Agostina Hein consiguió a los 15 años un quinto puesto en el Mundial de Natación y una marca B para los Juegos Olímpicos, pero encendió una alarma social

Agostina Hein terminó quinta en 800 metros libre en el Mundial de natación; a los 15 años afronta un mundo plagado de desafíos y presiones.
Agostina Hein terminó quinta en 800 metros libre en el Mundial de natación; a los 15 años afronta un mundo plagado de desafíos y presiones. - Créditos: @Instagram

A los 15 años, Agostina Hein emerge como la mayor revelación de la natación argentina desde la aparición de Delfina Pignatiello. Es una adolescente que nada como los dioses y tiene un sueño, en el espejo de una fuera de serie fugaz. En junio de 2022, la chica maravilla anunció su retiro de las piletas a los 22 años. “Estaba en un pozo, sentí la soledad y odié mi nombre”, contó Delfina a LA NACION tiempo atrás, en una entrevista desgarradora. Las presiones, las redes sociales, una sociedad dramática: todo eso la expulsó de lo que amaba. Un mayúsculo llamado de atención: a Agostina, un delfín en el mar, está pasándole algo parecido. Justo ahora, cuando llegan las mejores brazadas.

Cuenta la crónica del día: Agostina Hein, nacida en Campana y dueña de un destino grande, obtuvo este sábado un meritorio quinto puesto en la final de los 800 metros libre femeninos del Mundial de Natación, que se desarrolla en Doha, Qatar. La adolescente bonaerense desplegó un buen ritmo en el comienzo pero cayó en el final, y cerró su labor a 11s75/100 de la ganadora, Simona Quadarella. Que tiene diez años más...

En su serie clasificatoria Hein fijó 8m29s19/1000, una marca B con miras a París 2024.
En su serie clasificatoria Hein fijó 8m29s19/1000, una marca B con miras a París 2024. - Créditos: @Instagram

La italiana se llevó el oro con 8m17s44/100, seguida por la alemana Isabel Gose, de 21, que arribó a 9/100 y se adjudicó la medalla plateada. El podio fue completado por la neerlandesa Erika Fairweather, que terminó a 4s.82/100. Agostina registró 8m29s19/100, tiempo apenas mejor que uno establecido el viernes, cuando en la serie clasificatoria 3 hizo 8m29s44/100. Con ese número, Hein conquistó una marca B para los Juegos Olímpicos París 2024. ¿Por qué no soñar?

La nadadora bonaerense, que se alzó con una medalla de bronce en el Mundial Junior de septiembre último en Israel, también compitió, a principios de semana, en la final de 400 metros libre, en la que se ubicó octava, con 4m10s33/100.

“Todavía no lo puedo creer. Nunca imaginé que iba a lograr todo esto”, sostuvo la adolescente, que apenas unas horas antes publicó en Instagram un llamado de atención. Una situación traumática que se repite. Y que no hay que dejar pasar. Desde los especialistas en psicología hasta la sociedad en general. Las redes sociales pueden acabar con una carrera maravillosa. ¿Cómo no recordar a Delfina? Si hasta Agostina compite en las mismas distancias.

“Para todos los que dudaron cuando no nos podíamos levantar. Para todos los que hablaron, sin saber lo que es estar, sin sentir una mínima parte lo que se siente. Para los que no les importó poner su orgullo y hasta la imagen por delante de los sueños. Para los que siempre tienen algo para opinar y nada para sumar”, escribió en un texto amplio, conmovedor. Que interpela a todos.

Agostina Hein tiene un sorprende parecido físico con Delfina Pignatiello, otra destacada nadadora argentina que prometía mucho, pero que se retiró demasiado joven, a los 22 años.
Agostina Hein tiene un sorprende parecido físico con Delfina Pignatiello, otra destacada nadadora argentina que prometía mucho, pero que se retiró demasiado joven, a los 22 años. - Créditos: @Instagram

“Hace cuatro años no creí llegar hasta donde estoy. Hace un año que no bajaba mis marcas en mis pruebas principales. En el medio hubo dudas, ¿por qué haciendo todo bien no se me daba? La respuesta demasiado simple, cierta parte de mí dudaba, dudaba de mí, de lo que yo podía hacer. Hoy todas esas dudas son certezas. Certeza de que soy más fuerte de lo que creo”, enfatizó en el mensaje escrito público.

Se entrena todos los días bajo la humana mirada de Sebastián Montero en un club en Campana, y también en las instalaciones del Cenard en el Parque Olímpico. Desde los tres años se tira a la pileta. De pequeña, para divertirse. De más grande, para hacerse un nombre. Es lo que disfruta... y no quiere abandonarlo por culpa de los maliciosos de siempre. Sobre todo, los que andan libres de cuerpo detrás de una pantalla.

El posteo de Agostina Hein

Desde los siete años nada en forma competitiva. Pasó por varias entidades, en las que realizó jornadas de hasta tres turnos en la piscina. Durante la pandemia, según cuentan los que más la conocen, bajo las estrictas restricciones de la cuarentena se empeñó en seguir su entrenamiento, que debió hacer en una pileta de lona.

“Cuando nos agarró la pandemia me entrenaba en el quincho de mi casa atada en una Pelopincho que me compraron, y cuando se liberó, iba a la casa de Seba [Montero] y nadaba en una pileta de 5 metros atada, y hacíamos actividad física en el velódromo”, contó alguna vez.

Suele levantarse a las 7, almuerza y cena pollo o pastas si está en plena competencia, se acuesta a las 22 luego de algún capítulo de serie y suele ponerse auriculares. AC/DC o Deep Purple, clásicos del rock pesado de otro tiempo. Esa energía la ayuda: Agostina siente que puede comerse la pileta. “Quiero disfrutar. El objetivo es disfrutar y nadar fuerte”, suele decir la chica que ahora se entrena en dos turnos en un gimnasio y en la misma cantidad en un natatorio, además de llevar adelante sus estudios y el imprescindible inglés.

La Vikinga –así se la conoce– es fanática de la serie de películas y libros Crepúsculo; alquila un departamento cerca de Independiente, de Zárate, su última estación de entrenamiento, y cuando sea grande tendrá dos puertas por abrir, por definir próximamente: Derecho y Veterinaria. Ama a los animales.

El disfrute de nadar se mezcla en Agostina con las dudas en su propia capacidad que le generó un año sin batir sus propias marcas y con las críticas y el escepticismo externos.
El disfrute de nadar se mezcla en Agostina con las dudas en su propia capacidad que le generó un año sin batir sus propias marcas y con las críticas y el escepticismo externos. - Créditos: @Instagram

Horas antes de la última batalla sobre el agua, abría su corazón en el canal DeporTV. Lágrimas que describieron una historia de la que vemos sólo un puñado de segundos de brazadas y patadas desesperadas. “Me saqué un peso de encima a mí misma, hacía un año que no podía bajar mis marcas. No se me venía dando. En el medio hubo un montón de llanto, de preguntarme por qué no se me daba. Cuando toqué la placa me largué a llorar”.