Afectadas por las tarifas, algunas empresas cambian y otras esperan

WASHINGTON.- Algunos trasladan sus fábricas de China a otros países. Otros rediseñan sus productos estratégicamente. No faltan quienes buscan lagunas en las leyes comerciales o incluso cambian la procedencia del artículo. Todo para evadir los aranceles que el gobierno de Donald Trump está cobrando a los productos importados desde China.

La mayoría de las empresas perjudicadas por esos aranceles, no obstante, están en un compás de espera porque no saben qué rumbo tomará esta guerra comercial con China ni qué otros países pueden estar en la mira de Estados Unidos.

Un caso llamativo es el de Xcel Brands, una empresa de Nueva York propietaria de marcas como Halston, Isaac Mizrahi y C. Wonder. Hace dos años fabricaba todas sus prendas en China. Ahora está mudando sus operaciones, diversificando su producción en Vietnam, Camboya, Bangladesh y Canadá, y analizando la posibilidad de hacerlo en México. El año que viene ya no tendrá presencia en China. "Hay que adaptarse y mover las piezas", dijo el director ejecutivo de la firma, Robert D'Loren.

Trump lanzó la guerra comercial más intensa desde la década de 1930 al imponer aranceles a productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares y amenaza con hacerlo sobre otros 300.000 millones. Libra asimismo batallas comerciales con países aliados, desde Corea del Sur, México y Canadá hasta Japón y la Unión Europea, en torno al acero, el aluminio y los automóviles.

Ante la posibilidad de una guerra inacabable con socios comerciales, numerosas empresas dicen que están demorando inversiones y reconsiderando sus relaciones comerciales a la espera de que se despeje el panorama y tengan una idea más clara de cómo terminará este conflicto, si es que termina.

La tendencia a trasladar la producción fuera de China viene de antes de la guerra comercial de Trump. Los sueldos y otros costos están subiendo en China y las empresas ya estaban buscando otros países donde asentarse, desde Vietnam hasta México.

Algunas incluso consideran instalarse en Estados Unidos.

Coins 4 U, que produce monedas para premiaciones y promociones, producía sus artículos en China desde su fundación en 2013, pero se mudó a Lake Ronkonkoma (Nueva York). "Nuestros costos no subieron demasiado, un 10% aproximadamente", declaró Sam Carter, gerente de ventas de la firma, cuya sede se encuentra en Cheyenne, Wyoming.

No es tan sencillo irse de China, donde hay fabricantes especializados concentrados en centros industriales y donde es fácil conseguir las partes que necesitan.

En los últimos cinco años Columbia Sportswear redujo en un 60% su presencia en China. Algunos productos, sin embargo, no pueden ser fabricados en ninguna otra parte, dice la empresa, porque requieren mucha especialización y dependen de importantes inversiones en herramientas, maquinarias y capacitación de personal.

El modelo de calzado Sorel Style, por ejemplo, tiene una plantilla oculta que requiere maquinaria y herramientas patentadas. El traslado de esa operación fuera de China, dice Columbia, le costará al menos tres millones de dólares en maquinaria, deberá contratar y capacitar una nueva fuerza laboral y demorar la producción al menos un año.

Las firmas de indumentarias y zapatos están tratando de hacer diseños que les eviten pagar aranceles. Algunas alteran sus productos de modo tal que son registrados en categorías que les permiten evadir o reducir el monto de las tarifas.

Pequeños cambios pueden representar una gran diferencia. Agregarle cordones o bolsillos debajo de la cintura a una blusa puede bajar el arancel del 15,4% al 8,1% en una prenda de algodón, y del 26,9% al 16% en una de poliéster. Las empresas con sede en Estados Unidos también buscan lagunas legales. Por ejemplo, las firmas que venden a través de internet envían productos desde México, Hong Kong y Canadá directamente a las casas de los compradores.