¿Un cerebro de pollo en KFC?
El joven británico Ibrahim Langoo era un fiel cliente del restaurante Kentucky Fried Chicken (KFC) cercano a instituto donde estudia teatro musical. Pero nunca más regresará, luego de un repugnante hallazgo que hizo días atrás durante un rápido almuerzo antes de regresar a clases. En lugar de sus piezas de pollo empanadas, el adolescente halló un fragmento de algo parecido a un cerebro.
"Tiré todo en mi bandeja inmediatamente. De pronto comencé a sentirme mal, realmente enfermo", declaró al diario británico The Sun. A pesar de sus quejas al personal del restaurante, nadie quiso ayudarlo. Asqueado por el incidente el adolescente abandonó el lugar, invadido por la idea de que podría haberse comido el extraño órgano sin darse cuenta.
"KFC dice que lo lamenta y se preocupan por mi experiencia pues mantienen ‘rigurosos estándares’, pero aún no me convencen", aseveró Langoo, quien reside en la ciudad inglesa de Colchester, unos 80 kilómetro al noreste de Londres.
En efecto, un vocero de KFC en el Reino Unido deploró lo ocurrido. "Aunque no hemos recibido el producto, nos parece por la fotografía que desafortunadamente en esta ocasión un hígado, y no un cerebro como se ha dicho, se deslizó en el proceso de preparación", sostuvo el representante de la multinacional.
"Lo sentimos mucho por la experiencia del señor Langoo, y si bien no había riesgos para la salud, concedemos que fue desagradable", reconoció.
El episodio del cerebro-hígado que arruinó el almuerzo de Langoo ha recorrido Internet. Sin embargo, como recordó un comentarista en el diario The Sun, se trata de una historia repetida antes en la cadena de comida rápida, cuya reputación no se ha desplomado por estos desventurados hallazgos.
En octubre de 2010 un hombre descubrió otro fragmento de hígado en su ración de pollo, servida en un KFC del poblado inglés de Swindon, 130 kilómetros al oeste de la capital británica. Barry Humphries también pensó que le habían incluido un fragmento de cerebro en su comida y reclamó una indemnización a la empresa por el repugnante incidente, pero solo le reembolsaron la factura pagada y ni un penique más.
En marzo de 2011 otro estudiante británico fue víctima de uno de estos hígados con apariencia de cerebros. Entonces los expertos en seguridad de los alimentos consultados coincidieron en un veredicto similar al de KFC: el hígado intruso no representaba amenaza alguna para la salud de los comensales.
Y a fin de cuentas, el hígado de pollo se comercializa en los supermercados, junto a otras vísceras como el corazón. Una búsqueda en Internet devolverá decenas de exquisitas recetas a partir de estas y otras partes de la popular ave. Según especialistas en nutrición, este órgano contiene cantidades notables de vitamina B12, B2 y B5, entre otras, todas beneficiosas para nuestra salud.