¿Acaso la manera de frenar la gripe aviar es darles a los productores millones de dólares para que maten a millones de pollos?

El mayor productor de huevo de Estados Unidos afirma que se detectó gripe aviar en pollos en una planta de Texas.
El mayor productor de huevo de Estados Unidos afirma que se detectó gripe aviar en pollos en una planta de Texas.

El tipo tan letal de gripe aviar que circula por el mundo desde 2021 ha provocado la muerte de millones de aves, por lo que avicultores de Estados Unidos se han visto obligados a sacrificar averíos enteros, y esto ha provocado un breve, pero alarmante repunte en el precio del huevo.

En fechas más recientes, la influenza aviar infectó a vacas lecheras de varios estados y, al menos, a una persona en Texas que tuvo contacto cercano con los animales, señalaron las autoridades esta semana.

Parece que ese brote está resultando ser especialmente costoso para los contribuyentes estadounidenses.

El año pasado, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos les pagó a los avicultores más de 500 millones de dólares por los pavos, los pollos y las gallinas ponedoras que obligó a sacrificar después de que se detectara en sus granjas la cepa H5N1 de influenza.

Las autoridades afirman que el programa de indemnización tiene como objetivo alentar a los productores a que reporten los brotes de inmediato. La razón es que el gobierno les paga los animales que sacrifican, no los que mueren por la enfermedad. Según el departamento, los reportes oportunos ayudan a limitar la propagación del virus a granjas vecinas.

Los sacrificios por lo general se llevan a cabo aumentando el calor de los corrales que albergan a miles de aves, un método que les provoca un golpe de calor y que muchos veterinarios y organizaciones protectoras de animales afirman que les produce un sufrimiento innecesario.

Granjas de pollos pertenecientes a Tyson, en Wilderville, Tennessee, el 2 de noviembre de 2023. (Rory Doyle/The New York Times)
Granjas de pollos pertenecientes a Tyson, en Wilderville, Tennessee, el 2 de noviembre de 2023. (Rory Doyle/The New York Times)

Desde 2022 hasta este año, entre las principales empresas beneficiarias de los fondos de indemnización para la gripe aviar del departamento estuvieron Jennie-O Turkey Store, la cual recibió más de 88 millones de dólares, y Tyson Foods, a la cual le pagaron casi 30 millones de dólares. A pesar de sus pérdidas, ambas empresas reportaron miles de millones de dólares en ganancias el año pasado.

En general, una enorme mayoría de las indemnizaciones del gobierno fueron a dar a las empresas de alimentos más grandes del país, algo poco excepcional si consideramos la preponderancia de las empresas estadounidenses en la producción de huevo y carne.

Según el sitio web del departamento, desde febrero de 2022, se han sacrificado más de 82 millones de aves de corral. Para tener un contexto, el sector avícola de Estados Unidos produce más de 9000 millones de pollos y pavos cada año.

Un grupo dedicado a la protección de los animales, Our Honor, el cual le presentó al Departamento de Agricultura de Estados Unidos una solicitud a la Ley por la Libertad de la Información, obtuvo los datos de la suma total de la indemnización y la organización protectora Farm Forward colaboró con los análisis posteriores de la información.

El desglose de la indemnización aún no se ha publicado, pero los funcionarios del departamento confirmaron la veracidad de las cifras.

Para quienes critican la agricultura comercial a gran escala, estos desembolsos ponen de relieve un sistema de subsidios empresariales muy deficiente, mismos que el año pasado incluyeron más de 30.000 millones de dólares del dinero del contribuyente destinados al sector agrícola, y cuya mayor parte fue para los seguros de las cosechas, el apoyo a los precios de los productos básicos y la ayuda en caso de desastres.

No obstante, afirman que los desembolsos relacionados con la gripe aviar son preocupantes por otra razón: al indemnizar a los agricultores comerciales por sus pérdidas sin cortapisas, el gobierno federal está alentando a los avicultores a seguir las mismas prácticas que incrementaron el riesgo de contagio, lo cual aumenta la necesidad de más sacrificios e indemnizaciones futuros.

“Estos desembolsos no tienen sentido y son peligrosos”. Señaló Andrew deCoriolis, director ejecutivo de Farm Forward. “No solo estamos malgastando el dinero del contribuyente en empresas rentables por un problema que ellas mismas generaron, sino que no les estamos dando ningún incentivo para que instrumenten cambios”.

Ashley Peterson, vicepresidenta sénior de los asuntos normativos y científicos del National Chicken Council, una asociación de comercio, impugnó la idea de que los desembolsos del gobierno reforzaron las prácticas agrícolas problemáticas.

“Las indemnizaciones sirven para ayudar al avicultor a controlar y erradicar el virus, sin importar cómo son criadas las aves afectadas”, señaló Peterson en un correo electrónico. Las críticas, añadió, fueron producto de “los grupos veganos extremistas que están aferrándose a un problema para tratar de impulsar su agenda”.

Mediante un comunicado, el Departamento de Agricultura defendió el programa diciendo: “Los reportes oportunos nos permiten evitar con mayor rapidez la propagación del virus a las granjas vecinas”.

Pese a que las prácticas agrícolas modernas han hecho que la proteína animal sea mucho más asequible, lo que durante el siglo pasado dio lugar a un consumo de carne casi del doble, la dependencia de la industria de las llamadas operaciones concentradas de alimentación animal tiene sus desventajas. Según los investigadores, los corrales que producen casi el 99 por ciento del huevo y la carne en el país producen enormes cantidades de desechos animales que pueden deteriorar el medioambiente.

Además, los virus contagiosos se propagan con mayor rapidez dentro de las estructuras que se encuentran abarrotadas.

“Si quisiéramos crear el entorno ideal para impulsar la mutación de los patógenos, las granjas industriales serían el escenario casi perfecto”, comentó Gwendolen Reyes-Illg, una científica de Animal Welfare Institute quien se concentra en la producción de carne.

El pollo moderno, genéticamente homogéneo y diseñado para crecer con rapidez, agrava esos riesgos. La crianza selectiva ha reducido mucho el tiempo que se lleva criar un pollo con pechuga grande listo para comer, pero, según los investigadores, las aves son más susceptibles a infectarse y morir. Tal vez eso ayude a explicar por qué más del 90 por ciento de los pollos infectados con H5N2 mueren en 48 horas.

Frank Reese, un criador de pavos de cuarta generación de Kansas, mencionó que el pavo blanco moderno de pechuga grande está listo para el sacrificio en la mitad del tiempo que las razas autóctonas. Sin embargo, según comentó Reese, el rápido crecimiento tiene un costo: las aves son susceptibles a problemas de salud, como afecciones cardiacas, hipertensión y artritis, entre otros.

“Tienen sistemas inmunitarios más débiles porque, bendito sea ese pequeño corazón redondo de los pavos, estos tienen una obesidad mórbida”, explicó Reese, de 75 años, quien cría razas autóctonas raras de pastoreo. “Es como si un niño de once años pesara 181 kilos”.

Desde 1996 está circulando una influenza aviar muy virulenta, pero, cuando esta llegó al norte de América a fines de 2021, el virus ya había evolucionado para volverse todavía más letal. Eso originó el sacrificio de cerca de 60 millones de aves de corral en Estados Unidos y afectó a incontables aves salvajes y a una gran cantidad de mamíferos, desde zorrillos hasta leones marinos. La semana pasada, las autoridades federales detectaron por primera vez el virus en vacas lecheras de Kansas, Texas, Míchigan, Nuevo México y Idaho. El virus también ha sido vinculado con un pequeño número de infecciones y fallecimientos de seres humanos, principalmente entre quienes trabajan con aves de corral vivas, pero las autoridades afirman que el riesgo para las personas sigue siendo bajo.

El programa de indemnización del ganado que contempla el departamento, el cual es parte de una ley agrícola que aprobó el Congreso en 2018, les paga a los agricultores el 75 por ciento del valor de los animales perdidos a causa de alguna enfermedad o desastres naturales. Desde 2022, el programa ha distribuido más de 1000 millones de dólares a los agricultores afectados.

Sus detractores sostienen que el programa también promueve la crueldad hacia los animales al permitirles a los agricultores que sacrifiquen a sus averíos cerrando el sistema de ventilación de los corrales y bombeando aire caliente, un método que puede llevar varias horas. A los pollos y pavos que sobreviven a menudo los sacrifican torciéndoles el cuello.

Crystal Heath, una veterinaria y cofundadora de Our Honor, comentó que la Asociación Médica Veterinaria Estadounidense, en colaboración con el Departamento de Agricultura, recomendó que el cierre de la ventilación se use solo bajo “condiciones muy estrictas”. Heath añadió que una enorme mayoría de las granjas lo usaban debido a que el proceso era barato y fácil de llevar a cabo.

Según un análisis de los datos del gobierno, tanto Tyson como Jennie-O, los principales beneficiarios de la indemnización del gobierno, han recurrido al cierre de la ventilación. Tyson se negó a hacer comentarios para este artículo y Hormel, la empresa propietaria de la marca Jennie-O, no contestó a nuestra solicitud de brindar sus comentarios.

Algunos defensores de los animales, al señalar los brotes recientes a los que les permitieron seguir su curso, cuestionan si matar a todas las aves de la granja afectada es, acaso, el método adecuado. Cuando el H5N1 afectó a Harvest Home Animal Sanctuary de California en el mes de febrero de 2023 y causó la muerte de tres aves, los operadores de la granja se prepararon para que el estado ordenara un sacrificio. Pero las autoridades de agricultura de California, haciendo referencia a una exención creada hace poco para las granjas que no producen alimentos, señalaron que perdonarían a las aves siempre y cuando se pusieran en marcha estrictas medidas de cuarentena durante 120 días.

De acuerdo con Christine Morrissey, directora ejecutiva del santuario, durante las siguientes semanas, el virus provocó la muerte de 26 de los 160 pollos, patos y pavos de la granja, pero los demás sobrevivieron, incluso los que se habían visto muy enfermos.

Morrissey alegó que esta experiencia indicaba que quizás fueran innecesarios los sacrificios colectivos. “Tiene que haber más investigaciones e iniciativas para encontrar maneras de responder al virus”, señaló Morrissey, “ya que la despoblación es espeluznante y no está resolviendo el problema que nos ocupa”.

c.2024 The New York Times Company