A dos años del 'Me canso, ganso' y para AMLO todo lo malo sigue siendo culpa del pasado
La buena noticia es que ya pasaron los dos primeros años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la mala es que faltan cuatro y que, al iniciar el tercer año, México está en crisis, según indica la realidad y los datos de muchas organizaciones, universidades, medios de comunicación y visión internacional, pero el “otro dato” del presidente dice que vamos bien.
Hace dos años millones de mexicanos coincidían en que era necesario detener la corrupción que concentraba la riqueza en pocas manos, ponía límites para el desarrollo del país, excluía a millones de jóvenes, lo mismo que a pequeños y medianos empresarios, del campo y la ciudad, imponía su modelo educativo y reforma energética. Empresarios, académicos e intelectuales veían con esperanza el cambio de gobierno, la llegada de nuevos actores económicos, oportunidades para alcanzar la equidad social, la construcción de un país más justo y demás.
Pasaron los dos primeros años del gobierno de López Obrador y la esperanza está extraviada, para muchos las promesas de la campaña fueron traicionadas. El Gobierno Federal despidió a miles de trabajadores y profesionistas, integrantes de la clase media, que ahora caminan hacia la pobreza. Millones de jóvenes reciben una “beca”, pero no perciben un futuro mejor en el cual desarrollarse y crecer, los empresarios son asediados por el presidente desde Palacio Nacional, a los académicos e intelectuales se les canceló el financiamiento para sus proyectos de investigación en el Conacyt y la pandemia del Covid 19 ya registra 106 mil muertos.
En sus primeros 24 meses en el poder, hay una constante en el discurso que el presidente López Obrador predica en sus mañaneras de Palacio Nacional. La culpa de todo lo que se le ha dificultado resolver, y se le ha dificultado mucho, la tienen los gobiernos del pasado, particularmente los últimos cinco a los que llama neoliberales. Son los responsables de la corrupción y los artífices del saqueo que ahora lo obligan a instrumentar una “austeridad republicana” para poder llevar a cabo su transformación de México.
El primer tercio del gobierno de López Obrador pone en evidencia que no es capaz de reconocer que ha tomado malas decisiones, a contracorriente de lo que muchos le dicen, él impone su criterio, con lo que sus determinaciones se vuelven autoritarias, caprichos y actos de abuso del poder, como la construcción de sus proyectos emblemáticos, el Aeropuerto de Santa Lucia, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
El proyecto de Transformación de México de López Obrador tiene 730 días de camino. En este andar hemos visto que todo el gobierno federal funciona desde Palacio Nacional. Empieza cada día con el mítico acuerdo de seguridad a las seis de la mañana y se sigue con la conferencia de prensa que sirve para dar testimonio que el presidencialismo mexicano esta más vivo que nunca.
Es el sello de la 4T que, desde el autoritarismo, maneja la política, la economía, “atiende” a la sociedad, “concilia” con los empresarios, solicita buen comportamiento a los delincuentes, confiesa que ordenó liberar al hijo del Chapo, promueve castigar a los expresidentes, se confronta con los gobernadores, negocia la liberación del general Cienfuegos, comenta que ordenó inundar a los indígenas de Tabasco y que el Ejército y la Marina son receptores de toda su confianza.
Dice López Obrador que ni él ni su gobierno son iguales a los anteriores. En el pasado cuando una política pública fallaba es que no hacía bien su trabajo un secretario y lo despedía el presidente. En su gobierno, los secretarios se van cuando falla el presidente. Ha sido el caso de los secretarios de Hacienda, Carlos Urzúa, Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez, Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo y otros.
La percepción nacional e internacional es que la estrategia de López Obrador para combatir la pandemia del Covid 19 ha sido un fracaso. El sistema Público de Salud colapsó, cuando más se le necesitaba. En el sector salud, hoy a la vista de todos, el retroceso en el gasto en diversos servicios de previsión de enfermedades provocó que, ocho millones de menores, no fueran vacunados.
El recorte al presupuesto federal, ordenado por López Obrador, generó la caída y retroceso de la economía en 2019 su rechazo a los inversionistas privados provocó la fuga de más de cuatro mil millones de dólares. La crisis económica y de salud llevó al desempleo a cientos de miles.
Dos años en el poder, el país está en crisis y para López Obrador la “culpa” de todos los males viene del pasado, del “cochinero” que le dejaron los otros. No es su responsabilidad. Dice que la 4T es la solución. La percepción es que estábamos mejor cuando estábamos peor. Y todavía faltan cuatro años.
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