Un adelanto de lo que les espera a las ciudades costeras

WASHINGTON.- El fin de semana la marea volvió a barrer las calles de Venecia, sembrando el pánico entre los habitantes permanentes, que empiezan a preguntarse si vivir en esta ciudad-laguna al borde del Adriático sigue siendo viable.

En su pedido de nuevas donaciones para reparar la devastación causada por la peor inundación en medio siglo, el alcalde Luigi Brugnaro culpó al cambio climático por la "dramática situación".

Si bien en la superficie la ciudad podrá recuperarse como lo ha hecho en otras oportunidades, los climatólogos alertaron que el caso de Venecia es un adelanto de los problemas que enfrentarán todas las ciudades costeras, a medida que los casquetes polares se derritan y el nivel del agua de los mares alcance alturas sin precedente.

"Venecia es el orgullo de toda Italia", dijo Brugnaro en su declaración, mientras sus funcionarios confirmaban que el 70 por ciento de la ciudad se encontraba sumergida. "Venecia es el legado de todos, única en el mundo", expresó.

Según un reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, las inundaciones extremas que ocurrían cada 100 años en Venecia, para el año 2050 ocurrirán cada seis años, debido al aumento global del nivel de las aguas.

Para el año 2100, incluso podrían ocurrir cada apenas 5 meses. Y esa estimación solo toma en cuenta el crecimiento del nivel de los mares, que con el tiempo se convertirá en un factor cada vez mayor de preocupación.

El mayor problema es que, además, Venecia se está hundiendo, y eso implica que las estimaciones que solo toman en cuenta el crecimiento de los mares, como las del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático terminan siendo optimistas.

La inundación del viernes se debió a una nueva tormenta procedente también del sudoeste de Italia, con vientos que barrieron el Adriático de sudeste a noroeste, empujando el agua hacia las costas de Venecia. Se suman tres factores que dejan a Venecia a merced del agua cada vez con más frecuencia: mareas altas extremas, hundimiento propio de la ciudad, y aumento del nivel de los mares.

Lo que se pudo observar en todo el centro turístico de la ciudad, en los bares y las cristalerías venecianas fue que el agua cubría los pisos y se alojaba en los lobbies de los hoteles, dejando a su paso un penetrante olor a cloaca.

A lo largo de los siglos, Venecia desvió el curso de los ríos bajo el objetivo de proteger la laguna y extender la barrera de islas, pero en esta ocasión, el nivel de agua de los mares aumentó varios milímetros de forma sostenida.

En mar abierto, en los intersticios de la barrera de islas, está en marcha un proyecto descomunal conocido como MOSE para redoblar la protección de Venecia a través de un sistema de esclusas que sellarían la laguna en caso de marea extrema.

La conclusión del proyecto, lanzado en 2003, estaba prevista inicialmente para 2011. Sin embargo, esa fecha se extendió para 2014, mientras que ahora se estima que la finalización del plan se espera para 2022.

Venecia es una ciudad próspera desde el siglo V, pero hasta los vecinos que tienen agua de canal en las venas están atemorizados por la inundación y los pronósticos que se proyectan para el futuro.

La preocupación se percibe en los ciudadanos. Por ejemplo, Vladimiro Cavagnis, cuarta generación de los icónicos gondoleros que transportan turistas por los canales de la ciudad, contó que Venecia está llena de historia. "Una historia que poco a poco el agua irá borrando, como la Atlántida. La gente está destrozada, angustiada, triste. Dicen que la ciudad está desapareciendo".

The Washington Post

Traducción Jaime Arrambide