Alud en Guatemala deja al menos 26 muertos, buscan a 600 desaparecidos

Por Sofía Menchú SANTA CATARINA PINULA, Guatemala (Reuters) - Un alud provocado por intensas lluvias dejó al menos 26 muertos y cerca de 600 desaparecidos en un pueblo cercano a la capital de Guatemala, en uno de los peores desastres en el país centroamericano en los últimos años. El deslizamiento de tierra se produjo la noche del jueves cuando parte de una colina se desprendió tras días de fuertes precipitaciones, aplastando más de un centenar de casas en Santa Catarina Pinula, una pequeña villa a 15 kilómetros al sureste de Ciudad de Guatemala, dando paso a una desesperada búsqueda de sobrevivientes. El vocero del cuerpo conocido como Bomberos Voluntarios, José Sánchez, dijo que se habían recuperado 26 cuerpos, aunque las autoridades mantenían su cifra en nueve muertos. "El número de fallecidos, desafortunadamente, creemos que será mayor", dijo más temprano en conferencia de prensa el jefe de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Alejandro Maldonado, en la que detalló que habían encontrado a 34 personas con vida, pero que cientos siguen desaparecidos. Entre los fallecidos hay tres menores, incluido un bebé de pocos meses, mientras que decenas de heridos fueron trasladados a los hospitales locales. Más de 600 personas entre socorristas, bomberos, militares y voluntarios participaban en las tareas de rescate, que se extenderán por tiempo indefinido, utilizando máquinas excavadoras, palas y perros para buscar entre las toneladas de tierra y barro. "Cuando llegamos (de trabajar) encontramos cerrado el paso y nuestra casa soterrada. Adentro estaba solo mi hijo Dany David González, de 17 años, que nos esperaba para cenar", dijo Marta Odilia Guitz, trabajadora doméstica de 37 años, residente en la zona desde hace dos años. "Mi esposo está ahorita allí con una pala sacando tierra para encontrar a nuestro hijo", agregó la angustiada mujer, con los ojos llorosos. PAÍS VULNERABLE A DESASTRES Los testigos contaron que escucharon un enorme estruendo e inmediatamente la zona se quedó sin luz y cubierta por una inmensa nube de polvo. Entre las ruinas se escuchaban gritos y lamentos, mientras los sobrevivientes trataban de salir del lugar caminando por un lodazal que les llegaba a las rodillas. "Yo me siento como que hubiera perdido a mis seres queridos, porque todos mis vecinos ahí murieron", contó Melina Hidalgo, un ama de casa de 35 años, que tardó horas en llegar con su esposo y tres hijos al albergue acondicionado en el ayuntamiento local, donde se hacía acopio de las donaciones de recursos y víveres. Pese a que autoridades habían advertido hace tiempo del riesgo para barrio El Cambray 2, fundado en 1999 al pie de una colina y cerca de un río, el asentamiento siguió creciendo en los últimos años mezclando casas de bloques de cemento con otras más inestables de madera y lámina de zinc. Algunos de los vecinos de la zona atrapados en los restos del deslave trataban de salvar la vida mandando mensajes de texto a sus familiares para que los ubicaran, según testimonios reportados en la prensa local. Tras el último incidente, la temporada lluviosa que comenzó en mayo ha dejado al menos 17 muertos y casi medio millón de afectados en Guatemala, un país que suele lidiar todos los años con enorme desastres causados por las intensas e irregulares precipitaciones. "Esta es una de las tantas tragedias que pasan en Guatemala (...) somos muy vulnerables a este tipo de catástrofes y se han producido por todas partes", reconoció Maldonado, quien añadió que la prioridad ahora es rescatar a los atrapados y ayudar a los damnificados.