Escándalo por discriminación contra un veterano y su perro


A algunos les parece una falta de respeto y de consideración desmesurada. Una humillación y un caso de discriminación a la vez. Para otros no es más que evitar caer en un montaje que realmente no tiene verdadero fondo ni razón. Y a ojos de la ley podría ser, finalmente, una falta.

Los protagonistas de esta polémica son, por un lado, James Glaser, un veterano de la Guerra de Irak, y su perro Jack. Por el otro figura Russell Ireland, dueño del restaurante Big I’s, en Oxford, Massachusetts. Numerosos habitantes de la región serían los comparsas, con papeles detrás del telón.

Todo gira en torno al perro Jack, según relata la televisora local WHDH. Se trata de un animal de servicio entrenado para dar apoyo a personas que sufren el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), como es el caso de Glaser, quien habría vuelto de la guerra afectado por ese padecimiento mental. Cuando Glaser comienza a sufrir un ataque de ansiedad, lo único que puede ayudarlo a recuperar la tranquilidad es Jack. Aparentemente el perro, según dijo Glaser a la WHDH, detecta cuando su dueño está por sufrir un ataque a causa del TEPT, quizá un momento de ansiedad o de ira, y le provee confort y soporte emocional (Glas mencionó que el perro le toca con su pata el pecho y el cuello) hasta que el problema ceda. Sin Jack el veterano de guerra estaría a merced del trauma que le quedó tras, presumiblemente, experimentar situaciones de violencia o impacto extremos en Irak.

Los perros de servicio para apoyo en casos de padecimientos psiquiátricos también son usados, por ejemplo, para ayudar a personas con depresión y ataques de pánico.

Así, Glaser sale siempre acompañado de Jack, tal como lo hace una persona ciega con su perro guía.

Fue entonces cuando Glaser acudió al restaurante Big I’s. Ireland, el propietario del lugar, según la WHDH, clamó que quería a ese “falso perro de servicio” fuera de su restaurante, en alusión a Jack. Según declaraciones a la televisora mencionada, además de dudar que Jack fuera un verdadero perro de servicio cuestionó qué tanto soporte emocional le puede hacer falta a Glaser para tomar el desayuno. Ireland no permitió que el veterano y su perro se quedaran en su restaurante.

Ireland dijo que Glaser amenazó con demandarlo, pero en cualquier cosa no le permitió la entrada a su local. Pero tal parece que Ireland no comprendió el asunto.

Identificar si alguien con TEPT necesita o no soporte emocional en un momento dado requiere de conocimientos que, presumiblemente, no se adquieren sólo de echar un vistazo a una persona que entra acompañado de un perro.

Además, la ley federal que protege los derechos de las personas con discapacidades (American Disabilities Act) claramente especifica que restaurantes y otros negocios deben permitir la entrada a personas con TEPT acompañadas de sus animales de servicio, según recordó la WHDH.

Ireland se ha mantenido firme en negar que Jack sea un verdadero perro de servicio, por lo que no le vendría mal leer, por ejemplo, la circular del Departamento de Justicia donde se define a este tipo de animal y las consideraciones de ley al respecto (www.ada.gov/service_animals_2010.htm).

Algunos pobladores del lugar han manifestado su rechazo a lo hecho por Ireland, tocando las bocinas de sus autos al pasar por su restaurante y algunos, incluso, han dicho que no volverán a comer allí.

Quizá Ireland también requiere algo o alguien que le tranquilice en momentos de tensión. Pero es poco probable que Jack sea quien le dé ese servicio.

-Jesús Del Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro