Ahora que 2023 se acerca a su fin, no olvidemos la difícil situación del pueblo cubano | Opinión

El 10 de diciembre, los obispos católicos de Cuba publicaron su tradicional mensaje de Navidad, en el que invariablemente reconocieron las muchas dificultades que experimentan los cubanos comunes, al tiempo que transmitieron un mensaje de esperanza y aliento. Los obispos admitieron que los cubanos sienten con frecuencia que caminan en la oscuridad de la noche.

Ha sido un “año muy difícil”, dijeron, que se ha hecho más doloroso por el continuo éxodo de jóvenes, familias y profesionales que huyen de la desesperanza y la desesperación de Cuba.

Los obispos calificaron de “dramática” la falta de alimentos y medicinas. Mencionaron cómo los presos son extrañados por sus familias y lamentaron la exclusión de las “opiniones legítimas” y la “pluralidad de pensamiento” que, según ellos, pueden enriquecer a la sociedad cubana; sin embargo, los cubanos pueden ser excusados por encontrar este mensaje frustrantemente tímido, teniendo en cuenta que la actual crisis económica es la peor de la isla en 30 años. De acuerdo con el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), el 88% de las familias cubanas viven con menos de $2 al día, lo que coincide con un colapso total de las condiciones de los derechos humanos.

Sacerdotes y monjas valientes de toda la isla expresaron y siguen expresando críticas mucho más contundentes. Por ejemplo, el padre Alberto Reyes, sacerdote de la provincia de Camagüey, se reveló como un crítico frecuente y firme del régimen comunista. En julio le concedió una entrevista a un medio católico, en la que culpó al régimen “totalitario” de reprimir la libertad religiosa “hasta el extremo”.

En agosto, la hermana Nadieska Almeida, madre superiora de las Hijas de la Caridad en Cuba, le concedió una entrevista a la aclamada escritora cubana Zoe Valdés, en la que culpó al régimen gobernante de empobrecer a los cubanos, acusó al sistema comunista de buscar “aplastar al ser humano” y dijo “Somos prisioneros en una isla que muchos han olvidado”.

Al acercarse el 2023, temo que la hermana Almeida tenga razón.

Ignorar la difícil situación del pueblo cubano y sus gritos desesperados de libertad no sucede por sí solo. El régimen cubano, con la ayuda de naciones simpatizantes, sigue trabajando asiduamente para garantizar que el mundo siga lamentablemente desinformado, si no es que ciego, ante la horrible realidad de la vida de millones de cubanos.

Algunos de nosotros fuimos testigos de este encubrimiento el mes pasado en el Examen Periódico Universal (UPR) de Cuba, un mecanismo de la Organización las Naciones Unidas (ONU) que permite a los estados miembros revisar sistemáticamente el historial de derechos humanos de un país. Con algunas excepciones, la sesión fue un desfile de declaraciones de felicitación sobre los supuestos logros de Cuba en materia de derechos humanos, mencionando superficialmente iniciativas como la adopción de una nueva Constitución en 2019 y la actualización del código de familia del país para reflejar un enfoque más liberal del género y la sexualidad.

No importa que la nueva constitución haya debilitado de hecho las protecciones a la libertad religiosa de la constitución anterior y que el nuevo código de familia amenace con que el estado se hará cargo de la custodia de los niños cuyos padres rechacen el adoctrinamiento comunista. Estos estados miembros, algunos de los cuales están ansiosos por ocultar sus propios abusos contra los derechos humanos, pasan convenientemente por alto los miles de presos políticos cubanos, los ataques del gobierno contra las iglesias independientes y la intolerancia del régimen hacia la sociedad civil independiente y los activistas de derechos humanos.

Afortunadamente, hubo algunos estados miembros lúcidos, como los Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia y Estados Unidos, cuyas declaraciones estaban conectadas con la realidad. Estos estados instaron a Cuba a ponerle fin a sus violaciones de los derechos humanos fundamentales, a liberar a los presos políticos y a ratificar convenios internacionales clave en materia de derechos humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR).

Con las numerosas crisis mundiales que exigen atención, puede ser fácil pasar por alto la situación de nuestros hermanos y hermanas cubanos. La organización que dirijo, Outreach Aid to the Americas, se dedica a ayudar a los más vulnerables y a defender los derechos de los oprimidos, no solo en Cuba, sino también en el resto del continente americano. Los invito a unirse a nosotros en esta labor con sus oraciones y ayudándonos a enviar a los cubanos una ayuda que les cambiará la vida. Cada uno de nosotros puede hacer algo para que las fiestas navideñas de muchos cubanos sean un poco más alegres.

El Dr. Teo A. Babun es presidente y presidente ejecutivo de Outreach Aid to the Americas, una organización religiosa sin fines de lucro dedicada a servir a las comunidades vulnerables del continente americano a través de la ayuda humanitaria y al desarrollo y la defensa de los derechos humanos. Es autor de numerosos libros, el más reciente siendo “Faith and Freedom in Latin America”, y ha recibido múltiples premios por su labor humanitaria y de defensa de los derechos humanos.

Babun.
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