¿Qué dice ‘+57’, el éxito del reguetón que ha desatado una controversia en Colombia?
Comercialmente, la canción ha sido un éxito. Pero también ha suscitado indignación por su letra que, según muchos colombianos, sexualiza a los menores.
“Una mamacita desde los fourteen”, dice la canción en español, con un estribillo que se repite: “Y aunque esa bebita tiene dueño, ella sale cuando quiera”.
Esta letra de un reciente éxito de reguetón ha desatado una tormenta después de que ocho de los artistas más importantes de Colombia se unieran y publicaran la canción este mes. El tema, que incluye a las superestrellas mundiales Karol G, J Balvin y Maluma, se llama “+57”, una referencia al prefijo telefónico de Colombia.
Comercialmente, la canción ha sido un éxito. Se ha reproducido más de 35 millones de veces en todo el mundo e inmediatamente se disparó al primer puesto de Spotify en Colombia, donde permanece.
Pero también ha suscitado indignación por una letra que, según muchos colombianos, sexualiza a los menores de edad, lo que ha desencadenado un intenso debate entre quienes afirman que la canción refuerza los estereotipos negativos sobre Colombia y quienes afirman que se está atacando injustamente al género.
Muchos expertos en música afirman que “+57” recibió más atención que la mayoría de canciones de reguetón debido al grupo de artistas prominentes que participaron y porque fue tratada como si representara a la cultura colombiana.
En las dos últimas décadas, Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, se ha convertido en el epicentro del reguetón, un género con elementos de dance-hall y hip-hop nacido en Panamá y popularizado por artistas puertorriqueños.
Al mismo tiempo, Medellín también se ha hecho famosa como un centro de drogas, fiesta y turismo sexual, una reputación que, según muchos colombianos, es reforzada por las letras de las canciones de reguetón.
En la canción “+57″, una mujer le oculta a su novio que se va de fiesta hasta altas horas de la madrugada, un tema habitual en el género.
Pero son las palabras que se refieren a la mujer como atractiva “desde los fourteen” (14, en inglés) las que han provocado mayor indignación. Las referencias a las drogas y los comentarios explícitos sobre el cuerpo de la mujer en la canción también han molestado a muchos colombianos.
El ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, Juan David Correa, dijo en una entrevista que la canción “es una letra banal, pueril” e “intrascendente”, y dijo que perpetuaba la idea de que Colombia es “un país pobre, precario, en donde podemos tratar a las mujeres como sujetos de menor valía y vender una ciudad como un gran prostíbulo a cielo abierto”.
La directora del organismo de protección de la infancia del país dijo en un video en X que “la canción revela un patrón de delito” de tráfico sexual que pone en peligro a los menores de edad. Los legisladores han propuesto un proyecto de ley que sancione a los artistas que promuevan letras explícitas y han firmado una petición pidiendo a Karol G que retire la canción de las plataformas digitales.
Incluso el presidente Gustavo Petro opinó, escribiendo: “En cada género artístico hay arte, pero también ignorancia”.
Muchos criticaron en particular a Karol G, una de las pocas artistas femeninas destacadas del reguetón, quien a través de sus letras positivas hacia la sexualidad se ha convertido en un símbolo del empoderamiento femenino y la liberación sexual.
Su gran éxito “Bichota” reutilizó un término puertorriqueño para referirse a un capo de la droga —“bichote”— para significar, según su reinterpretación, una “jefa perra”, una mujer sexy y poderosa.
También ha fundado una organización de empoderamiento de la mujer que concede becas a “mujeres en situación vulnerable”, entre ellas las que han cumplido condena en prisión y las madres adolescentes.
Pocos días después de la publicación de “+57″, la letra se cambió, sin dar explicaciones, por “desde los eighteen”, y Karol G pidió disculpas en Instagram.
Escribió que la letra “se sacó de contexto”, pero añadió: “Me hago responsable y me doy cuenta que todavía tengo mucho por aprender. Me siento muy afectada y me disculpo de corazón”.
Sin embargo, otros artistas que participaron en el tema, como J Balvin, Blessd y Ryan Castro, han apoyado la canción.
“Si no le gusta el tema”, dijo el cantautor Blessd en un video de Instagram, “no lo escuche”.
El reguetón ha sido un estilo musical polarizador desde que emergió por primera vez en Puerto Rico en la década de 1990, dijo Christopher Tibble, un periodista colombiano que ha investigado la historia del género.
A menudo las canciones describen las condiciones sociales de las comunidades marginadas de las que surgió el género, y sus críticas políticas y letras sexualmente explícitas han enfurecido a las autoridades en muchas ocasiones. En la década de 1990, cuando el reguetón seguía siendo underground en su mayoría, la Guardia Nacional de Puerto Rico llegó a hacer redadas en tiendas de música para confiscar discos por violar las leyes contra la obscenidad.
La reacción a esto sirvió en gran medida para popularizar el género, contribuyendo a extender su atractivo por toda América Latina. Cuando floreció en Medellín, “se vuelve más blanco, se suaviza, se popifica”, dijo Tibble, sin dejar de rendir homenaje a sus “orígenes más callejeros, más urbanos, más rudos”.
No es de extrañar que las canciones de reguetón hayan suscitado polémicas en el pasado.
En 2016, una canción de Maluma en la que hablaba de estar enamorado de “cuatro babys” que “siempre me dan lo que quiero” desencadenó una petición en línea para retirar la canción de las plataformas digitales. En 2021, un video musical de J Balvin en el que aparecían actores negros actuando como perros con correa provocó la condena de la vicepresidenta de Colombia.
Pero los defensores del reguetón dicen que se está aplicando un doble rasero.
Muchos géneros más tradicionales, afirman, también contienen letras misóginas, pero no han sido objeto de críticas. Diomedes Díaz, conocido como “el rey del vallenato”, canta en una canción sobre enamorarse de una “muchacha tan jovencita” y perseguir a “hembras de 20, de 15 y 14”.
“Pero que no sea celosa y que no sea atrevía”, añade, y se decanta por una mujer “Que sepa plancha una camisa”.
Alex Sánchez, quien ha trabajado en la industria musical del reguetón durante 20 años y ha producido videos musicales para varios de los intérpretes del tema, dijo que escuchó la canción antes de su lanzamiento y no pensó que generaría ninguna controversia.
“Me pareció una canción de reguetón normal”, dijo. La reacción, añadió, refleja una “desconexión absoluta con la conciencia de qué le estamos entregando a la gente, a los jóvenes, al pueblo”.
No obstante, también dijo que la reacción a la canción podría servir como “un llamado de atención” a la hora de escribir letras de reguetón.
Aunque es necesario un sano debate sobre las letras misóginas en todos los géneros musicales, la furia por una canción en particular se deriva de un desprecio por el reguetón en general, afirmó Pablito Wilson, autor de Reggaetón: una revolución latina.
“Personas que lo odian con toda el alma creen que este es su gran momento de gloria para destruir el reguetón”, dijo Wilson.
Hay una larga historia, dijo, de pánico moral hacia la música popular.
“Madonna fue súper polémica cuando salió y hoy en día a nadie le para un pelo”, dijo Wilson.
Andrea Sañudo, de 36 años, quien trabaja en una empresa de logística en Medellín, dijo que durante años ha escuchado reguetón. La música, dijo, “te atraviesa” y “hay allí un goce y un disfrute de mi cuerpo, de mi sensualidad”.
“Hace parte de mí”, añadió. “Todos los momentos importantes de mi vida están marcados por una canción de reguetón”.
Como mujer negra y antigua trabajadora social en barrios pobres, dijo que se toma en serio los problemas de explotación y violencia, pero se muestra escéptica ante las críticas a esta canción.
“Esta indignación generalizada de parte de ciertos sectores intelectuales no es genuina, es hipócrita”, aseguró. “Yo trabajé 12 años en territorio y jamás vi las caras de ninguna de estas personitas en la calle conmigo”.
En su opinión, el reguetón es fundamental para la cultura de Medellín.
“El reguetón hace parte de nuestra narrativa y nosotros tenemos que ser más responsables y preguntarnos qué queremos que el reguetón diga de nosotros”, dijo Sañudo. “Pero eso no puede pasar por el sesgo clasista moralista, de decirle al otro que todo lo que usted escucha es malo”.
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