como los límites de carga en las carreteras que unen a los países.
Daniel Parodi, analista político, profesor de la Universidad de Lima e historiador en la Pontificia Universidad Católica del Perú, dijo que, frente a la incursión china, una alianza latinoamericana para su desarrollo económico podría ser la clave para iniciar una nueva etapa en la producción de manufacturas y tecnología, que recoloque a la región en el mundo como un bloque comercial importante.
“Los efectos geopolíticos por Chancay dependerán de las políticas que asuman Perú y la región frente a este enorme desafío. Y la pregunta es si sus estados han reflexionado en conjunto respecto del rol que, como América Latina o parte de ella, quieren desempeñar en el siglo XXI”, refirió.
El presidente de la Cámara de Comercio Perú-China, José Tam, afirmo que la última inversión china en Chancay podría generar el inicio de un nuevo ciclo de proyectos anexos, debido a que el país asiático ha demostrado “ser bastante pragmático”.
“China esta mandando las señales mas claras de entusiasmo en la región, y el tema es sencillo (...) nuestra ubicación geográfica siempre ha sido muy importante”, dijo Tam, que lidera al gremio que integra a grandes minas de cobre como Las Bambas de MMG Ltd y Chinalco de Aluminum Corp.
Mario de las Casas, gerente de asuntos corporativos de Cosco Shipping, dijo que el giro de China no era político y que Perú está abierto a inversores de todas partes. Con menos inversión estadounidense en oferta, la decisión es puramente comercial.
“Que venga Estados Unidos a invertir, hace muchos años que no lo hace”, comentó, y agregó que Perú está bien posicionado para beneficiarse de cualquier tensión comercial global. “Aquí no hay buenos ni malos, aquí hay intereses”, manifestó.
Por Marco Aquino y Eduardo Baptista