Cómo ha afectado las clases de seguridad de armas una nueva ley de la Florida sobre su porte

Los floridanos ya no necesitan un permiso para portar un arma de fuego oculta, y los propietarios de armas están optando abrumadoramente por eludir la capacitación educativa y de seguridad antes requerida para una licencia.

Los instructores de armas de fuego están observando un drástico descenso en el número de alumnos que se inscriben para estos cursos, en los que se enseña seguridad y se explican las leyes del estado sobre dónde y cómo los propietarios de armas pueden llevar pistolas legalmente y usarlas en defensa propia.

A medida que aumenta el número de personas que renuncian a una capacitación básica sobre seguridad y legalidad, los instructores manifiestan su preocupación por la seguridad de las comunidades y por las repercusiones en sus negocios.

Descenso en los permisos de armas

Tras la entrada en vigor de la nueva ley estatal, el número de personas que solicitaron permisos para portar armas ocultas —que ahora son opcionales e incluyen clases de horas de duración sobre seguridad y temas legales— descendió alrededor de 64% en comparación con el mismo periodo de tres meses de hace un año. En la Florida hay unos 2.5 millones de personas con permisos de porte oculta, según cifras estatales.

Además de las clases de seguridad, las ventajas de tener un permiso en la Florida permiten a los compradores de armas evitar el período de espera de tres días antes de poder recoger sus nuevas armas y llevarlas consigo cuando viajan a estados que reconocen como válidos los permisos de la Florida. El costo inicial de un permiso es de unos $100, incluida la toma de huellas dactilares. Los delincuentes y cualquier persona menor de 21 años no pueden llevar un arma oculta legalmente, incluso bajo la nueva ley.

Simon Foster de Lake Butler es un nuevo propietario de armas que recibió su permiso en noviembre de 2022. Él cree que no debería haber capacitación obligatoria, pero si comprara su primera arma hoy, recibiría capacitación de todos modos, dijo.

“No solo soy un hombre negro, sino un inmigrante negro, así que todavía la recibiría debido a la óptica”, dijo Foster, de 39 años, que es originario de Jamaica. “Cuando la gente ve a un negro con un arma, piensa: ‘Es un delincuente’. Si alguna vez tuviera contacto con las fuerzas del orden para una situación de defensa personal, estaría mejor con un permiso”.

Sin embargo, a Foster no siempre le gustaron las pistolas. Le parecían impersonales y peligrosas. En Jamaica, las leyes son mucho más estrictas y, según él, los únicos que llevaban armas eran delincuentes.

Eso cambió cuando emigró a Estados Unidos en 2018.

“Empecé a pensar para mis adentros: ‘Las armas de fuego forman parte de la cultura de este país. No van a ir a ninguna parte, así que al menos debería educarme sobre ellas’”, dijo. “Ahora me gustan tanto que me meten en problemas con mi esposa”.

Venta de armas

Aunque el número de solicitantes de permisos de porte oculto cayó tras la nueva ley de la Florida, las ventas de armas también han descendido drásticamente. El número de verificaciones de antecedentes para la compra de armas en la Florida desde el 1 de julio cayó 15% respecto al mismo período del año anterior y fue 21% inferior al del mismo período de 2021. Esas verificaciones de antecedentes no se relacionan perfectamente con el número de armas de fuego vendidas, pero son el mejor barómetro de ventas disponible. Algunos compradores adquieren varias armas, lo que supone una sola verificación de antecedentes, y otros quedan inhabilitados tras las verificaciones para comprar.

Foster fue entrenado por Mike Weeks, de 52 años, propietario de 2A Tactical and Training, que imparte clases de ocho horas en su propiedad de 11 acres en Lake Butler, 25 millas al norte de Gainesville. Sus alumnos aprenden sobre la ley de armas y sobre seguridad y deben disparar un mínimo de 50 cartuchos de munición. Solía impartir clases en fines de semana de cupo completo cada cuatro semanas, pero a partir del 1 de julio solo podrá dar clases cada cuatro meses.

“Antes tenía lista de espera. Ahora me dicen: ‘Ya no necesito capacitación, pero te agradezco que me llames’”, dijo Weeks. “Es difícil no parecer que intentas venderles algo. Así que intento decirles: ‘Sigues necesitando capacitación, ya sea mía o de otra persona’”.

Cartuchos gastados de munición y una diana usada se ven en una mesa en Shoot GTR, ubicado en 1610 NW 65th Pl., en Gainesville, Florida, el 20 de septiembre de 2023.
Cartuchos gastados de munición y una diana usada se ven en una mesa en Shoot GTR, ubicado en 1610 NW 65th Pl., en Gainesville, Florida, el 20 de septiembre de 2023.

El negocio estaba pensado para mantenerlos a él y a su familia cuando se jubilara de su empleo a tiempo completo en Gainesville Regional Utilities. Pero después de la ley, no prevé hacer crecer el negocio, y mucho menos apoyarse en él durante la jubilación.

La preocupación por la violencia armada inspiró a Doc Nguyen, de Homefront Tactical en Jacksonville, a enseñar seguridad con las armas, y solía impartir clases a una docena de alumnos.

Al cabo de un tiempo, empezó a preocuparle el número de personas a las que rechazaba que “asistían a clase y no querían aprender”. La idea de que estas personas portaran armas ocultas con su nombre en sus certificados le incomodaba, y se planteó cerrar, dijo.

“Pero en cuanto oí la noticia del proyecto de ley, fue como escribir en la pared”, dijo Nguyen. “Creo que va a hacer mucho más mal que bien”.

Nguyen, de 41 años, cerró en abril, antes de la promulgación de la ley. Ahora diseña planes de estudios militares.

Jeff Meling dispara un arma de mano Sig Sauer de 9 mm en Shoot GTR, ubicado en 1610 NW 65th Pl., en Gainesville, Florida, el 20 de septiembre de 2023.
Jeff Meling dispara un arma de mano Sig Sauer de 9 mm en Shoot GTR, ubicado en 1610 NW 65th Pl., en Gainesville, Florida, el 20 de septiembre de 2023.

Una preocupación

Brian Doyle, de 56 años, es presidente de Direct Hit Firearms Training, en Pompano Beach, y también le preocupan las armas en manos de usuarios sin capacitación.

“Me desalienta que la gente no quiera capacitarse, y eso es lo que les dice el estado: que no necesitan capacitarse para portar un arma de fuego”, dijo Doyle.

Doyle no prevé un aumento de los delitos violentos relacionados con el proyecto de ley, pero le preocupa un incremento de los errores evitables cometidos por ciudadanos respetuosos de la ley, los cuales pueden arruinar el historial de una persona, exponerla a demandas judiciales y, en algunos casos, provocar la muerte de alguien.

Doyle enseña regularmente a estudiantes con órdenes judiciales de la Fiscalía Estatal del Condado Broward de tomar su clase a cambio de la reducción de cargos por negligencia con armas de fuego. La mayoría de estos estudiantes llevan por error sus armas al aeropuerto.

“Soy un tipo de la Segunda Enmienda, lo entiendo”, dijo Doyle. “Pero si eres uno de mis clientes y vuelves a mí con una orden judicial porque infringiste la ley, no voy a estar feliz”.

Sus clases están diseñadas para entender la ley de la Florida: qué, dónde, cuándo y cómo llevarla oculta. Y, como muchos instructores, ha visto disminuir la asistencia. Antes de que cambiara la ley, Doyle solía dar clases semanales a una docena de alumnos. Ahora imparte clases a unos seis alumnos cada dos semanas.

“Vemos a mucha gente que dice: ‘He estado rodeado de armas toda mi vida’, pero luego se dan cuenta de lo mucho que no saben”, dijo.

Tener un permiso puede ayudar incluso si alguien infringe la ley: Si alguien es sorprendido portando un arma de fuego a menos de 1,000 pies de una escuela, tener un permiso de porte oculto pudiera reducir un cargo de delito grave a delito menor.

“Esta ley es casi un truco. Hace que la gente piense que no hay razón para obtener un permiso”, dijo Christian Pérez, de 29 años, instructor en jefe de Florida Defensive Training con sedes en todo el sur de la Florida.

Pérez imparte clases tanto a las fuerzas del orden como a civiles, y antes del 1º de julio, supervisaba una clase de civiles de alrededor de 70 estudiantes. Ahora, llena unas 20 plazas. Los que quedan son los más motivados y deseosos de aprender, algunos de ellos víctimas de violencia o acoso, dijo Pérez.

“Había muchos estudiantes a los que no les importaba y solo tomaban la clase porque el estado los obligaba, pero algo de educación es mejor que nada”, dijo Pérez. “Es mejor oír estas cosas en un aula que en un juzgado”.

Para uno de los alumnos de Pérez, Phillip Peterson, la capacitación quizá haya salvado la vida de su hija.

Peterson y su esposa se sentían vulnerables durante la pandemia del COVID-19, y decidieron inscribirse ellos y sus dos hijos en los cursos de Florida Defensive Training.

“El adiestramiento acabó protegiendo a mi hija tras una situación de riesgo en un estacionamiento”, dijo. Un hombre se acercó al auto de su hija y la acorraló cuando intentaba alejarse. “Gracias a su capacitación, supo protegerse y no quedarse paralizada”.

Este artículo fue producido por Fresh Take Florida, un servicio de noticias de la Facultad de Periodismo y Comunicaciones de la Universidad de la Florida. Se puede contactar con el reportero en lemnusj@freshtakeflorida.com. Usted puede donar para apoyar a nuestros estudiantes aquí.