¿A qué le teme AMLO si Sheinbaum luce 'invencible'? El golpe de Estado técnico que no se ha cansado de anunciar

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México | Foto: Luis Barrón / Eyepix Group/Future Publishing via Getty Images
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México | Foto: Luis Barrón / Eyepix Group/Future Publishing via Getty Images

Para que llegue el 2 de junio faltan 80 días. En esa fecha los electores manifestaran con su voto quién gobernará México. Lo obvio será que unos ganarán y otros no. Es la esencia de la democracia.

Las elecciones en México configuran un complejo escenario en el que la disputa por el poder convoca a los partidos y sus candidatos. También intervienen con su apoyo o rechazo diversos grupos de presión, que se manifiestan en demanda de garantías para sus intereses. Las organizaciones criminales demandan espacios de poder por la vía de la disuasión o la violencia en contra de los aspirantes.

La ley electoral sólo pone límites a la participación de los funcionarios públicos cuando, estando en su tiempo laboral, intervengan en los procesos electorales porque estarían implícitamente, utilizando recursos del gobierno para favorecer a algún partido o candidato. Esta limitación incluye al presidente de la república en su calidad de servidor público.

Un grupo de académicos, investigadores, periodistas, políticos y grupos de la sociedad civil publicaron el documento Equidad en los medios: agenda pendiente en el que demandaron equidad de cobertura en los medios de comunicación, tanto cuantitativa como cualitativa, para las campañas a la presidencia de la república. Recordaron que la lucha por la equidad en los medios fue importante para la transición democrática.

Señalaron que el discurso de López Obrador sobre el “cerco mediático” en su contra y la supuesta hostilidad, no resiste el análisis factual.

“La verdad es lo contrario: hoy la presión de Palacio Nacional sobre los medios es similar a la que se ejercía desde Los Pinos en tiempos del antiguo sistema político. La prensa, la radio y la televisión están padeciendo esos embates que buscan privilegiar a la candidata del oficialismo en detrimento de la candidata de la oposición”. (El Financiero, 12 de marzo de 2024)

En su mañanera López Obrador comentó el documento Equidad en los medios: agenda pendiente y dijo que en esa publicación “piden equidad, es el mundo al revés, si tienen todos los medios de información, de manipulación a su favor.”

Acto seguido cuestionó: "Quién sabe qué los trae así, tan nerviosos. ¿Van a dar un golpe de Estado técnico? ¿Van a hacer fraude desde los tribunales? ¿Dónde están los demócratas?".

Interrogada sobre el “golpe de Estado técnico, referido por López Obrador, la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, respondió: “Es una posibilidad para ellos, pero ven que no tienen reconocimiento del pueblo de México porque ellos están muy abajo en reconocimiento popular, y pues están buscando otras formas porque quieren regresar al poder.”

Los comentarios de López Obrador y Claudia Sheinbaum sobre la posibilidad de un “golpe de Estado técnico” motivaron la expresión de interpretaciones que cuestionaron su significado. Quedó abierto el campo para la especulación. Una primera reacción fue la de los partidos de oposición que negaron esa posibilidad.

El doctor Francisco Burgoa, especialista en derecho constitucional, calificó como “sumamente graves y preocupantes” las afirmaciones de López Obrador, porque no tienen sustento jurídico y su único objetivo es ir generando la posibilidad de desconocer los resultados oficiales del TEPJF, encargado de validar y calificar la elección presidencial.

El doctor Burgoa considera que el presidente estaría dejando abierta la posibilidad de que él generaría un autogolpe de Estado. “Diría que el Presidente de la República está generando esta narrativa para que, en caso de que llegásemos a tener un escenario en el que ganara Xóchitl Gálvez, entonces él impulsar esa narrativa y decir: ‘Ven lo que les dije, vamos a desconocer los resultados’. Creo que es la narrativa a la que el Presidente está apostando”. (El Universal, 14 de marzo de 2024)

El solo planteamiento de un golpe de Estado, dicho por el presidente y refrendado por su candidata, implica sembrar la duda sobre la equidad en la contienda electoral y cuestiona la validez de las encuestas que ubican a Claudia Sheinbaum en la punta de los resultados, significando que difícilmente perderá. Su insinuación golpista estaría mostrando que “otros datos”, no divulgados, están advirtiendo que la candidata Xóchitl Gálvez avanza, se acerca y podría ganar.

Insinuar un golpe de Estado, en caso de no ganar, significa que no reconocerán el triunfo de la oposición y están dispuestos a violar la Constitución desconociendo el dictamen final e inapelable del TEPJF.

Una observación adicional para documentar el temor a perder el poder lo estaría arrojando el costo financiero de los grupos que acuden a “apoyar” a las candidatas. La pregunta sería ¿Cuáles van acarreados y se les paga y alimenta y cuáles asisten por su voluntad, sin presión? Si usted tiene el dato podría saber el tamaño del miedo a perder el poder. Eso explicaría la paranoia de YSQ.

Faltan 80 días para que la madre de todas las encuestas, la elección y el sufragio efectivo, diga quién gobernará México. La sucesión presidencial tiene diversos escenarios, el golpe de Estado ya fue sepultado por la historia.

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