¿Quién mató al proyecto ambiental Yasuní ITT?

La decisión de Correa ha despertado el rechazo de la sociedad civil ecuatoriana (EFE)
La decisión de Correa ha despertado el rechazo de la sociedad civil ecuatoriana (EFE)

El fracaso del proyecto Yasuní ITT ha conmocionado a la comunidad internacional, que consideraba esa iniciativa de conservación de la Amazonía ecuatoriana como precursora de futuras políticas ambientales en el mundo. Mientras el gobierno de Ecuador acusa a los países desarrollados por este desenlace, expertos y representantes de grupos ecologistas apuntan a Quito como principal responsable del fiasco.

El presidente Rafael Correa ha afirmado que su administración necesita el petróleo reservado en las selvas amazónicas para financiar planes sociales. A su juicio la “gran hipocresía” y la “lógica del poder” prevalecientes en el planeta condenaron a Yasuní ITT. Sin embargo, durante sus dos mandatos el gobernante ha acumulado un expediente de relaciones difíciles con los defensores del medio ambiente.

¿Es Rafael Correa un campeón de las causas ambientales y la promesa no explotar el Yasuní un compromiso verdadero con la Amazonía? ¿Qué ha hecho el gobierno de Alianza País para transformar un modelo económico basado en la explotación extensiva de los recursos naturales?

Correa ha acusado de infantilismo a quienes se oponen al desarrollo petrolero y la minería (AFP)
Correa ha acusado de infantilismo a quienes se oponen al desarrollo petrolero y la minería (AFP)

El fin previsible de Yasuní ITT

Ecuador había propuesto no extraer unos 846 millones de barriles de petróleo localizados en el parque Nacional Yasuní a cambio de una compensación internacional de 3.600 millones de dólares. Ese dinero, administrado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), debía recaudarse a lo largo de 12 años. Aún faltaban seis años para la fecha tope, fijada por Correa ante la Asamblea General de la ONU.

Pero las dificultades para el éxito de la iniciativa comenzaron pronto. En 2009 el mandatario se abstuvo de asistir a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Copenhague, que habría servido para impulsar el reconocimiento internacional del proyecto. Un mes después desmanteló la comisión que negociaba el establecimiento del fideicomiso con el PNUD. Además, amenazó con iniciar la prospección petrolera seis meses después si no se alcanzaba un acuerdo sobre el manejo de los fondos.

La prensa ecuatoriana había revelado en abril de 2009 los detalles de un plan de explotación de los yacimientos de Yasuní ITT. El llamado “Plan B” se convirtió en el núcleo de lo que algunos críticos del gobierno de Quito han calificado como “chantaje ambiental”. La exploración en bloques aledaños a la zona protegida por el proyecto despertó también la suspicacia dentro y fuera de Ecuador.

En febrero pasado, en medio de la campaña electoral, el candidato izquierdista Alberto Acosta denunció la construcción de la infraestructura necesaria para iniciar la prospección en Yasuní ITT. En uno de sus discursos de campaña, el exministro de Energía y Minas aseguró que Correa abandonaría el proyecto de ser reelegido y culparía del fracaso a los países desarrollados.

El expresidente de la parte ecuatoriana del proyecto, Roque Sevilla, cuestionó el interés de Quito en preservar la selva amazónica. En entrevista al diario El Comercio, el político apuntó a la “desesperación por el petróleo, el dinero fácil y el negocio ligado a esa actividad” como las causas fundamentales de un eventual fracaso.

“En la iniciativa ITT no hay tuberías, bombas, helicópteros, abogados ni compradores de petróleo. Lo que hay son guardaparques, participación de la comunidad en proyectos turísticos. Ahí no hay mucha plata para señores de camisa almidonada”, afirmó el ambientalista. Una semana después Correa anunció la apertura definitiva del Yasuní a la explotación del crudo.

Las comunidades indígenas ecuatorianas han desafiado la explotación de recursos naturales en su territorio (Yasuni Waorani Camp - Flickr)
Las comunidades indígenas ecuatorianas han desafiado la explotación de recursos naturales en su territorio (Yasuni Waorani Camp - Flickr)

Petróleo, minas y conflictos con los indígenas

El presidente ecuatoriano exhibe un vasto expediente de enfrentamientos con las comunidades indígenas y los grupos ecologistas del país suramericano. Correa no ha dudado en reprimir las protestas contra los planes de construcción de hidroeléctricas y minas, al tiempo que los tribunales han procesado a líderes campesinos e indios bajo cargos de terrorismo.

Correa anunció en enero de 2012 el inicio de la “nueva era minera”. El gobierno de Alianza País abrió entonces varias zonas para que empresas extranjeras explotaran yacimientos de cobre, oro y otros minerales. Aunque el oficialismo defendió esa estrategia como una vía para reducir la dependencia del petróleo, el desarrollo de la minería también ha sido criticado por reproducir un modelo económico sustentado en la extracción de recursos naturales, a pesar de sus efectos sobre el medio ambiente.

Meses después la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en contra del gobierno ecuatoriano en el caso del pueblo Sarayaku. Esta comunidad indígena había denunciado la complicidad de la administración Correa con la Compañía General de Combustibles de Argentina en la ilegal prospección petrolera de su territorio.

No obstante, Quito ha abierto a licitación pública grandes zonas de la Amazonía ecuatoriana, con el objetivo de atraer nuevas inversiones en el sector petrolero.

Correa ha asegurado que solo se explotará una milésima parte del Parque Nacional Yasuní y ha prometido un riguroso control estatal sobre los riesgos ambientales. Pero los expertos coinciden en que las consecuencias sobre el ecosistema de esa reserva natural serán devastadoras.

En su entrevista para El Comercio, Roque Sevilla describió el procedimiento de exploración petrolera, que comprende la deforestación, la explosión de cargas de dinamita y el uso de plantas eléctricas para extraer el crudo. El etnólogo alemán Philipp Gondecki, asistente del Programa Yasuní para los Pueblos Indígenas Aislados, ha advertido también sobre el impacto en la fauna local y la presión sobre las comunidades indígenas.

“Van a hacer pedazos al parque”, sentenció Sevilla.

La riqueza del Yasuní

Según un estudio de la Universidad de Texas en Austin, el Parque Nacional Yasuní alberga la mayor diversidad biológica de América del Sur y una de las más ricas del mundo. Solo en una hectárea de esa zona de la selva amazónica pueden crecer hasta 655 especies de árboles, una cifra superior a todo el catálogo de América del Norte.

Los científicos también han encontrado poblaciones de aves, anfibios e insectos en volúmenes prácticamente inexistentes en otras regiones del planeta.