Acreedores dicen que quieren ayudar a la provincia de Buenos Aires

Axel Kicillof

Con la decisión de extender los plazos para que los bonistas acepten la propuesta bonaerense, el gobernador Axel Kicillof busca llevar las negociaciones al último día posible antes que la provincia sea considerada en default si no paga. Por el lado de los acreedores, algunos no pierden la esperanza de lograr un acuerdo. "Queremos ayudar a encontrar una solución", señaló uno de ellos a LA NACION.

El equipo económico de Kicillof se está moviendo contra reloj. Como señaló ayer el gobernador, la tenencia de los bonos está bastante dispersa. "El fondo que mayor tenencia tiene es del 16%, está muy atomizado", dijo a la Radio La Red.

Además del comité que hizo público su pedido de que Buenos Aires ofrezca un plan económico, hay otros dos o tres grupos representando a los tenedores y unos pocos grandes acreedores que se manejan solos. Todos coinciden en la necesidad de que haya un plan para aceptar la postergación del pago del bono. Desde que asumió, el gobierno provincial no mandó su presupuesto de 2020 a la Legislatura, por lo que los acreedores no conocen los números fiscales que proyecta la provincia.

El gobernador mismo indicó que la propuesta no es "sofisticada", sino que "simplemente se les pide que esperen un poco más, así podemos hacer pie".

Pero los bonistas no creen que haya un problema de capacidad de pago, sino que es un tema de voluntad de pago. La razón por la que Buenos Aires pide postergar el pago es porque la Nación tendría resuelta su reestructuración antes de fines de marzo, como señalan en el Gobierno. Pasado ese tiempo, si las negociaciones son exitosas, Kicillof apuesta a una baja de tasas para llevar adelante su propia reestructuración. En el mientras tanto, otras provincias, como Mendoza, Córdoba, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Chaco emiten deuda en pesos para hacer frente a sus vencimientos en dólares.

"Si la Nación logra reestructurar su deuda, podría asistir financieramente a la provincia", dice Gabriel Caamaño, del Estudio Ledesma. "Kicillof tuvo el problema de que sus vencimientos en ley extranjera vencen antes que los de la Nación, que son el 30 de septiembre. Pero si él también quería reestructurar como plantea hacer el Estado, debería haber empezado a moverse antes para negociar. La decisión de extender los plazos para obtener una respuesta de los acreedores muestra dos señales: que no llega a reunir el 75% del capital en circulación, pero que no está dispuesto a ceder aun no llegando a ese umbral. Es como el juego de la gallina, que no es la mejor forma de plantear una negociación", agregó el economista.

El 5 de febrero, la nueva fecha límite, es cuando vencen los 10 días de gracia que tiene la provincia si no hace frente al pago de los US$250 millones de capital mañana. Si no paga ese día, Buenos Aires entra en default.

La duda que surge entre los analistas es qué pasaría si las negociaciones del ministro de Economía, Martín Guzmán, con los acreedores no es exitosa. A priori, Kicillof pareciera estar atando la suerte de la provincia a la de la Nación. Pero, al mismo tiempo, si los acreedores no aceptan la propuesta del gobernador, el default de la provincia podría complicar las negociaciones de Guzmán.

La otra incógnita en el mercado sigue siendo si la estrategia del equipo de Kicillof y la de Guzmán están coordinadas. El ministro de Economía ratificó en conferencia de prensa que la provincia de Buenos Aires "no se lanzó sola". Sin embargo, hay analistas que señalan que si las negociaciones con Kicillof son las que se usarán como molde para la estrategia de la Argentina, "no son para nada un aliciente".