Gobierno de Tailandia declara estado de emergencia mientras protestas continúan

Por Pracha Hariraksapitak BANGKOK (Reuters) - El Gobierno de Tailandia declaró el martes estado de emergencia por 60 días a partir del miércoles, señalando que busca impedir que escalen las protestas que llevan ya dos meses y que tienen como objetivo sacar del poder a la primera ministra, Yingluck Shinawatra. El decreto, que se aplica a Bangkok y a provincias aledañas, confiere a las agencias de seguridad la potestad para imponer toques de queda, detener a sospechosos sin cargos, censurar a los medios, prohibir reuniones políticas de más de cinco personas y declarar una veda al acceso a ciertas áreas de la capital. "Lo necesitamos, porque los manifestantes han cerrado edificios del Gobierno, bancos y han escalado una situación que ha dejado lesionados y muertos. El Gobierno ve la necesidad de anunciar el decreto de emergencia para mantener la situación bajo control", comentó el ministro del Trabajo, Chalerm Yoobamrung, en una conferencia de prensa emitida por televisión a nivel nacional. El Gobierno no tenía planes de intentar dispersar a los manifestantes durante la noche, agregó, sin entrar en detalles. El ministro formuló sus comentarios tras una reunión de gabinete que tuvo que ser realizada en cuarteles de la Fuerza Aérea en el norte de Bangkok, debido a que los manifestantes han impedido durante semanas que Yingluck use sus oficinas en la Casa de Gobierno. "Utilizaremos negociaciones pacíficas con los manifestantes, en línea con las normas internacionales (...) Le hemos dicho a la policía que opere bajo las normas internacionales, que sean pacientes con los manifestantes", dijo Yingluck el martes a los periodistas. Agregó que la policía y no los militares se ocuparán de mantener el control durante las manifestaciones. Las protestas, que ahora están en su tercer mes, han cerrado partes de la capital en el más reciente episodio de un conflicto político de ocho años que ha tenido brotes esporádicos de violencia. En las protestas se enfrentan miembros de la clase media y del estamento monárquico contra partidarios -mayormente de las clases más pobres- de Yingluck y de su hermano, el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que fue derrocado por los militares en el 2006. Los manifestantes quieren suspender lo que dicen que es una democracia dirigida por el multimillonario autoexiliado Thaksin, a quien acusan de nepotismo y corrupción, y erradicar la influencia política de su familia mediante la alteración de arreglos electorales. En un hecho potencialmente preocupante para Yingluck, cuya base de poder depende fuertemente del apoyo rural, algunos campesinos han amenazado con unirse a los manifestantes si no reciben un pago por su arroz. Un plan en virtud del cual a los campesinos se les garantiza un precio por sobre el de mercado por su arroz ha sido central para el programa de Gobierno, pero a medida que aumenta la presión sobre las finanzas, algunos campesinos se quejan de que han esperado tres o cuatro meses para recibir sus pagos. Las manifestaciones también están comenzando a complicar la situación de la segunda mayor economía del sudeste asiático. El lunes, la subsidiaria tailandesa del gigante automotor Toyota Motor Corp, que también es uno de los mayores inversores extranjeros en Tailandia, dijo que podría reconsiderar un plan de gastos por 600 millones de dólares e incluso recortar la producción si la agitación se prolonga. Y algunos economistas prevén que el banco central se verá forzado a reducir aún más las tasas de interés para dar un impulso a la economía cuando se reúna el miércoles. (Reporte adicional de Apornrath Phoonphongphiphat y Panarat Thepgumpanat; escrito por Alan Raybould y Jonathan Thatcher. Editado en español por Ana Laura Mitidieri/Patricio Abusleme)