A los hombres nos gustan los pies

Esto es un hecho: a los hombres en menor o mayor medida nos gustan los pies femeninos. El profesor en psicología Jeremy Atkinson y a sus colaboradores de la Universidad de Albany (New York), luego de realizada una experiencia científica, no les han quedado dudas de que las mujeres con pies pequeños tienen caras más bonitas (al menos según los 77 hombres participantes del estudio).

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“Los fetiches de los pies no son una desviación; los hombres están evolutivamente predispuestos a buscar pies pequeños (una señal de alta producción de estrógeno, lo que es una señal de fertilidad)“, así señalan los neurocientíficos Ogi Ogas y Sai Gaddam en el del libro "Un billón de pensamientos malos”.

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De hecho, la obsesión de los chinos por los pies pequeños se exportó a Europa con éxito gracias a un cuento tradicional del siglo XI reescrito por Charles Perrault: “Cenicienta”, con un príncipe podófilo loco por desposar a la chica con los pies más pequeños del reino.

En un estudio reciente sobre conductas en el “ciberespacio”, las búsquedas en sitios eróticos de internet por pies, llegaba a 93.885 en contraste a 5.831 por manos.

No hay dudas entonces que la existencia de “podólatras”, no es un mito. A este particular universo —que se encuentran más cerca de los extremos— les excitan los pies femeninos como algo usual. Acariciar, olisquear, besar, lamer y mordisquear los pies son la conducta más común, aunque cada uno lo decide según sus fantasías.

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Actualmente, el profesor del “Centro para el Cerebro y la Cognición de la Universidad de California”, Vilayanur Ramachandran, sostiene que los genitales y los nervios de los pies se encuentran en áreas contiguas del córtex somático-sensorial y por tanto se pueden dar cruces entre estos. De da cierto crédito al enunciado que postula que cuando las mujeres tienen pies pequeños, es señal de una alta producción de estrógeno. Entonces los pies se convierten en una señal de fertilidad y los hombres miramos instintivamente las extremidades del sexo opuesto.

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Se considera entonces, que las cantidades de estrógeno y los pies pequeños tienen una relación directa. Los estrógenos, las hormonas secretadas en mayor cantidad antes de la ovulación, son muy propicias al deseo. Diversos estudios han demostrado que lo aumentan. Una mujer siente más deseo durante sus momentos de fertilidad, como si la naturaleza hubiera previsto darle ganas de hacer el amor para que se reproduzca.

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La función del estrógeno, entre otras, es la de ser dueño de las emociones femeninas, encargadas de su cuerpo y bienestar, capaces de hacerles engendrar un hijo. Estas hormonas juegan un rol importante para los hombres, dentro de la vida sexual. Estas sustancias pueden ser responsables de la excitación y de la atracción, de facilitar el orgasmo y avivar el deseo.

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Entonces, la atracción aparentemente inusual por los pies femeninos tendría un asidero concreto. Se comenta que el director cinematográfico Quentin Tarantino es uno de los fetichistas de los pies. Escenas de pies que aparecen en “Kill Bill”, “Jackie Brown”, “Death Proof” o “Pulp Fiction”. A veces, lo insinúa y, otras, el pie se vuelve protagonista de la secuencia.

En fin, el fetichismo de pies es un submundo multifacético con infinidad de ramificaciones. Cada uno será libre de estimular la vida sexual propia y ajena si se asume con respeto y naturalidad.