¿Abandonó Centroamérica a México en el debate ante Donald Trump?

Ha llamado la atención de muchos medios, por ejemplo de BBC Mundo, lo que parece un abandono de parte de los gobiernos de Centroamérica a México en el marco de la punzante polémica con el presidente estadounidense Donald Trump en temas como inmigración y deportaciones, comercio internacional y seguridad y muralla fronteriza.

En general, se afirma que desde las autoridades específicas de esos países no se han escuchado pronunciamientos públicos relevantes en defensa de México ni críticas sustantivas ante las pretensiones de Trump. Con todo, en el contexto de la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se hizo una declaración en rechazo al plan de muro fronterizo. En ese encuentro no estaban todos los mandatarios de la región, pero sí estuvieron presentes los de El Salvador y Nicaragua, en el caso de Centroamérica.

El presidente de México Enrique Peña Nieto y el entonces candidato presidencial estadounidense DOnald Trump, en una reunión que sostuvieron en México el 31 de agosto de 2016. (Reuters)
El presidente de México Enrique Peña Nieto y el entonces candidato presidencial estadounidense DOnald Trump, en una reunión que sostuvieron en México el 31 de agosto de 2016. (Reuters)

Más allá de eso, los gobiernos centroamericanos han mantenido un bajo perfil en el ámbito de las presiones de Trump contra México. Eso se debe, de acuerdo a analistas citados en varios medios, a razones pragmáticas específicas pero, también, a un posible cálculo político-diplomático en el que la discreción sería la vía pertinente para reaccionar en este momento dado que hasta ahora aún no se han desatado deportaciones masivas, ni se han establecido sanciones o impuestos al comercio ni ha comenzado a levantarse el muro. Aunque eso podría cambiar.

¿Para qué mover entonces las aguas, podrían decir algunos?

La BBC cita algunas razones de esa pasividad.

Una es que los gobiernos centroamericanos, en especial los de Honduras, El Salvador y Nicaragua, no desean poner en riesgo el Estatus de Protección Temporal (TPS) que Estados Unidos concede a muchos miles de sus ciudadanos, un esquema que podría ser eliminado si esa fuera la decisión de la Casa Blanca. El TPS brinda a sus beneficiarios derecho a residir y trabajar legalmente en Estados Unidos, aunque su condición es provisional y no provee una vía a la residencia permanente.

Pero es sin duda un esquema valioso que, presumiblemente, los gobiernos de los países centroamericanos desean preservar.

Otras visiones consideran que los gobiernos centroamericanos no han reaccionado ante el embate de Trump contra México porque suponen que no habrá deportaciones masivas de sus ciudadanos, de acuerdo a expertos citados por la BBC. La presunta razón de ello es que una repatriación masiva podría desestabilizar a los países receptores y con ello generar riesgos de seguridad y de mayor migración posterior.

Pero recientes afirmaciones del gobierno estadounidense de que prevé deportar a México a cualquier indocumentado (aunque no sea mexicano) implica fuertes riesgos para los centroamericanos que quedasen en esa situación, pues se encontrarían expulsados de un país en el que estaban sin un estatus legal para entrar forzadamente a otro en la misma condición.

Guatemaltecos deportados por Estados Unidos que regresaron a su país a principios de febrero de 2017, expulsados de EEUU en las primeras semanas de la administración de Donald Trump. (Getty Images)
Guatemaltecos deportados por Estados Unidos que regresaron a su país a principios de febrero de 2017, expulsados de EEUU en las primeras semanas de la administración de Donald Trump. (Getty Images)

El gobierno mexicano ha rechazado ese planteamiento (que tendría graves implicaciones de derecho internacional y humanitarias) y ciertamente en caso de darse tal forma de deportación sería difícil (e incluso irresponsable) que los gobiernos centroamericanos simplemente callaran ante la suerte de sus ciudadanos deportados de ese modo.

Pero que no haya habido mayores proclamaciones públicas de rechazo a la política de Trump hacia México no significa que los gobiernos de Centroamérica estén inertes ni que no trabajen con sus contrapartes mexicanas al respecto. De acuerdo a la agencia Reuters, los cancilleres de México, Honduras, El Salvador y Guatemala decidieron reunirse para discutir las políticas de Trump en materia de migración, y de acuerdo a la agencia EFE y el periódico La Opinión, esos funcionarios se reunieron en la Ciudad de México y declararon que protegerán los derechos humanos de los migrantes donde sea que éstos se encuentren.

Centroamérica no está exenta de riesgos en caso de que el gobierno de Trump avance en su áspera política en materia de deportaciones, seguridad fronteriza y comercio internacional. En Forbes, por ejemplo, se señala que los países centroamericanos encaran fuertes riesgos, como la disminución de las remesas recibidas desde Estados Unidos, la posible renegociación del Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con Centroamérica (CAFTA) e incluso caída en la inversión en esa región y afectaciones causadas por el cambio climático si Estados Unidos se desentiende de las políticas orientadas a mitigarlo.

Se trate de abandono, discreción, cálculo o mera espera, los gobiernos centroamericanos no podrán quedarse indefinidamente con los brazos cruzados.

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