Adopciones ilegales en Bélgica: en búsqueda de unos padres y de una identidad

Bélgica se enfrenta a un doloroso pasado. Entre 1950 y los años 1980, con la connivencia de organizaciones cristianas y de la Iglesia católica, aproximadamente 30.000 niños fueron adoptados ilegalmente en el país después de nacer en Francia, donde la ley permite a las mujeres dar a luz de forma anónima sin que los descendientes puedan saber su origen. Existía una red que permitía entregar a bebés a las familias que lo desearan a cambio de dinero. Ahora, las víctimas buscan saber qué ocurrió y piden reparaciones. RFI cuenta su historia.

Igual que un mensaje en una botella lanzada al mar, en que nunca se sabe si alguien responderá, decenas de personas escriben mensajes similares en un grupo de Facebook: “Hola, nací el 3 de julio de 1965 en un hospital en Malo-Les Bains [norte de Francia] y luego fui adoptada por una familia belga, busco a mi madre biológica”, reza uno de ellos. Según los cálculos, entre 1950 y hasta mediados de los años 1980, unas 30.000 personas provenientes de familias belgas de clase alta nacieron en Francia para luego ser dadas en adopción. No es casualidad el porqué nacieron del otro lado de la frontera: en Francia existe una ley que permite dar a luz bajo anonimato en que los descendientes difícilmente pueden saber su origen. Una excepción dentro de la Unión Europea.

Dar a luz en Francia

Donatienne nació el 17 de enero de 1964, pesaba 3,9 kilos cuando llegó al mundo, según su partida de nacimiento, en Villers-Semeuse, en la región de Champaña-Ardenas en Francia. Diez días después, fue adoptada. En el documento de adopción, se asegura que eran “familias cristianas por ambos lados”.

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