Estados Unidos: La pugna por las armas de fuego

La matanza en Newtown despertó el debate sobre el control de armas (EFE)
La matanza en Newtown despertó el debate sobre el control de armas (EFE)

Una legislación sobre el control de la venta de armas en Estados Unidos podría resucitar en un futuro no tan distante, a juzgar por recientes declaraciones de senadores demócratas y republicanos. La derrota de la iniciativa legal en el Congreso en abril pasado disparó las presiones sobre los políticos en Washington, cuyo voto contrario a la opinión de la mayoría de los estadounidenses tendría consecuencias en las próximas elecciones legislativas de 2014.

Del lado opuesto, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) consideró el fracaso de la ley como una gran victoria. Sin embargo, la organización que defiende el derecho constitucional de los norteamericanos a portar armas enfrenta transformaciones internas y nuevos desafíos nacionales que amenazan con trastocar su tradicional intransigencia.

“Este fue un día vergonzoso para Washington”, dijo Obama el 17 de abril (Reuters)
“Este fue un día vergonzoso para Washington”, dijo Obama el 17 de abril (Reuters)

La batalla en el Congreso

El 17 de abril pasado la propuesta de ley para ampliar el control de los antecedentes de los compradores de armas naufragó en el Congreso al no obtener los 60 votos necesarios. A pesar de los llamados del presidente Barack Obama y el consenso en la sociedad estadounidense a favor de esta medida, cuatro senadores demócratas se sumaron a la bancada republicana y contribuyeron al fracaso.

El jefe de la mayoría en el senado, el demócrata Harry Reid, aseguró el martes que la legislación podría ser discutida nuevamente. “No sé exactamente cuándo la ley regresará al Senado, pero estoy muy satisfecho porque algunos republicanos han expresado su interés por revisar este tema”, dijo el congresista a la prensa.

Reid atacó a los republicanos opuestos a la investigación más estricta de los antecedentes, cuya negativa permite aún que criminales y personas con severos trastornos mentales puedan comprar un arma. “Estoy hombro con hombro con el pueblo de Estados Unidos, no sé qué pensará la NRA, pero yo prefiero permanecer junto al pueblo estadounidense”, afirmó Reid.

Tras la votación de abril los defensores del control de armas acusaron a los legisladores de actuar según conveniencias políticas y no de acuerdo con el interés de la nación. Las encuestas previas mostraban un respaldo de nueve de cada 10 estadounidenses a investigaciones más rigurosas de los antecedentes de los compradores de armamento. Pero el riesgo de perder votos en estados donde la mayoría del electorado suele apoyar el derecho a portar armas inclinó la balanza al final.

Analistas señalaron que el recuerdo de las derrotas demócratas luego de la aprobación de una ley contra el uso de ciertos fusiles de asalto en 1994, además del poder del lobby pro armas encabezado por la NRA y la fuerte oposición republicana a cualquier restricción en este sentido, decidieron el resultado de la votación.

Obama hizo un llamado a los electores a castigar en los comicios legislativos de 2014 a quienes torpedearon la ley. “Este fue un día vergonzoso para Washington”, resumió. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, líder de una coalición de ciudades contra las armas ilegales, prometió utilizar todo el poder de esta organización y parte de su fortuna personal en campañas contra legisladores “más interesados en tratar de proteger sus propias carreras políticas –o cierto falso sentido de la pureza ideológica—que en cuidar la vida de estadounidenses inocentes.”

El mercado libre de las armas

La legislación propuesta por los senadores Joe Manchin (demócrata de Virginia Occidental) y Pat Toomey (republicano de Pennsylvania), exigía la verificación de antecedentes en todas las ventas privadas realizadas en exhibiciones de armas y a través de Internet. Solo quedaban excluidas de esta medida las compraventas entre familiares y amigos.

El Congreso también desestimó la restitución y el endurecimiento de la ley sobre el uso de los fusiles de asalto, vigente entre 1994 y 2004.

En la actualidad alrededor del 40 por ciento de las compras de armas en Estados Unidos se efectúan sin comprobación alguna de los antecedentes de quienes adquieren ese armamento. Según datos del Departamento de Justicia citados por The New York Times, desde que estas investigaciones se iniciaron en 1994, el gobierno federal ha vetado 1,9 millones de transacciones porque los posibles compradores tenían historial delictivo u otros problemas que los desautorizaban a portar armas.

El diario neoyorquino determinó, como resultado una investigación en sitios web como Armslist.com, que la comercialización de armas en Internet escapa al control de las autoridades y permite a cualquier persona adquirir desde una pistola hasta un fusil de asalto, sin importar su expediente criminal. Se estima que unas 60 armas engrosan el mercado ilegal cada día, luego de haber desaparecido de los inventarios de los comerciantes autorizados a venderlas.

La NRA rechaza cualquier limitación nueva al comercio de armas (EFE)
La NRA rechaza cualquier limitación nueva al comercio de armas (EFE)

La libertad armada de la NRA

“Estamos en medio de una lucha trascendental por lo que amamos. Tenemos la oportunidad de garantizar nuestra libertad por la próxima generación o perderla para siempre”, aseveró Wayne R. LaPierre, vicepresidente ejecutivo de la NRA y principal vocero del lobby por armas. En la Convención Anual de esa organización, celebrada en Houston, Texas, renovó sus acusaciones contra Obama y el alcalde Bloomberg por atentar contra los derechos constitucionales de los estadounidenses.

Paradójicamente, la masacre de Newtown atizó también fervor de los amantes de las armas. Las ventas de armamento y municiones se incrementaron en los últimos meses por temor a que las nuevas leyes redujeran el arsenal disponible. La NRA gastó 18,6 millones de dólares el año pasado en campañas para promover sus intereses en el país.

A pesar de su aparente fortaleza, apuntalada ahora por la victoria en el Congreso, la NRA enfrenta importantes desafíos. Entre las amenazas externas, los analistas apuntan al auge de las campañas a favor del control de armas, ejecutadas por grupos con mejor organización y financiamiento que en épocas anteriores. Con cuatro años de administración demócrata por delante, los promotores de regulaciones más estrictas contarán además con el beneplácito de la Casa Blanca.

Por otra parte, los cambios demográficos en la población estadounidense han mermado las bases de apoyo de la NRA y sus aliados. Un estudio del Centro por el Progreso Estadounidense (CAP) reveló que el por ciento de hogares que poseen un arma se redujo de alrededor de la mitad en la década de 1970 a apenas 34 por ciento en 2012.

Una matanza constante

El asesinato de 20 niños y seis adultos en la escuela elemental Sandy Hook en Newtown, Connecticut, en diciembre pasado abrió las compuertas del debate sobre el control de armas en Estados Unidos. En 2012 Estados Unidos fue escenario de otras matanzas, como la del cine Aurora, en Colorado, donde murieron 12 espectadores y 58 recibieron heridas. Según la organización Mother Jones, el año pasado ocurrieron siete tiroteos masivos en territorio estadounidense, en los cuales al menos 151 personas perecieron o fueron heridas.

Se estima que alrededor de 33 estadounidenses mueren diariamente por disparos de armas de fuego. Otros 140 reciben tratamiento de urgencia en los hospitales por esa razón cada día. De acuerdo con las estadísticas compiladas por la Campaña Brady, uno de cada tres norteamericanos conoce a alguna víctima de este tipo de incidente.

No obstante, los crímenes relacionados con armas de fuego han disminuido en las últimas dos décadas. Cifras del Ministerio de Justicia aseguran que los 11.101 homicidios reportados en 2011 representan un descenso de 39 por ciento con respecto a 1993. A pesar de esta reducción, la mayoría de los estadounidenses creen que los asesinatos armados han aumentado, reveló un estudio del Pew Research Center dado a conocer esta semana.