Muchelney, el pueblo británico convertido en isla por las inundaciones

El pequeño pueblo británico de Muchelney -'isla grande', en sajón- quedó aislado por las inundaciones excepcionales que ha sufrido Inglaterra y sus vecinos participan de la indignación general por la gestión de la ayuda. El pueblo está en el corazón de Somerset Levels, una llanura pantanosa del oeste de Inglaterra, con 11.500 hectáreas bajo las aguas después de que enero se convirtiera en el mes más lluvioso que Reino Unido ha conocido desde 1910. De repente, los 150 habitantes del pueblo se convirtieron en náufragos. Otros pueblos están en una situación parecida, librados a los elementos, atrincherados tras sacos de arena con la esperanza de detener la crecida de las aguas. Sólo el pasado fin de semana, 180 casas quedaron sumergidas y el ejército está listo para intervenir porque el miércoles se esperan nuevas lluvias. Ante una situación que no deja de empeorar, el gobierno afronta la ira creciente de los afectados, que le acusan de no movilizar todos los medios y de sacrificar el campo. En visita a la región, el ministro de Medio Ambiente, Owen Patterson, tuvo una recepción fría. Este martes, el príncipe Carlos visitó la región para mostrar la solidaridad real. En Muchelney, están acostumbrados a las inundaciones. "Aquí, detuvieron a (Oliver) Cromwell (en el siglo XVII) cuando iba a atacar las iglesias", dice sonriendo Catherine Denny, profesora jubilada, hablando del parlamentario republicano que acabó con el rey Carlos I y su régimen. "Pero este año está siendo excepcionalmente largo", constató, mientras mostraba los frescos de la abadía del siglo X. El pueblo, situado en una pequeña colina, está aislado por las aguas desde el 3 de enero. Todas las vías de acceso están cubiertas, a veces por dos metros de agua, y la única manera de llegar al pueblo es con barca. Pilotada por policías o socorristas, la barca sigue el camino de una pequeña carretera. A medio trayecto, aparece el techo de un coche gris abandonado a las aguas por su propietario. Todo se ha complicado: ir al trabajo, llevar a los niños a la escuela -con sus chalecos salvavidas-, o ir al supermercado. "Hacen falta dos horas y media para ir a buscar una botella de leche", afirma Nigel Smith, un vecino. "Nos organizamos", narra Catherine Denny, que prefiere quedarse con esos momentos de solidaridad vecinal ("¿Tienes patatas? Te traigo pan") y con el recuerdo de la "fiesta" que hicieron en la iglesia y a la que cada uno trajo lo que pudo. "La gente dice que habría que hacer algo, pero, francamente, no sé qué. Ahí está el río y todo alrededor (de la colina) es llanura. Si no lo aceptas, no hace falta que te instales aquí", sentenció. Es justo lo que sugiere el gobierno, que se pregunta si hay que proteger todas esas tierras inundables y poco habitadas, a las que la gente se fue a vivir con pleno conocimiento de su vulnerabilidad. "Tenemos que tomar decisiones difíciles y delicadas sobre lo qué intentamos proteger y dónde", escribió en un artículo en el Daily Telegraph Chris Smith, responsable de la Agencia del Medio Ambiente, preguntándose si los contribuyentes estaban dispuestos a pagar para construir diques en todos los rincones del país. "Construir diques cuesta caro", recordó Smith. El primer ministro David Cameron prometió cuatro millones de libras para dragar el lecho de los ríos, pero la mayoría de los expertos estima que no servirá de nada. "Batirse contra la naturaleza no conduce más que al fracaso. La única solución sensata es retirarse", estimó Colin Thorne, profesor de geografía física de la Universidad de Nottingham, citado por el Daily Telegraph. Los ecologistas piensan igual y sueñan con convertir la zona en una reserva natural de marismas, algo así como la Camarga francesa o el delta del río Ebro, en España. Para Robin Bord, harto de ver cómo sus campos se pudren bajo su mirada en Muchelney, se trata de ideas "asquerosas". "Nací aquí y siempre hubo inundaciones, pero no tantas ¿Por qué? Porque no se han dragado los ríos en 20 años. En vez de eso, preferimos gastar veinte millones de libras para un santuario para pájaros. Los del gobierno prefieren los pájaros a las personas". El vecino Nigel Smith se lo toma con más filosofía. "Los que de verdad están hartos son aquellos directamente afectados por las inundaciones, los que perdieron la casa. Los otros, sobre todo se aburren", dijo, escrutando el húmedo horizonte. Unos campos inundados alrededor de Burrowbridge, en Gran Bretaña, el 31 de enero de 2014 Un bombero espera un bote de servicio humanitario entre el pueblo inundado de Muchelney y Langport, en Gran Bretaña, el 31 de enero 2014