Dos años después de la muerte del presidente de Haití hay más preguntas que respuestas

Días antes de ser asesinado en el dormitorio del segundo piso de la casa donde vivía, el presidente haitiano Jovenel Moïse fue advertido de amenazas contra su vida, confirmaron varias fuentes al Miami Herald, entre ellas una que le dijo que había mercenarios extranjeros en el país.

Las advertencias fueron uno de los varios indicios de un complot contra Moïse, un líder desconfiado e impopular que cuatro semanas antes, el 10 de junio de 2021, escribió en un cuaderno sobre una tentativa de golpe de Estado y la necesidad de rastrear el nombre completo de cierto pastor llamado “Sanon”, de quien se rumoraba que tenía aspiraciones presidenciales.

Pero Moïse, que había dejado de acudir a sus oficinas presidenciales en los terrenos del demolido Palacio Nacional en las semanas previas a su asesinato, supuestamente por temor a contagiarse con el COVID-19, no pareció tomar ninguna precaución evidente. No informó a su primer ministro ni a su jefe de Policía, declararon los dos al Herald, y no convocó una reunión especial del aparato de seguridad del gobierno.

“Creía que lo sabía todo, que tenía todos los contactos”, declaró Léon Charles, ex director de la Policía haitiana, quien añadió que no se explicaba la reacción de Moïse. “Como jefe policial, cada vez que le llamaba y le decía: ‘Presidente, tengo esta información’, me respondía: ‘Léon, no te preocupes. Mi gente lo sabe’. Quizá pensó que tenía el control”.

Sin que los haitianos ni el mundo estén más cerca de conocer la verdad, el asesinato de Moïse bien pudiera convertirse en la versión haitiana del asesinato de John F. Kennedy, un misterio de asesinato presidencial en el que las dudas y las teorías conspirativas abundan y persisten durante años.

Mientras Haití conmemora este viernes el segundo aniversario del asesinato del 7 de julio de 2021, que sumió al país en una espiral de anarquía sin precedentes, quedan muchas preguntas sin respuesta. entre ellas: por qué Moïse no actuó con urgencia, quién orquestó su asesinato y por qué. Un grupo de comandos colombianos armados irrumpió en su residencia en plena noche. El presidente, de 53 años, fue torturado y recibió una docena de disparos; su esposa, Martine, resultó herida.

A pesar de la detención de unos 50 sospechosos —11 de ellos en Miami—, el descarado asesinato sigue alimentando múltiples teorías y acusaciones. Incluso el embajador de Rusia ante la ONU afirmó el jueves que el asesinato fue “cometido con injerencia extranjera”.

‘Como si tuviera un plan secreto’

Una de las personas que advirtió a Moïse de una posible amenaza contra su vida declaró al Herald que no sabía hasta qué punto tomarse en serio la información, pero que a pesar de todo se lo comunicó al presidente. No tiene ni idea de lo que hizo el presidente con la advertencia, dijo el hombre, que pidió no ser identificado porque teme por su seguridad.

Otra persona que habló con el presidente sobre las amenazas fue el ex senador haitiano Jacques Sauveur Jean. Él y el presidente eran íntimos, y durante una conversación telefónica la noche del 6 de julio de 2021, horas antes del asesinato, Moïse le habló de un plan para asesinarlo, dijo Jean. Moïse le dijo que “tanta gente estaba interesada en participar” en su asesinato que se habían recolectado millones para el complot, dijo Jean.

“Tenía que llamarle de nuevo a las 11 p.m.”, dijo Jean. “Me dijo que si llamaba a las 11 p.m. y no contestaba, ‘asegúrate de que hablemos por la mañana’. Cuando le volví a llamar a las 11 p.m., no contestó”.

Un registro policial de las llamadas del presidente muestra que los dos hombres hablaron el 6 de julio alrededor de las 8 p.m. La llamada duró 42 minutos. Determinar cuánto dinero estuvo implicado en el asesinato es uno de los retos del caso, según los investigadores. En el marco de sus pesquisas, el juez de instrucción Walther Voltaire ordenó a la Policía que investigara las transacciones bancarias y gubernamentales realizadas hasta el día del asesinato.

Jean dijo que el presidente no dijo quién lo quería matar, pero que el presidente siempre pensó que tales amenazas provenían de aquellos con los que se había enemistado como presidente.

“Siempre veía a esas personas como sus principales enemigos, y para él la amenaza venía de ahí”, dijo Jean.

“Yo solía preguntarle al presidente que si tenía información sobre amenazas, por qué no la hacía pública”, dijo Jean. “Él respondía: ‘Los atraparé’. Pensaba que tenía suficientes colaboradores para arrestarlos a todos y no tendrían oportunidad de matarlo”.

Era, dijo Jean, “como si tuviera un plan secreto”.

Dos investigaciones, objetivos diferentes

El asesinato dio lugar a investigaciones en tres países: Estados Unidos, donde fiscales afirman que se planeó parte del crimen en la zona de Miami y Fort Lauderdale; Colombia, donde vivían los 22 comandos, y Haití, donde el complot comenzó como un arresto y secuestro del presidente antes de convertirse inexplicablemente en un asesinato.

Las investigaciones en Estados Unidos y Haití tienen objetivos diferentes. Estados Unidos se ha centrado en el papel de varios ciudadanos estadounidenses y habitantes del sur de la Florida, entre ellos tres haitianoamericanos que fueron trasladados a Miami para ser juzgados tras su arresto en Puerto Príncipe. Haití debe resolver la cuestión de quién fue el autor intelectual del atentado.

En un principio, los agentes del FBI querían investigar quién planeó el asesinato, pero los fiscales federales rechazaron la idea, ya que querían una investigación más centrada. Ahora una orden de silencio de un juez federal de Miami impide a los abogados defensores compartir pruebas con terceros, incluidas las autoridades haitianas, lo que obstaculiza los esfuerzos de Voltaire, el quinto juez de instrucción de Haití asignado a la investigación, por llegar al fondo del asesinato.

La política de Moïse, posible móvil

Moïse, un desconocido político cuando fue seleccionado por el ex presidente Michel Martelly, se promovía como agricultor de plátanos. Sin embargo, fue polémico desde el principio. Tras su elección en 2015 —que tuvo que repetirse por denuncias de fraude masivo—, no celebró elecciones a tiempo, lo que lo llevó a gobernar por decreto tras destituir a la mayor parte del Parlamento.

Ante las crecientes protestas por acusaciones de corrupción y la posibilidad de que estuviera prolongando su mandato, Moïse convocó elecciones para el 26 de septiembre de 2021. En los meses previos a su asesinato estaba intentando decidir a quién respaldar como presidente y a quién seleccionar como primer ministro, el séptimo durante su mandato.

¿Pudieron haber sido sus movimientos políticos un motivo? Voltaire, el juez de instrucción haitiano, parece estar investigando esa posibilidad. Ha convocado a una serie de empresarios y ex políticos de alto nivel para interrogarlos, con la esperanza de que aporten información sobre lo que ocurría en torno a Moïse en el momento de su muerte. Algunos de los testigos son conocidos opositores políticos del presidente.

Voltaire acompañó a los agentes del FBI a la residencia del presidente muerto, donde entre la evidencia que encontraron los agentes estaban los cuadernos que guardaba Moïse.

Voltaire trabaja de manera similar a un jurado de instrucción. Ha enfrentado a testigos que no han cooperado, a pesar de haber llamado a algunos a su despacho al menos cinco veces, y de haber organizado careos entre sospechosos que han prestado testimonios contradictorios.

Mientras que Estados Unidos ha presentado cargos contra los sospechosos bajo su custodia, Haití aún no ha presentado cargos formales contra las docenas de sospechosos que ha encarcelado, incluidos 17 colombianos y el jefe del destacamento presidencial de Moïse.

Entre los que se han negado a comparecer ante Voltaire están la viuda del presidente, Martine Moïse, quien el mes pasado presentó en el tribunal de circuito de Miami-Dade una demanda civil contra los sospechosos estadounidenses encarcelados.

Acceso a la evidencia estadounidense

Pierre Esperance, un activista de derechos humanos cuya oficina ha seguido la evolución del caso haitiano, cree que el Departamento de Justicia federal debe dar a Voltaire acceso a los sospechosos bajo custodia estadounidense, en particular a tres que huyeron tras el atentado y fueron arrestados en Jamaica y República Dominicana antes de ser trasladados a Miami.

“Esto es importante para que el juez pueda llevar a cabo su investigación”, declaró Esperance, cuya National Human Rights Defense Network tiene su sede en la capital haitiana.

Los tres sospechosos nunca han sido interrogados por las autoridades haitianas. Se cree que dos de ellos, el ex senador John Joël Joseph, también conocido como Joseph Joël John, y Rodolphe Jaar, empresario haitianochileno y traficante de cocaína sentenciado recientemente a cadena perpetua por su papel en la trama tras llegar a un acuerdo con la fiscalía, están cooperando con los investigadores estadounidenses.

Esperance considera a Joseph clave para desentrañar los interrogantes que rodean al asesinato, mientras que cree que un tercer sospechoso, el militar colombiano retirado Mario Antonio Palacio Palacios, conocido como “Floro”, también puede aportar información. Palacios estuvo escondido durante meses en Haití antes de dirigirse a Jamaica , donde finalmente fue arrestado acusado de entrar ilegalmente en el país. Palacios declaró a los investigadores estadounidenses que se enteró el 6 de julio de que la misión había cambiado de detener a Moïse a matarlo.

“La justicia estadounidense debería colaborar y dar acceso al juez a todos los sospechosos que tiene bajo su custodia y a estos tres en particular”, declaró Esperance. “Creemos que esto permitirá que la investigación haitiana avance más rápidamente. Además, el propio juez ha colaborado mucho con el FBI y con la justicia. Debería haber reciprocidad”.

El pastor y político haitianoamericano Christian Emmanuel Sanon, segundo por la izquierda, junto a Arcángel Pretel Ortiz, Antonio 'Tony' Intriago y un hombre no identificado delante de un avión antes del asesinato del presidente de Haití el 7 de julio de 2021. Courtesy of Jose Espinosa
El pastor y político haitianoamericano Christian Emmanuel Sanon, segundo por la izquierda, junto a Arcángel Pretel Ortiz, Antonio 'Tony' Intriago y un hombre no identificado delante de un avión antes del asesinato del presidente de Haití el 7 de julio de 2021. Courtesy of Jose Espinosa

Orden mordaza alimenta teorías conspirativas

La orden mordaza del tribunal estadounidense y otra decisión anterior de los tribunales de ocultar cierta información a la opinión pública han alimentado las teorías conspirativas sobre lo que sabe el gobierno federal en el caso, que debe ir a a juicio en mayo.

“Mi temor es que cuanto más tiempo se prolongue este asunto, menos evidente me parece que vayamos a averiguar quién mató realmente al presidente Moïse”, declaró Claude Joseph, que era primer ministro cuando Moïse fue asesinado. “Es una cuestión de tiempo”.

El ex primer ministro, que pidió la creación de un tribunal internacional en los días posteriores al asesinato y el despliegue de tropas estadounidenses en Haití, afirma que sigue creyendo que la justicia estadounidense sacará a la luz lo que ocurrió aquella noche y el móvil del asesinato.

“Me parece que vamos a descubrir algo de verdad sobre lo que ocurrió”, dijo. “Pero, al mismo tiempo, aquí en Haití no se mueve nada. Me pregunto, si confiáramos en nuestro sistema judicial, ¿encontraríamos la verdad sobre lo ocurrido? No estoy muy seguro cuando se trata de Haití”.

Charles, ex jefe de policía, cree que la verdad puede descubrirse en Haití si se profundiza en las relaciones entre los sospechosos. Esto incluye los vínculos entre Dimitri Hérard, que estaba a cargo de la guardia presidencial de Moïse, Sanon y Walter Veintemilla, un financiero de nacionalidad ecuatoriana que compró los pasajes para que los colombianos viajaran a Haití.

Los investigadores estadounidenses no parecen creer que Sanon fuera fundamental en la conspiración del asesinato. No se le acusa de ese delito, sino de contrabandear chalecos antibalas para los comandos colombianos y de conspirar con otros en una expedición militar contra Haití, según una acusación revisada presentada el mes pasado. Pero Charles sigue creyendo que Sanon es una figura clave en el complot de asesinato junto con políticos haitianos cercanos al fallecido presidente y personas que forman parte de la red de narcotraficantes de Haití. A pesar de los obstáculos que ha enfrentado Voltaire, Charles cree que “tiene suficiente información para atar cabos”.

Moïse, dijo, no carecía de amenazas, aunque no las compartiera con él.

“Pudiera tratarse de antiguos amigos que no estaban contentos con él, y de eternos enemigos, gente que estaba en su contra desde el principio”, dijo Charles..

Jean, el ex senador, concordó. Dijo que el presidente no identificó a las personas que querían su muerte, pero siempre pensó que tales amenazas procedían de aquellos a los que había señalado mientras gobernaba.

“Siempre miraba a esas personas como sus principales enemigos y, para él, la amenaza venía de ahí”.

Jay Weaver, redactor del Miami Herald, contribuyó a este artículo.