Alina Robert entre la película “Plantadas” y la serie “El grito de las mariposas”
La actriz cubana Alina Robert lleva una década de carrera ascendente y ahora vive un momento consagratorio porque coprotagoniza dos proyectos resonantes: la película “Plantadas” y la serie “El grito de las mariposas”. “Recién ahora me está cayendo el veinte de todo esto increíble que está sucediendo”, manifiesta, usando un modismo cubano. “Me siento muy bien y agradecida, valorando que esto es un lujo, además del resultado de años de esfuerzo”, agrega.
Alina llegó de Cuba en 2008 y un año después empezó a estudiar actuación. Paralelamente, del 2011 al 2014 participó en certámenes de belleza como “Miss Cuban American” y “Nuestra Belleza Latina”. “Entré a esos concursos como una manera de darme a conocer”, recuerda. Posteriormente fue modelo de “Sábado gigante” y comenzó a destacarse como actriz.
“Antes sentía que debía demostrar que era más que una presentadora de televisión, pero eso ya no me ocurre; ahora me preocupo por entender el comportamiento de mis personajes, que me enseñen algo”, reflexiona Alina, con voz serena. “Ahora actúo para mí, he entendido que si estoy segura de lo que estoy haciendo el público lo percibirá”, sigue. Seria, apunta que “actuar implica una gran responsabilidad”. Lilo Vilaplana, que la dirigió en “Plantadas” y otros dos largometrajes, da cuenta de su rigor: “Es una actriz muy disciplinada y estudiosa que se entrega a sus personajes con pasión”.
En “Plantadas” Alina interpreta a una de las cientos de presas políticas del comienzo de la dictadura de Fidel Castro. En el filme compartió labor con valores jóvenes como Claudia Tomás y Rachel Vallori, y consagradas como Yulieth Cruz y Lili Rentería. “Era una historia que merecía ser contada y en lo personal el trabajo fue un reto porque a mi personaje le pasan cosas tremendas”, explica Alina. Su rol en “El grito de las mariposas” no es menos dramático. En la serie, que se puede ver en la plataforma Hulu y fue producida por una empresa de Disney, la artista interpreta a Patria Mirabal, una de las legendarias tres Hermanas Mirabal, dominicanas, asesinadas en 1960 por el dictador Rafael Trujillo. “Es una historia bellísima”, señala la actriz.
Con aire más relajado, después Alina cuenta que su desparpajo y facilidad de palabra le ayudaron a sobresalir en su etapa de concursos de belleza. “Ganaba más por la muela que por otra cosa”, dice, con modestia. Asegura que el arte rige su vida y que desde 2019 toma clases de piano. “No soy Beethoven, pero toco”, lanza, riendo. Coqueta, declina consignar el año de su nacimiento (ocurrido un 22 de noviembre) ni su estado civil. Lleva la mitad de su vida en el exilio, en todo caso. “Cuando me preguntan de dónde soy, digo ‘de Cuba’ con tremendo orgullo, aunque a veces también me gusta decir: ‘I am Cuban American’”, cuenta, con humor.
Alina es una amante de Miami, a la que defiende a capa y espada. Y con la ciudad y con sus raíces tiene que ver su próximo proyecto, que no es de actuación. “Quiero organizar un evento anual para potenciar la tradición y la cultura de Miami, mostrar a la comunidad cosmopolita de qué estamos hechas las mujeres cubanas”, manifiesta, determinada, sin dar mayores detalles. “Me siento lista”, refuerza.