A quién beneficia obstaculizar el voto por correo en EEUU y por qué Trump estigmatiza esa modalidad electoral

La severidad del covid-19 ha trastocado todo el proceso de las campañas y elecciones presidenciales en Estados Unidos. Y la alta posibilidad que para el próximo 3 de noviembre de 2020, el día de la votación, la pandemia continúe candente ha suscitado que muchas personas prefieran ejercer su sufragio por correo, para no incurrir en el riesgo de ir en persona a los sitios de votación.

Elecciones EEUU
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Se trata de una solución pertinente, que además se apoya en el hecho de que el voto por correo es una opción de larga data en Estados Unidos y a la que recurren millones de personas en cada elección.

Un trabajador procesa boletas de votación enviadas por correo en las elecciones primarias en Renton, estado de Washington. (AP Photo/Ted S. Warren)
Un trabajador procesa boletas de votación enviadas por correo en las elecciones primarias en Renton, estado de Washington. (AP Photo/Ted S. Warren)

En ese contexto, el 49% de los votantes encuestados por el Centro Pew consideraron que enfrentarán dificultad para emitir su voto en la elección presidencial.

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Por ello, muchos estados han promovido el voto por correo como una opción segura de ejercer ese derecho democrático, máxime cuando la presente elección es de una trascendencia y tensión enormes.

Es la que definirá si Donald Trump permanece o es desplazado de la Casa Blanca.

Pero Trump se encuentra en una embestida contra el voto por correo, al que ha calificado como foco de fraude. Su rechazo a esa modalidad de sufragio es tal que ha reconocido que se opone a conceder fondos adicionales al Servicio Postal de Estados Unidos porque ello le permitiría incrementar su capacidad para gestionar un volumen de votos enviados por correo que, se espera, será considerablemente mayor al registrado en comicios anteriores.

Así, una pregunta que salta es por qué Trump ha estigmatizado esa modalidad de voto, sin aportar prueba alguna de ello y en contra de la evidencia histórica que señala que las irregularidades que se han dado en ese esquema son minúsculas y proporcionalmente no mayores que las que se han dado en las votaciones presenciales.

Una respuesta altamente probable es que Trump, como prácticamente todo en su caso, está poniendo por encima de todo su interés personal, en este caso su reelección, aunque al hacerlo atropelle derechos ciudadanos y instituciones clave para el país. Reiteradamente, las autoridades electorales en los estados y especialistas en la materia han reiterado que el voto por correo es seguro y que hay numerosos controles para evitar que sea manipulado o alterado a gran escala.

Se espera que millones de estadounidenses, en cantidades récord, emitan su voto por correo en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020. (AP Photo/Ted S. Warren)
Se espera que millones de estadounidenses, en cantidades récord, emitan su voto por correo en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020. (AP Photo/Ted S. Warren)

De acuerdo a las encuestas recientes, Trump está ampliamente rezagado en la preferencia de los votantes ante su rival demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, tanto a escala nacional como en estados decisivos. De acuerdo al pronóstico de FiveThirtyEight, Biden tiene actualmente un 73% de posibiliades de ganar la presidencia y, según el promedio de encuestas de RealClearPolitics, Biden aventaja a Trump por 7.7 puntos a escala nacional y tiene ventaja en estados cruciales como Florida (5 puntos), Michigan (6.7 puntos), Pennsylvania (6.4 puntos) y Wisconsin (6.5 puntos).

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Las encuestas solo muestran las preferencias de hoy pero son indicadores de que Trump encara una oposición mayúscula, en parte por la animadversión que ha provocado a lo largo de su mandato, pero en gran medida por sus graves falencias, omisiones y dislates ante el covid-19, el clamor contra el racismo y la injusticia desatado luego de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de policías y el derrumbe de la economía provocado por la pandemia.

Aunque aún queda trecho por recorrer, la elección se vislumbra cuesta arriba para Trump.

Así, para tratar de impedir su derrota, señalan analistas, Trump estaría optando por impugnar el proceso electoral desde ahora, empezando por el voto por correo. Sin fundamento lo ha llamado como un foco de enorme fraude, lo que podría conducir a que él no reconociera un resultado adverso si el voto por correo es un componente mayor. Sus seguidores más entusiastas son numerosos y presumiblemente rechazarían también ese resultado imbuidos por la falsa retórica del fraude del voto por correo.

Tratar de reducir el voto por correo es también una forma de vulnerar el derecho al sufragio y de hacer que el voto de muchos no cuente. Eso resulta especialmente ominoso pues, si es intencional, supone una pretensión antidemocrática inaceptable.

Al haber colocado el presidente a un incondicional, sin experiencia previa en el sector, al frente del Servicio Postal, se han alzado las críticas de que Trump pretende mermar la capacidad de esa institución clave para la economía y la sociedad en general a fin de entorpecer el sistema de voto por correo. Denuncias de que ya se han establecido medidas de reducción de operaciones en el Servicio Postal han causado clamor.

Si como se ve hasta ahora Biden llega a obtener la mayoría de los votos en noviembre, muchos de ellos emitidos por correo dada los riesgos que impone la pandemia, ponerle obstáculos a esa forma de votación, sobre todo en estados clave, podría quitarle importantes apoyos, máxime si se considera que los demócratas serían, al menos hasta ahora, más proclives a no acudir a los precintos y a sufragar por correo que los republicanos.

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Mermar el voto por correo, algunos dirían, sería una forma de recortar la posible ventaja de Biden. Eso ciertamente le beneficiaría a Trump, aunque sería una forma espuria de lograrlo.

Incluso si la votación por correo no es entorpecida, si los sufragios enviados por vía postal son de una proporción muy considerable eso podría dar motivo a que Trump rechace los resultados alegado fraude, aunque eso en realidad resulte falso. Sobre todo porque los votos por correo tardan en ser contados y si son muy cuantiosos, y una gran proporción de los votos totales, eso podría hacer que el resultado final en varios distritos o estados no pueda ser dilucidado la noche de la elección y se demore incluso días.

Un compás de espera que sería de enorme tensión e incertidumbre.

Con todo, obstaculizar el voto por correo afectará también al propio Trump (quien, por cierto, ya solicitó sufragar en esa modalidad). Si se dificulta o desalienta el voto por correo, muchos votantes republicanos podrían quedarse sin votar y, con ello, se reduciría el apoyo del presidente. Por ello, la estrategia de Trump contra el voto por correo puede revertírsele y, a la postre, ser un factor en aquello que trataba de evitar: una derrota el 3 de noviembre.

Aún quedan más de dos meses y medio para el día de la elección y, pese a la pandemia, el proceso electoral no es un fenómeno rígido: en realidad, ante las amenazas contra el voto que alzan en el horizonte, es previsible que se active una oleada de promoción y defensa del sufragio en sus diversas modalidades para motivar a las personas a votar del modo que les resulte más seguro y, al mismo tiempo, para garantizar que todos esos votos cuenten.

Eso ya ha comenzado a suceder y cobrará aún más fuerza, en ambos partidos, en las semanas que vienen.