Un ex jefe guerrillero lidera las elecciones en El Salvador
SAN SALVADOR (Reuters) - El ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén aventajaba el domingo en las elecciones presidenciales de El Salvador para mantener a la izquierda en el poder, pero no lograba la mayoría absoluta para evitar enfrentarse en segunda vuelta a su rival de extrema derecha. Con sus promesas de continuar y profundizar los planes sociales de su partido gobernante, el ex rebelde del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) obtenía un 48,95 por ciento de los votos, con más del 81 por ciento de los centros de votación procesados. Lo seguía Norman Quijano, de la opositora y derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que se abría camino con propuestas de mano dura para acabar con las violentas pandillas del país, logrando un 38,96 por ciento de los votos. Pero el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Eugenio Chicas, dijo en una conferencia de prensa que los resultados si bien reflejaban una tendencia aún debían ser corroborados. Aunque el tribunal no había hablado sobre la posibilidad de la segunda vuelta el 9 de marzo, los dos candidatos ya lo daban por hecho. "Nos dieron el triunfo en la primera vuelta", dijo Sánchez a periodistas en un hotel capitalino. "Estamos seguros que en la segunda vuelta no van a ser 10 puntos, van a ser mas de 10 puntos". Algunos de sus simpatizantes se reunieron a festejar en las calles, pero otros estaban decepcionados por no haber logrado una victoria contundente. "No me parece justo que por tan poco haya que ir a una segunda vuelta. El esfuerzo ha sido mucho porque queremos que el proyecto continúe en vez de retroceder", dijo Salvador Peraza de 43 años, docente universitario y militante del FMLN. Pero Quijano también aseguró que ganará en el segundo capítulo de la contienda. "El 9 de marzo vamos todos a las urnas y todo el pueblo, junto a nosotros vamos a triunfar", escribió en su cuenta de Twitter el odontólogo de 67 años. MÁS PROPUESTAS, MENOS CONFRONTACIÓN La balanza se inclinará hacia el candidato que logre abundar en sus propuestas, más que enfocarse en la confrontación, dijeron analistas. "Esperamos un giro en términos de la campaña y de las propuestas, creo que generaría más interés en el electorado", dijo la directora de opinión pública de la Universidad Centroamericana (UCA), Jeanette Aguilar. Cálculos de Aguilar pronostican que en una segunda ronda, los votos del partido del ex presidente Antonio Saca -que estaba en un distante tercer lugar en el conteo- irían en un 60 por ciento a Quijano y un 25 por ciento a Sánchez. El exguerrillero, que dejó hace años la clandestinidad y la lucha armada, ha prometido profundizar los populares programas sociales del mandatario Mauricio Funes, como el reparto de útiles y uniformes escolares así como garantizar un vaso de leche diario a cada niño en edad escolar. El programa escolar tuvo gran impacto en un país donde la pobreza alcanza casi al 30 por ciento de la población y la falta de empleos es crónica por la baja inversión. Pero el hecho de haber estado vinculado a la guerra civil, que duró 12 años hasta 1992 y dejó unos 75.000 muertos, ha generado el rechazo de algunos salvadoreños por el candidato oficialista en un país aún dividido por las cicatrices de ese conflicto. ENTRE EL AMOR Y EL MIEDO Del otro lado del ring, su rival Quijano ha confesado su admiración por el fundador de su partido, Roberto D'Aubuisson, un hombre que fue acusado de ser el organizador de escuadrones de la muerte culpables de masacres durante la guerra civil. Durante los días previos a las elecciones, el propio presidente Funes buscó sacar partido y ganar adeptos con un caso de presunta corrupción del expresidente de Arena, Francisco Flores (1999-2004), que hasta hace unos días fue asesor de Quijano por presunto desvío de 10 millones de dólares donados por Taiwán para asistir a víctimas de dos terremotos. Funes, un locuaz periodista de televisión no afiliado previamente al FMLN, dio la primera victoria electoral a la antigua guerrilla en 2009, pero esta vez el partido decidió ir con uno de sus antiguos comandantes. Quijano dirigió sus palabras contra las pandillas o maras, a las que aseguró que combatiría movilizando todo el Ejército si es necesario. Y esto, a pesar de que las dos principales organizaciones delictivas, la Mara Salvatrucha y el Barrio 18, se encuentran en una tregua acordada en marzo de 2012 que permitió una fuerte reducción de los homicidios. El Gobierno dice que los asesinatos en el país se redujeron desde una tasa de 66 por cada 100.000 habitantes en 2010, una de las más altas del mundo, a 40 por 100.000 el año pasado por el armisticio entre las maras, que libraban encarnizadas luchas entre sí, aunque los pequeños empresarios se quejan de que los siguen extorsionando. Quijano denuncia que el Gobierno pactó con las maras al haber trasladado a sus principales jefes, que están en prisión, a penales con condiciones más benévolas de reclusión a cambio de que acordaran la tregua. /Por Anahí Rama y Nelson Rentería/