Solo 15 minutos para defenderse: la precaria situación de los condenados a muerte por protestar en Irán

Mohammad Mehdi Karami contó a su familia que fue torturado durante su detención
Mohammad Mehdi Karami contó a su familia que fue torturado durante su detención - Créditos: @Twitter

TEHERÁN.- Las atrocidades perpetradas por el régimen iraní no cesan. Ya son cuatro los manifestantes oficialmente ejecutados tras los disturbios que comenzaron por la muerte de Mahsa Amini, la joven kurda iraní de 22 años, el 16 de septiembre. Otros tres han sido condenados a muerte por el mismo caso y 11 recibieron penas de prisión.

Los organismos de derechos humanos denuncian el uso de las ejecuciones a disidentes como “una de las mayores armas de represión del gobierno”, como sostuvo la ONG Iran Human Rights. Acusan a Irán de torturar a sus condenados hasta forzar confesiones falsas, para luego enfrentarlos a una pena casi inevitable ya que no se le permite un juicio digno para defenderse.

Tal fue el caso de Mohammad Mehdi Karami, campeón de karate de 22 años, que fue ahorcado el pasado 7 de enero, apenas 65 días después de haber sido detenido. Había sido declarado culpable por el presunto asesinato de un miembro de la milicia paramilitar Basij durante las protestas en la ciudad de Karaj, al oeste de Teherán. Solo tuvo 15 minutos para defenderse ante un tribunal, según fuentes que declararon a la BBC.

Mohammad Mehdi Karami y Seyyed Mohammad Hosseini, principales autores del crimen que condujo al injusto martirio de Ruhollah Ajamian, fueron ahorcados esta mañana”, declaró entonces el poder judicial en un comunicado recogido por la agencia oficial de noticias IRNA.

Su muerte despertó una nueva oleada de indignación a nivel mundial. La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, publicó en su cuenta de Twitter que Karami y Hosseini - ejecutado ese mismo día- eran “algo más que dos hombres”.

“[Fueron] ahorcados por el régimen de Irán porque no quisieron someterse a sus brutales e inhumanas acciones. Otros dos destinos terribles que nos animan a aumentar la presión sobre Teherán a través de la Unión Europea”, escribió.

El juicio

Acusado del delito capital de “corrupción en la Tierra”, un término coránico y cargo que se ha imputado a otras personas en las décadas transcurridas desde la Revolución Islámica de 1979 y que conlleva la pena de muerte, Karami fue juzgado ante un Tribunal Revolucionario de Karaj el 30 de noviembre junto con otras 16 personas, entre ellas tres niños.

Los tribunales no permiten a los enjuiciados elegir a sus propios abogados ni ver siquiera las pruebas contra ellos. Tampoco habilitan la presencia de periodistas ni de familiares, por lo que sucede puertas adentro es un misterio.

Amnistía Internacional sostuvo que los juicios “no se parecen en nada a un procedimiento judicial significativo”.

La televisión estatal, acusada por activistas de reproducir confesiones coaccionadas, emitió imágenes muy editadas que mostraban a Karami hablando sobre el atentado ante el Tribunal Revolucionario, que también mostró una recreación del ataque, según afirman los fiscales.

En uno de esos videos, Karami aparece visiblemente angustiado mientras “confiesa” haber golpeado en la cabeza con una piedra al miembro paramilitar, según relevó la BBC.

Su abogado de oficio no impugna ni discute este hecho y, en su lugar, pide perdón al juez. Karami dice entonces que ha sido ´engañado´ y se sienta”, detalló el medio.

Karami recibió el veredicto el 5 de diciembre: había sido condenado a muerte. Los videos de su padre llorando desconsoladamente sobre su tumba conmovieron a las redes sociales.

“Papá, nos han dado el veredicto. El mío es la pena de muerte. No le digas nada a mamá”, recordó su padre en una entrevista al periódico Etemad.

El joven deportista confesó a su familia días previos a su ejecución que había sufrido “graves torturas físicas, sexuales y psicológicas” y que en el momento de su detención los efectivos policiales iraníes “le propinaron tal paliza que se desmayó”, indicó la ONG iraní 1500tasvir, que sostuvo que su muerte se basó “en una confesión obtenida mediante torturas muy severas”.

La organización agregó que los agentes de seguridad habían “tocado los genitales todos los días y amenazado con violarlo” a Karami durante los interrogatorios.

En conversación con Etemad, el padre del campeón de Karate afirmó que había contactado a uno de los abogados de derechos humanos más destacados de Irán, Mohammad Hossein Aghasi, tras varios intentos fallidos de apelar al abogado de oficio.

“Mohammad me llamó desde la cárcel tres veces y me pidió que lo representara. Sus padres también me instaron a que representara a su hijo”, declaró Aghasi.

A pesar de sus esfuerzos por escribir al tribunal local y luego al Supremo Tribunal, sus cartas fueron ignoradas o rechazadas.

El caso de Karami podría replicarse en otros detenidos que están a la espera de un juicio. La ONG 1500tasvir informó que el joven Majid Kazemi y otros dos hombres podrían ser condenados a la ahorca por el supuesto asesinato de dos miembros Basij y un policía, “sin evidencia”. Majid aseguró que fue obligado a expresar confesiones falsas bajo tortura.

Al menos 517 manifestantes han muerto y más de 19.200 personas han sido detenidas, según Human Rights Activists en Irán. Las autoridades iraníes no han facilitado un recuento oficial de muertos y detenidos.

Las protestas comenzaron a mediados de septiembre, cuando Amini, de 22 años, murió tras ser detenida por la policía de la moral iraní por violar supuestamente el estricto código de vestimenta de la República Islámica. Las mujeres han desempeñado un papel protagonista en las protestas, y muchas se han despojado públicamente del velo islámico obligatorio, conocido como hiyab.

Las manifestaciones suponen uno de los mayores desafíos a la teocracia iraní desde la revolución de 1979. Las fuerzas de seguridad han utilizado munición real, perdigones, gases lacrimógenos y porras para dispersar a los manifestantes, según grupos de derechos humanos.

Agencias AP y Reuters