Los monos que fueron al espacio

Si lo miramos en todo su conjunto, la conquista del espacio seguramente haya significado el mayor esfuerzo colectivo de la Humanidad a lo largo de toda la Historia. Desde los primeros ensayos de cohetes en los inicios del siglo XX hasta el último lanzamiento con éxito de un rover rumbo a Marte la semana pasada, el camino hacia las estrellas está repleto de hombres y mujeres que pusieron todo su talento, conocimiento y trabajo en la conquista de una nueva frontera.

Sin embargo, no siempre nos acordamos que en estos logros también existieron otros protagonistas, algo más olvidados, pero que también fueron indispensables en el avance aeroespacial. Por eso cuando me refiero a la Humanidad, quizá no estoy siendo del todo justo y a nuestro esfuerzo deberíamos añadir la inestimable ayuda de otros seres vivos.

Durante esta semana, la Revista Life nos ha recordado que también se cumplen 50 años del viaje del chimpancé Ham al espacio y lo ha hecho con una serie de fotografías históricas de aquella época.

La carrera del "mono en el espacio" comenzó a principios de la década de los 50, cuando la NASA "reclutó" a unos 65 chimpancés procedentes de África con el objetivo de entrenarlos en la base Holloman en New Mexico. En los siguientes años, fueron preparados para la tarea espacial siendo lanzados al espacio un total de 32 de ellos (de 1948 hasta 1970). Su historia no es fácil y está llena de tristes momentos, hazañas por sorpresa y éxitos espaciales.

De todos ellos y tras un selectivo entrenamiento resultaron elegidos seis chimpancés entre los que se encontraba Ham, quien se convertiría (3 meses antes que el camarada Gagarin) en el primer homínido en alcanzar el espacio.

La fecha que conmemoramos nos lleva al 31 de enero de 1961, día en el que el chimpancé Ham salió al espacio realizando un viaje de 16 minutos y 39 segundos y que, a pesar de varios problemas en la aceleración del cohete, logró volver con vida.

Aquella hazaña homínida dio paso a nuevos tripulantes espaciales que siguieron la estela de Ham y entre los que se encuentra Enos, un segundo chimpancé que dio toda una sorpresa a los ingenieros de su misión.

Durante aquellos vuelos, los chimpancés estaban entrenados para accionar una serie de palancas con las que recibían un trozo de plátano si lo hacían bien y una pequeña descarga eléctrica si se equivocaban de palanca. Sin embargo, en la misión del chimpancé Enos, algo salió mal y las palancas correctas daban por error descargas eléctricas al accionarlas.

Los ingenieros pensaron que aquello sería el final de la misión, puesto que estaban seguros de que el chimpancé, al no ser recompensado con el plátano sino con una descarga, terminaría pulsando las palancas incorrectas... no fue así, el chimpancé Enos, comprendió que algo no iba bien respecto a los entrenamientos y fue capaz de accionar las correctas, a pesar de no recibir su recompensa y de soportar aquellas descargas.

En definitiva, la historia del espacio también estuvo llena de buenas anécdotas y trabajo duro por parte de otros compañeros de viaje a los que no estaría mal recordar de vez en cuando.