El misterioso asesinato de un presidente latinoamericano

Estatua de José Antonio Remón Cantera en al sede de la Policía Nacional de Panamá. (Wikimedia Commons)
Estatua de José Antonio Remón Cantera en al sede de la Policía Nacional de Panamá. (Wikimedia Commons)

Muy pocos en América Latina se acuerdan de José Antonio Remón Cantera, quien fuera presidente constitucional de Panamá de 1951 a 1955. Remón fue muerto a tiros en el Club House del hipódromo Juan Franco de Ciudad Panamá, que hoy lleva su nombre, al término de una carrera donde uno de sus caballos favoritos había salido vencedor.

Era el domingo 2 de enero de 1955, y el presidente Remón festejaba en el palco presidencial del hipódromo la victoria de su yegua Valley Star. A las 7:30 P.M., amparándose en la sombra del anochecer y en unos frondosos hibiscos que crecían a medio centenar de metros, unos individuos, de cuyo número e identidad no se tiene certeza hasta la fecha, abrieron fuego con fusiles ametralladoras y pistolas hacia el sitio donde se encontraba el Presidente.

Por unos instantes, las personas que acompañaban al mandatario pensaron que se trataba de disparo de voladores; pero el atentado dejaría un saldo de tres muertos. Remón dándose cuenta de lo que ocurría atinó a decir antes de ser alcanzado por dos disparos: "esos no son cohetes". Las balas le perforaron la vena cava inferior, el intestino grueso y la aorta abdominal. Antonio Anguizola y José María Peralta, dos de sus guardaespaldas, se contaban entre las otras bajas. Una cuarta víctima, asociada con este magnicidio —el único en la historia de Panamá— fue el jinete Danilo Souza, quien, en el momento de bajar al Presidente para trasladarlo al hospital, donde habría de fallecer dos horas más tarde, fue visto en manos de unos desconocidos. Días después se supo que Sousa falleció dentro de un auto de la policía, acaso con el propósito de acallar a quien podría haberse convertido en un testigo incómodo.

José Antonio Remón tenía sólo 46 años en el momento de su muerte. Había ingresado muy joven en la Policía Nacional y había alcanzado la jefatura de este cuerpo a los 42 años, desde el cual participó directamente en la remoción de dos jefes de Estado: Daniel Chanis, cuya renuncia provocó en 1949; y Arnulfo Arias en cuyo derrocamiento (1951) tuvo una participación protagónica. Electo a la presidencia ese mismo año, Remón impuso una política de control interno y de acercamiento a Estados Unidos en el contexto del enfrentamiento de bloques, a tenor con la cual reprimió a los comunistas y también los partidos que se le oponían. Negoció, asimismo, con el gobierno de Eisenhower nuevos arrendamientos en la Zona del Canal que pueden considerarse ventajosos para Panamá.

Contrario a lo que podría esperarse ante el asesinato de un jefe de Estado y de forma tan escandalosa, las autoridades fueron incapaces de acusar seria y definitivamente a nadie respecto a este crimen, pese a que trajeron a varios especialistas extranjeros, entre ellos al cubano Israel Castellanos, considerado uno de los primeros criminólogos del continente.

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Desde el principio, las autoridades comenzaron a dar palos de ciego cuando, sólo 12 días después de la tragedia, La Asamblea Nacional ordenaba el arresto de Ramón Guizado, primer vicepresidente con Remón, que había asumido la presidencia a la muerte de éste y a quien había involucrado Rubén Miró Guardia, tenido por autor material del magnicidio, por confesión propia. Guizado, condenado por el cuerpo legislativo a 6 años y 8 meses de prisión, fue exculpado, después de haber cumplido tres años de cárcel, de toda participación en el crimen. Para entonces, ya el propio Miró se había retractado de la confesión en que se autoincriminaba. La justicia volvía a tener, pues, las manos vacías.

A pesar de ser detenido en múltiples ocasiones Lucky Luciano casi siempre se libró de la justicia. (AP)
A pesar de ser detenido en múltiples ocasiones Lucky Luciano casi siempre se libró de la justicia. (AP)

La principal sospecha recaía entonces en el norteamericano Irving Martin Lipstein, que había llegado a Panamá horas antes del atentado y en quien la prueba de la parafina había arrojado resultados positivos cuando le arrestaran en el momento en que intentaba abandonar el país. Sin embargo, días después quedaba en libertad mediante una orden que no llevaba la firma de ningún funcionario competente. Todo parece indicar que Remón pudo haber sido asesinado por órdenes del famoso capo de la mafia italoamericana Lucky Luciano debido a un decomiso de heroína y whisky que le hiciera la policía panameña. Se sabía que Lipstein era un matón profesional al servicio de Luciano.

Aunque el asesinato del presidente Remón nunca ha podido clarificarse, los principales sospechosos de haber realizado el atentado contra su vida murieron también violentamente: Irving Lipstein fue asesinado años después en México y Rubén Miró recibió 38 balazos la noche de Año viejo de 1969.