Alertan a cazadores sobre la enfermedad de los “venados zombies” en EEUU
Una escena perturbadora tiene lugar en muchos bosques estadounidenses: figuras famélicas y tambaleantes deambulan lastimosamente, víctimas de un mal degenerativo e incurable que los ha convertido, valga la metáfora, en una suerte de zombies.
Y no es del argumento de una película de Halloween sino un fenómeno real de impacto en los ecosistemas e, incluso, que podría tener implicaciones para la salud pública. Se trata de la epidemia de la enfermedad de desgaste crónico (chronic wasting disease) que en Estados Unidos afecta especialmente a ciervos, venados y alces salvajes en 24 estados. La enfermedad, progresiva, incurable y letal, produce afectaciones tan severas en los animales enfermos que a éstos se les conoce como “venados zombies”.
La enfermedad de desgaste crónico es un padecimiento neurodegenerativo producido, según los datos disponibles, por proteínas llamadas priones que pueden desatar anormalidades en las proteínas de las células cerebrales. El llamado mal de las “vacas locas” (encefalopatía espongiforme bovina) es otra enfermedad degenerativa en animales provocada por priones. A diferencia del mal de los “venados zombies”, el de las vacas locas sí registró casos, según reportes, de transmisión a los humanos vía la ingestión de carne de animales enfermos.
Los estados más afectados por “venados zombies” que vagabundean cada vez más muertos que vivos en sus bosques son, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Colorado, Kansas y Wyoming, pero también habría casos numerosos en Illinois, Missouri, Nebraska, Pennsylvania, Texas, Utah y Wisconsin, entre otros.
También se han registrado casos de esa enfermedad en animales en Noruega, Suecia, Finlandia y Corea del Sur. Y es posible que exista presencia de ese mal en otras partes de Estados Unidos y en otros países, pero no habría hasta el momento registro de ellos, de acuerdo al CDC.
La enfermedad es peculiar: fue identificada por primera vez en Colorado en un ciervo en cautiverio a finales de la década de 1960 y en venados salvajes a principios de la de 1980 y ha crecido tanto en extensión geográfica como en magnitud: en los lugares más afectados la enfermedad podría infectar a entre el 10% y el 25% de las poblaciones de venados, alces y ciervos salvajes. Las cifras pueden ser incluso mayores en grupos de animales en cautiverio.
En estricto sentido, esa enfermedad no sería una amenaza directa para las personas, aunque se afirma que los animales afectados tienen menos miedo al hombre y en ocasiones son más agresivos, por lo que podrían darse casos de encuentros peligrosos de humanos con esos “zombies”. O, posiblemente, venados afectados, al tener sus capacidades motoras mermadas, podrían ser más proclives a irrumpir en carreteras y, por ende, incrementar los riesgos de colisiones con vehículos.
Con todo, de acuerdo a CNN, no puede descartarse que los humanos sean completamente inmunes a la enfermedad de los “venados zombies” y por ello el CDC alerta específicamente a los cazadores sobre medidas de prevención para evitar exponerse a ese mal. Sobre todo, evitar disparar o manipular animales que hayan actuado extrañamente y también les pide abstenerse de consumir su carne.
Estudios en animales de laboratorio, por ejemplo, indican que la enfermedad puede llegar a afectar a monos a los que se alimentó con carne infectada por priones, y aunque se requiere investigación adicional para dilucidar si el mal puede transmitirse a las personas y cuáles son los factores de mayor riesgo, las autoridades recomiendan a los cazadores de venados, alces y ciervos, y a quienes poseen manadas en cautiverio, a tomar precauciones especiales y abstenerse, sobre todo, de consumir la carne de animales enfermos o que pudiesen haber tenido contacto con ellos.
Y, en Estados Unidos, algunos estados libres de la enfermedad, por ejemplo Nevada, han establecido medidas para evitar la aparición de “venados zombies” en su territorio: han colocado puestos para tomar muestras y analizar la posible presencia del prion en cadáveres de animales (tanto los que fueron allí cazados como los que hubiesen sido hallados muertos) y han establecido legislación que prohíbe a cazadores introducir cadáveres de esos ciervos, venados y alces desde otros estados, a fin de prevenir la posible transmisión de la enfermedad.